XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, 5 de agosto de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA ¡Muy buenos días, hermanos! Sean bienvenidos a la celebración de la Eucaristía del XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, cuando todo parece estar lleno de sabor, sabor a Pan recién horneado, a pan fresco; más aún, a Pan de Vida eterna. Es que el Señor nos cuida en el caminar de nuestras vidas, llenándonos de fortaleza, sustento, consolaciones y alegrías. La vida –aunque tenga momentos de tristeza y de alegría- nos ha sido dada para ser felices. Y no hay mayor felicidad que la de descubrir cómo Dios está muy cerca y nos provee tanto de lo material como de lo espiritual. Él mismo nos acompaña y socorre a cada instante y nos da el verdadero Alimento: el Pan de Vida. Agradezcamos al Señor su amor infinito y adorémosle con todas nuestras fuerzas y capacidades. PENITENCIAL · Señor, no te descubrimos en tus delicados cuidados no te agradecemos por ellos. ¡Señor, ten piedad! · Nos resulta muy sencillo volver a hacer lo negativo, lo que ya p