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Mostrando las entradas de mayo, 2021

Amar, ¿hasta cuándo?

Cuando pensamos en el amor hay imágenes alusivas que casi son inevitables; entre ellas, los corazones son las más directas e importantes que se pueden hacer en nuestra mente. No obstante, hay otras poco utilizadas pero que tienen un significado más profundo.  Es el caso de la Cruz, signo del amor más grande. "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos", según nos ha dicho Jesús. "Que esto es historia" , como dirán muchos, o "que seguro no fue tan fuerte", al decir de otros. Pero tú y yo sabemos que lo que Le pesaban eran nuestros pecados, los de toda la humanidad, de todos los tiempos. Engaños, trampas, impurezas, asesinatos, destrucción de nombres, reputaciones y haberes, todo con fines siniestros, al punto que no podemos detallar. Jesús constituye ese centro que, liberándonos del pecado personal y comunitario, nos une con el cielo. No es Él centro para simplemente liberarnos. Se hace centro para unirnos al Padre y que recibamos la m

Así es la vida

La vida es algo tan común y tan particular a la vez, que nos asombraríamos si lo pensáramos. Hoy sufres, te persiguen, se levantan voces en tu contra pero, mañana, estás alegre, eres reconocido, te va bien.  Una mujer que da a luz sufre durante un tiempo, pero el día de su parto o de su cesárea lo recordará llena de gozo por la criatura que le ha nacido. Porque toda angustia, toda tristeza, conlleva paz y alegría. Cuando leía la Palabra correspondiente a este día me remonté unos años en mi historia: pasados tres días de falsas contracciones y dos días y medio en trabajo de parto en el hospital, una chica fue cesareada. Cada año a partir de entonces se recuerda ese momento con una alegría incomparable pues hubo un hermoso fruto para tanto y tan profundo sufrimiento. La hija constituye motivo de ocupación, de gratitud y de sincero gozo. Y queda atrás "lo feo" para permanecer la vida de esa hija. Un despido, el alquiler de una vivienda que se dificulta, la pérdida de una gran am
Hoy, la Palabra... Dos ideas son importantes para nuestra vida. Por una parte, somos seres religiosos, como observó San Pablo de los atenienses. Nos gusta practicar los preceptos de nuestra fe, vivir de acuerdo a lo que se prescribe. Más aún, desarrollar nuestros días y nuestra vida yendo por el camino que nos relaciona con Dios, aunque a veces Lo hayamos transformado a nuestra comodidad. ¡Somos religiosos! Tal vez por ello podamos hablar, también nosotros, del "Dios desconocido". Nos alejamos tanto de Él que su imagen en nosotros no es más que la de cualquier diocesito, siempre presto a cumplir nuestra voluntad, como si fuéramos nosotros Dios y, Él, un vendedor de deseos. Muchas veces, el Altísimo es el Pequeñísimo, subordinado a nosotros y multiplicado a nuestra voluntad. ¡El Dios Desconocido! De ahí que debamos pedir a Jesús que envíe sobre nosotros su Santo Espíritu, para que nos enseñe La Verdad -y no, una verdad. Que el Señor nos bendiga a todos y nos conceda su favor. 

Creadores

¿Sientes que eres un creador, una creadora? Si investigamos el concepto, descubriremos que estamos hablando de la acción y efecto de inventar, establecer o instituir algo a partir de la nada. Aún cuando implica transformación, va mucho más allá de esto; su origen es único, tal vez irrepetible. Dejando de lado la vinculación establecida entre este término y la religión, la creación de algo está relacionada con el amor, por cuanto implica un volcamiento afectuoso hacia lo creado, llevando este, en sí mismo, pinceladas de la persona creadora, a quien se puede tratar de descubrir en su obra. En este sentido, crear y amar son complementarios y la integración de ambos gestos da a luz algo completamente único e irrepetible, digno de admiración por más imperfecto que nos pueda parecer. Así, si recurrimos a la imaginación para describir el momento sublime de la constitución de un ser único e irrepetible, dotado de cuanto su creador quiso darle, no podemos menos que gozarnos en la Obra a y en su