XVII Domingo Ordinario, 29 de julio de 2018



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Recordemos que nosotros y quienes están alrededor nuestro somos bienvenidos a la Eucaristía de este XVI Domingo del Tiempo Ordinario, en la que se manifestará la acción sanadora y transformadora del Señor Jesús, quien siempre nos da lo mejor, quien nos cuida con un amor misericordioso, quien conoce nuestras necesidades reales y quiere saciarnos de los más exquisitos manjares.
Por eso el Señor nos invita a descubrir la unidad de su Iglesia que nos ha reunido en el único cuerpo de Cristo, con un único Espíritu, para ser portadores de bienestar, de conversión que nos llene de humildad, amabilidad, paciencia y amor constructor, de manera que sean satisfechas necesidades esenciales en quienes nos rodean porque estamos conscientes del poder y el compromiso de nuestro bautismo.
¡Es hora de iniciar nuestra acción de gracias! Presentemos al Señor nuestras vidas para que sean  transformadas sobre su altar. Alegrémonos y cantemos porque Él está aquí.

PENITENCIAL
1. Aunque sabemos que es bueno dar a los demás, preferimos guardarnos todo, por si acaso… y olvidamos amar, compartir, servir. ¡Señor, ten piedad!
2. Olvidamos que, siendo uno en Cristo, hay que dar testimonio de esa unidad trinitaria cada día. ¡Cristo, ten piedad!
3. Pensamos egoístamente que nuestro bienestar implica el bienestar de otros y nos negamos a condolernos del dolor y la necesidad ajenos. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: Seguro que nuestras experiencias personales nos indican que Dios se encarga de cuidar a quienes pasan necesidad. El profeta Eliseo prefiere que los 20 panes que se le llevaban como justa ofrenda sean alimento para quienes lo necesitan. SALMO:  El salmo 144 es un hermoso himno de alabanza y nos recuerda la constante y total protección de Dios. Él es ‘Señor del universo’ y sus obras lo acreditan. Pero debemos tomar conciencia de que Dios actúa a través de todos y que debemos ayudarlo a la construcción del Reino de Dios.
SEGUNDA: Humildad, amabilidad, paciencia y amor son las características de quienes viven la unidad trinitaria, cuyo vínculo es la paz. Así, san Pablo exhorta a los Efesios a vivir el único bautismo recibido en un único cuerpo y un único Espíritu, en Cristo Jesús.
EVANGELIO:  San Juan nos revelará al Jesús que se preocupa por alimentar a su pueblo, aunque Él mismo es su alimento. En medio de nuestra pequeñez ofrecida al Padre por los otros, descubriremos a Jesús dirigiendo y sirviendo, sacando abundancia y gozo para todos.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.   Oremos por la Iglesia para que, iluminada por el amor de Dios, se mantenga unida en torno a su voluntad y se constituya en auténtico testimonio para la vida y modelo a imitar. Roguemos al Señor.
2.   Pidamos al Señor que recuerde a cada bautizado que él, ella, es Iglesia y que debemos iniciar y sostener un camino de constante conversión, de acuerdo a la voluntad de Dios. Roguemos al Señor.
3.   Encomendemos al Señor todos los gobernantes del mundo para que se dejen transformar por el amor de Cristo y sean sus acciones –que no sus palabras- las que nos hablen de esa nueva forma de servir.  Roguemos al Señor.
4.   Roguemos al Señor por nuestras familias; por los que están enfermos del cuerpo, de la mente o del alma; por los que se sienten incomprendidos, tristes o agobiados; por los que pasan necesidad o viven acompañados pero en soledad. Roguemos al Señor.
5.   Sabemos de conocidos, vecinos o amigos que la están pasando mal; algunos de ellos nos han pedido que oremos por sus situaciones. Entreguemos una sentida intención al Señor por todas esas situaciones, pues solo Él las puede transformar. Roguemos al Señor.
6.   Hay mucha gente confundida, que practica ocultismo y filosofías orientales junto a su catolicismo. Encomendémoslos para que se formen en su fe y se liberen de esos conceptos que no los ayudarán a ser mejores cristianos. Roguemos al Señor.
7.   Las almas del Purgatorio, aunque están salvadas, no pueden hacer nada para llegar a la plenitud de Dios. Oremos por ellas, para que el Señor vea el amor que los movió en lugar de sus culpas. Roguemos al Señor.


OFERTORIO
1.   Señor, nos diste múltiples capacidades para vivir y lograr la felicidad. Nos diste, además, un corazón capaz de amar hasta la muerte. Pero nos hemos vuelto egoístas y ya ni cinco panes Te queremos dar para nuestros hermanos más necesitados. Por eso, este pedazo de pan representa lo poco de generosidad que tenemos aún. Solo Tú puedes rehacernos según tu Voluntad.
2.   Ante nuestra mezquindad, tu generosidad, hecha pan y vino, que se transformará en tu Cuerpo y en tu Sangre para nuestra salvación. Gracias por este sacramento, Señor, y por tus hijos, los sacerdotes. ¡Renueva su fe en Ti! 

ACCIÓN DE GRACIAS
Señor, muchas veces nos cuesta comprender que el pequeño esfuerzo de cada cual hará un mundo diferente, mejor. Pero, si contamos contigo, con tu Presencia, descubriremos que lo pequeño se hace muy grande y suficiente para satisfacer las necesidades de todos. Señor, ¡gracias por ser nuestro alimento!

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