XXIII Domingo del Tiempo Ordinario 4 de septiembre de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA ¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más cordial bienvenida a la Eucaristía del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario, día de invitaciones y exigencias para ser discípulas y discípulos de Jesucristo, para ser sus amigas y amigos. Y, por cuanto no hay decisión sencilla o intrascendente, debemos pensarlo muy bien. Al Señor no le gustan las medias tintas. Hemos sido liberados por el Señor. La Cruz ha sido causa de nuestra liberación ante toda atadura humana. De Dios venimos y Él constituye nuestro más auténtico y profundo anhelo. Por eso, todo lo que vivamos debe pasar por Cristo, su Cruz, su entrega, su amor. Alegrémonos en el Señor y preparémonos para acompañarle en el camino de la vida durante los siguientes días. PENITENCIAL 1. Porque nos gusta iluminar nuestro caminar con lo absolutamente humano y dejamos de lado lo que Dios nos propone. ¡Señor, ten piedad! 2. Porque nos gusta mandar y dirigir, llegando a creer que las personas so