XV Domingo Ordinario, 15 de Julio de 2018
¡Muy buenos días tengan
todos ustedes! Sean bienvenidos a la
Eucaristía de este XV Domingo Ordinario que nos capacita en Cristo, quien nos
ha bendecido con Su amor, santidad, fuerza y perdón
Así como los padres son
colaboradores de Dios en la Creación del mundo -aun en desarrollo- cada persona
debe colaborar con lo que Él le encomiende. ¡Esa es su misión personal! Y, por
cuanto el resultado de toda misión debe ser anunciado a las personas, se
apropiará cada cual de lo que sea necesario para enriquecer sus vidas de Dios y
poder transmitirlo, a su vez, enriqueciendo a los demás, como presencia que
somos de Cristo en el mundo.
Que el Señor nos dé su gracia para que
todo esto se haga realidad en nosotros.
PENITENCIAL
1. Creemos que
un título nos construye, cuando es Dios quien nos capacita verdaderamente. ¡Señor, ten piedad!
2. Agradecemos
poco a Dios, que nos ha salvado y nos sostiene en Cristo Jesús. ¡Cristo, ten piedad!
3. Servimos a
Dios según nuestros patrones, olvidando que es Él quien sabe lo que quiere
lograr y cómo hacerlo; y que es Él quien lo logrará. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA. Dios no
mira títulos, pero da misiones y capacita a quien la recibe para hacerlo con
propiedad. Amós, pastor y agricultor, ha recibido el llamado de Dios y cumple
su misión, aunque a él mismo o a otros no les guste esto. Cuando nos necesite,
entonces el Señor nos llamará y enviará.
SALMO. El salmo 84
constituye una expresión personal de tierna confianza en Dios. De Él recuerda
el salmista cómo ha obrado con absoluto poder en el pasado y, ante la opresión
del momento, espera de Él justicia y paz. Termina descubriendo que debe
escuchar a Dios, quien siempre responde.
SEGUNDA. Nuestra
segunda lectura es de la Carta de Pablo a los Efesios, en la cual el Apóstol, que
ha experimentado a Dios, Lo alaba y Le agradece por tantas y tantas bendiciones
a partir de la Sangre derramada de Cristo, en la cual hemos sido hechos hijos
de Dios.
EVANGELIO. Nosotros
somos profetas del Señor y hemos de hablar en su Nombre y vivir según sus
enseñanzas. Todo enviado de Dios cuenta con Su gracia. San Marcos nos refiere que,
cuando servimos a Dios, a pesar del rechazo, las privaciones y esfuerzos por
cumplir su misión, recibiremos su recompensa en Su Reino.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
1. Oramos por la Iglesia de Cristo, por
cada bautizado. Suplicamos al Señor asista con Su gracia a nuestro papa
Francisco y lo ayude a servir cabalmente a la Iglesia que Tú, Señor, le has
encomendado dirigir. Oremos.
2. También hoy, oremos por nuestros sacerdotes.
Recordemos valorar su misión. Comprendamos que, dondequiera que se encuentren,
necesitan que recemos por ellos, que les apoyemos en sus momentos de debilidad
y los sintamos parte de nuestra familia. Oremos.
3. Especial recuerdo por los sacerdotes que han
fallecido. Oramos a Dios Padre el perdón de sus faltas y la aceptación del amor
con que actuaron. Oremos.
4. Presentemos al Señor las naciones del mundo,
con lo bueno y lo menos bueno que tienen, y supliquémosle les conceda aquello
que realmente necesitan. Oremos.
5. Casi celebrando la festividad de la Virgen
del Carmen, le suplicamos que encienda los corazones de todos en el amor a
Cristo Jesús, de manera que la justicia, la misericordia y la paz reinen en
cada rincón de nuestros países y convivamos como hermanos. Oremos.
6. Rogamos al Señor por los cristianos que practican
adivinación, ocultismo, yoga, meditación trascendental o cualquier técnica o
doctrina que surja por ahí, sin
darle importancia a las cuestiones fundamentales de su fe. Que la luz del
Espíritu Santo les ayude a dejar atrás todo lo que les aleja de la verdadera fe
en Cristo Jesús. Oremos.
7. Encomendamos a todos los difuntos, para que
el Señor les conceda el descanso eterno. Y a sus familiares desconsolados, para
que se fortalezcan en Cristo, que ha vencido a la muerte con su Resurrección. Oremos.
OFERTORIO
1. Hoy queremos ofrendarte a sacerdotes y misioneros, Señor. A aquel que perteneciendo o no a una orden
religiosa, van por el mundo como fieles creyentes de Ti, sabedores de su ser
cristiano, comprometidos con su fe. ¡Gracias por bendecir Tu obra, Señor! (Estola)
2. La Eucaristía es el gran alimento que nos
sana, fortalece y capacita para ser cristianos dentro y fuera del templo. Te
presentamos el pan y el vino que Tú
mismo prepararás para que nosotros podamos cumplir nuestra misión de
bautizados. ¡Gracias, Señor!
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