Ser de alguien
Muchas veces nos encontramos en cualquier lugar y sentimos que “cuadramos” con las personas, que somos parte de algunos de ellos, que sus vidas y las nuestras van juntas: los mismos intereses de vida, ocupaciones comunes, ambientes habituales, amistades de familiares… Otras veces ocurre lo contrario: nos encontramos con personas que nos miran a distancia, que apenas contestan el saludo, que nos miran de arriba abajo, como escaneando o que se callan siempre que nos acercamos y nos vemos precisados a iniciar un nuevo tema que pocas veces cuaja… ¡No somos de ellos! No conocemos nada significativo de sus vidas. Con Jesús no tenemos ese problema. A Él siempre le importamos. Si Él también es importante para nosotros, en su presencia nos vamos a sentir como en casa; pues Él lo sabe todo de nosotros, de hecho, ¡ha sido testigo presencial! Conoce nuestras alegrías y nuestras tristezas y siempre, siempre, tiene tiempo para ate