Creadores
¿Sientes que eres un creador, una creadora?
Si investigamos el concepto, descubriremos que estamos hablando de la acción y efecto de inventar, establecer o instituir algo a partir de la nada. Aún cuando implica transformación, va mucho más allá de esto; su origen es único, tal vez irrepetible.
Dejando de lado la vinculación establecida entre este término y la religión, la creación de algo está relacionada con el amor, por cuanto implica un volcamiento afectuoso hacia lo creado, llevando este, en sí mismo, pinceladas de la persona creadora, a quien se puede tratar de descubrir en su obra.En este sentido, crear y amar son complementarios y la integración de ambos gestos da a luz algo completamente único e irrepetible, digno de admiración por más imperfecto que nos pueda parecer.
Así, si recurrimos a la imaginación para describir el momento sublime de la constitución de un ser único e irrepetible, dotado de cuanto su creador quiso darle, no podemos menos que gozarnos en la Obra a y en su Autor, en cuanto está implícito en aquella, en cuanto este ha dejado de sí en su creación, la cual ni él mismo repetirá.
Llevando este simple acto al contexto del ser humano -tan sublime, complejo y maravilloso- no podemos menos que asombarnos y ver con admiración y agrado a cada creatura.
Los hijos, así como cada persona -incluyendonos a nosotros mismos- constituimos la obra única de un artista, del más grande artista, del Creador.
Y tú, padre, y tú, madre, como instrumentos de Su creación, han ayudado a dar vida a cada hijo o hija, igualito a ti pero diferente, ilimitado en posibilidades a pesar de su debilidad y pequeñez, grande y maravilloso cual su Autor, receptor y transmisor del amor que lo ha originado.
Y tú, obra maestra de tu Hacedor, vive el valor de tu creación cada día. Y disfruta el valor de cada creatura que encontrarás.
Tú vales mucho a los ojos de Dios.
Los que te rodean valen mucho a los ojos de Dios.
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