XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Misa Familiar, 5 de agosto de 2018
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos! Sean bienvenidos a la celebración de la Eucaristía del
XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, cuando todo parece estar lleno de sabor,
sabor a Pan recién horneado, a pan fresco; más aún, a Pan de Vida eterna.
Es que el
Señor nos cuida en el caminar de nuestras vidas, llenándonos de fortaleza, nos
sostiene, nos consuela y alegra, porque Él quiere que seamos felices. Y no hay
mayor felicidad que la de descubrir cómo Dios está muy cerca y nos provee tanto
de lo material como de lo espiritual. Él mismo nos acompaña y socorre a cada
instante y nos da el verdadero Alimento: el Pan de Vida.
PENITENCIAL
· Señor, no te descubrimos en tus
delicados cuidados no te
agradecemos por ellos. ¡Señor, ten piedad!
· Nos resulta muy sencillo volver a
hacer lo negativo, lo que ya parecía superado. Ponemos excusas y arreglamos el
culto a nuestra conveniencia. ¡Cristo, ten piedad!
· Te buscamos, Señor, muchas veces
para conseguir favores. Despreciamos Tu amistad y lo que Tú realmente quieres
darnos. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN A
LAS LECTURAS
Hay momentos en que sentimos que estamos solos con
nuestro dolor; y es entonces cuando Dios se manifiesta con su amor. Y
descubrimos que Dios
marca nuestras vidas con su constante amor y ternura providentes que llegan a
todas sus criaturas. Porque con Él somos criaturas nuevas, hombres nuevos que
no siguen al mundo sino a Cristo, a quien hemos de buscar para que nos dé el
Pan que lleva a la vida eterna. Por eso, tengamos hambre de la Palabra de Dios
–que es Jesucristo- y profundicemos su mensaje.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Dios vela por nosotros. Oremos
por la Iglesia, por cada bautizado, por quienes viven su fe de manera más
radical y por quienes tienen una fe solo para los problemas y emergencias.
Roguemos al Señor.
2. ¿Existe algo que pueda darnos
plenitud? Roguemos por el papa, los obispos, sacerdotes y religiosos. Para que
descubran ese amor sencillo y cercano de Dios, que jamás defrauda, que siempre
es oferta renovada e insuperable. Roguemos al Señor.
3. Sólo Dios permanece para siempre.
Encomendemos al Señor a los gobernantes de los pueblos, para que comprendan que
es el servicio a sus ciudadanos lo que les conseguirá la verdadera felicidad
por haber sido causa de desarrollo y crecimiento en el amor. Roguemos al
Señor.
4. El trabajo de los hombres es
comer y dar de comer a todos. Que comprendamos que nuestros esfuerzos deben
perseguir el bienestar del mayor número de personas. Roguemos al Señor.
5. Jesús nos da de comer el Pan de
Vida, en este aquí y ahora, para el mañana y para siempre. Que nos
acerquemos con confianza a la fuente de la Vida y seamos, así, portadores de la
Vida verdadera. Roguemos al Señor.
6. Jesús, con su vida y su Palabra,
nos mostró cómo es Dios encarnado: compasivo, misericordioso, fiel, capaz de
servir y dar la vida por amor. ¡Que le imitemos siempre! Roguemos al Señor.
7. Comer la Carne y beber la Sangre
de Jesús significan vivir como Él, en entrega, servicio, dedicación y
dispuestos a dar la vida por su causa. Recordemos a quienes necesitan nuestras
oraciones por diversas causas. Roguemos al Señor.
8. Oremos por quienes ya no están,
nuestros difuntos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
· Te presentamos una familia,
fuente de la vida, cobijo en nuestras más esenciales necesidades. Desde ella
percibimos, de manera muy particular, tu amor providente, Señor. Por eso
expresamos nuestra gratitud a Ti, que siempre nos escuchas y estás con
nosotros.
· Te buscaban para que les dieras
pan para saciar su hambre física. Tan vez nosotros también Te buscamos por
recibir favores y milagros tuyos. Te entregamos el pan y el vino
en los que Tú mismo Te nos darás para que tengamos hambre y sed de Ti y vida en
abundancia. ¡Gracias por no desampararnos jamás, Señor!
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