¿Cómo va tu día?
Hay mucha gente a quien siempre ves alegres: El
acólito de tu parroquia, el panadero, la costurera… Sin embargo, hay muchas
otras a quienes siempre encuentras agobiados, apesadumbrados, inquietos y,
normalmente, tristes.
Unos y otros ven la vida de forma diferente;
situaciones idénticas parecieran causar en ambos efectos distintos, hasta opuestos.
Entonces, nos preguntamos por qué y llegamos a ‘detalles’ importantes, los
cuales justifican una u otra reacción.
Si atesoramos el dolor, la tristeza, la amargura,
el desaliento… eso será lo único que encontraremos en nuestra vida; pues buscaremos
confirmar, a cada instante, cómo vemos la vida: ¡Cuánto dolor!, ¡El mundo es tan
triste!, ¡Mi boca sabe a hiel!, ¡Ni ganas tengo de vivir!
No vivamos en la historia, ¡construyamos nuestra
historia y seamos felices! Para eso se nos dio la vida.
¡Dios te bendiga!
Simplemente,
Isabel
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