XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, 5 de agosto de 2018
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos! Sean bienvenidos a la celebración de la Eucaristía del
XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, cuando todo parece estar lleno de sabor,
sabor a Pan recién horneado, a pan fresco; más aún, a Pan de Vida eterna.
Es que el
Señor nos cuida en el caminar de nuestras vidas, llenándonos de fortaleza,
sustento, consolaciones y alegrías. La vida –aunque tenga momentos de tristeza
y de alegría- nos ha sido dada para ser felices. Y no hay mayor felicidad que
la de descubrir cómo Dios está muy cerca y nos provee tanto de lo material como
de lo espiritual. Él mismo nos acompaña y socorre a cada instante y nos da el
verdadero Alimento: el Pan de Vida.
Agradezcamos
al Señor su amor infinito y adorémosle con todas nuestras fuerzas y
capacidades.
PENITENCIAL
· Señor, no te descubrimos en tus
delicados cuidados no te
agradecemos por ellos. ¡Señor, ten piedad!
· Nos resulta muy sencillo volver a
hacer lo negativo, lo que ya parecía superado. Ponemos excusas y arreglamos el
culto a nuestra conveniencia. ¡Cristo, ten piedad!
· Te buscamos, Señor, muchas veces
para conseguir favores. Despreciamos Tu amistad y lo que Tú realmente quieres
darnos. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
A LAS LECTURAS
PRIMERA: El amor de Dios se manifiesta
constantemente en nuestras vidas. El libro del Éxodo nos muestra al pueblo de
Israel aburrido de su peregrinar por el desierto, olvidados los prodigios del
Señor para sacarlos de Egipto, pero siempre bajo la mirada amorosa y protectora
de Dios, quien les provee de maná y codornices. Recordemos que ya les había
dado agua.
SALMO: Alabaremos a Dios con el Salmo
77. Dios marca nuestras vidas con su constante amor y ternura providentes que
llegan a todas sus criaturas. En el desierto, cuando el pueblo tiene hambre y murmura
contra Dios y contra, el Señor suscita los medios necesarios para cuidarles. ¡Así
hace con nosotros!
SEGUNDA: La gran tentación de quien
descubre a Cristo es la de volverse al lugar bien conocido, más bien cómodo,
que representa la vida anterior de pecado. Por eso san Pablo anima a la
comunidad de Éfeso a asumir su nueva condición: hombres nuevos que no siguen al
mundo sino a Cristo.
EVANGELIO:
¿Para qué
buscamos a Dios? Jesús sabe bien que la gente lo busca por haber dado pan a una
multitud de personas y le duele que no comprendan lo que ese signo representa.
Por eso les explica que deben esforzarse por tener el Pan que lleva a la vida
eterna. Al escuchar el Evangelio de san Juan, movámonos a tener hambre de
la Palabra de Dios –Jesucristo- y profundizar su mensaje.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Dios vela por nosotros. Oremos
por la Iglesia, por cada bautizado, por quienes viven su fe de manera más
radical y por quienes tienen una fe solo para los problemas y emergencias.
Roguemos al Señor.
2. ¿Existe algo que pueda darnos
plenitud? Roguemos por el papa, los obispos, sacerdotes y religiosos. Para que
descubran ese amor sencillo y cercano de Dios, que jamás defrauda, que siempre
es oferta renovada e insuperable. Roguemos al Señor.
3. Sólo Dios permanece para siempre.
Encomendemos al Señor a los gobernantes de los pueblos, para que comprendan que
es el servicio a sus ciudadanos lo que les conseguirá la verdadera felicidad
por haber sido causa de desarrollo y crecimiento en el amor. Roguemos al
Señor.
4. El trabajo de los hombres es
comer y dar de comer a todos. Que comprendamos que nuestros esfuerzos deben
perseguir el bienestar del mayor número de personas. Roguemos al Señor.
5. Jesús nos da de comer el Pan de
Vida, en este aquí y ahora, para el mañana y para siempre. Que nos
acerquemos con confianza a la fuente de la Vida y seamos, así, portadores de la
Vida verdadera. Roguemos al Señor.
6. Jesús, con su vida y su Palabra,
nos mostró cómo es Dios encarnado: compasivo, misericordioso, fiel, capaz de
servir y dar la vida por amor. ¡Que le imitemos siempre! Roguemos al Señor.
7. Comer la Carne y beber la Sangre
de Jesús significan vivir como Él, en entrega, servicio, dedicación y
dispuestos a dar la vida por su causa. Recordemos a quienes necesitan nuestras
oraciones por diversas causas. Roguemos al Señor.
8. Oremos por quienes ya no están,
nuestros difuntos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
· Te presentamos una familia,
fuente de la vida, cobijo en nuestras más esenciales necesidades. Desde ella
percibimos, de manera muy particular, tu amor providente, Señor. Por eso
expresamos nuestra gratitud a Ti, que siempre nos escuchas y estás con
nosotros.
· Te buscaban para que les dieras
pan para saciar su hambre física. Tan vez nosotros también Te buscamos por
recibir favores y milagros tuyos. Te entregamos el pan y el vino
en los que Tú mismo Te nos darás para que tengamos hambre y sed de Ti y vida en
abundancia. ¡Gracias por no desampararnos jamás, Señor!
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