Tu familia y tú:
Simplemente,
Isabel:
Muchas veces pensé que había familias maravillosas, que jamás tenían problemas y, si los tenían, los sabían resolver de manera ejemplar.
Cuando tuve mi primera y gran amiga ―más que eso,
una hermana muy cercana― fui descubriendo que algunas familias también tenían situaciones difíciles, que no se
solían resolver ejemplarmente. ¡Eran ya dos!
No obstante, tuve la dicha temprana de descubrir
la realidad: todas las familias tienen problemas que no siempre se resuelven de
manera ejemplar. Más aun, hay problemas que se manejan ejemplarmente y hay
otros que se manejan desastrosamente. Como en todo lo que es vida, lo bueno,
hermoso, gratificante o positivo se alterna de manera constante con lo malo,
feo, desagradable o negativo.
No obstante cualquier calificativo negativo que
tu familia o los integrantes de ella puedan merecer, a eso se le oponen
numerosas cualidades (calificativos positivos), las cuales nos toca descubrir y
favorecer. Porque, así como la familia perfecta no existe como referencia, nos
toca descubrir por qué esa es nuestra familia.
En realidad, el dinamismo de la vida no deja
fuera al individuo y su familia. ¿Te has preguntado qué debes aportar a tu
familia? ¿Tienes idea de lo que tu familia te aporta? Dar y recibir, crecer,
entregarse y aceptar, forjar, caminar en unidad de fuerza, corregir, enfrentar,
lograr… todos son elementos de la dinámica familiar.
Dios quiere que des frutos de Vida dentro de tu
familia, por difícil que esta sea. También quiere que tu familia sea tu
fortaleza y tu respaldo. Estas situaciones no se darán mágicamente sino a
través de un proceso de sostenidos esfuerzos de ambas partes; esfuerzos de
construcción y admiración. ¡Todo y todos sirven para algo bueno, a pesar de no ser
tan positiva su actitud o propiedades!
¡Dios te bendiga!
Simplemente,
Isabel
Simplemente, Isabel , ya está a la venta
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