Prudencia y necedad
Dos palabras comunes que, a veces, no
consideramos lo suficiente y que Jesús trae a colación en su Evangelio. ¿En qué
consiste? La prudencia es una virtud que dispone la actitud
razonable y práctica para enfrentar las situaciones con éxito y bien. La necedad,
por el contrario, es una cualidad o característica de ignorancia en el
individuo que lo mueve a actuar desacertadamente e, inclusive, a no actuar.
Son, pues, actitudes y caminos opuestos para conducirse en la vida.Mientras aquella actitud de vida es responsable,
proactiva, relativamente segura, ésta implica irresponsabilidad, tendencia al
fracaso al abordar situaciones diversas. No obstante, las aparentes
características positivas o negativas de ambas acciones, la prudencia excesiva
nos puede inutilizar y anular mientras que la necedad nos puede llevar a la
sagacidad que nos impulsa a callar, pensar y actuar con sabiduría.
Evidentemente, hay un hilo muy delgado entre la
palabra y el silencio al referirnos a prudencia y necedad, aunque resultan
usualmente fáciles de identificar; pues, en ocasiones, la necedad es tal que no
se puede ocultar y la prudencia se muestra ampliamente.
Las jóvenes prudentes del Evangelio no tenían
miedo a hacer algo incorrecto, pero sospecharon que no era suficiente el aceite
de reserva que habían llevado como para poder compartirlo.
Una lectura ligera nos lleva a pensar que no fueron
caritativas con las que sospechaban que no tendrían suficiente aceite para sus
lámparas; evidentemente ya el novio había tardado en llegar y nadie sabía
cuánto más tardarían, de manera que era probable que tardara demasiado y el
aceite de las lámparas se agotara y no diera la reserva que las cinco chicas
prudentes habían traído para las lámparas de todas.
Si estas jóvenes prudentes hubieran compartido la
reserva habrían demostrado ser, también, imprudentes y necias. También de
tiempos y condiciones conoce esta virtud.
El Señor nos anima no a ser temerosos de las
situaciones e incapacitarnos para actuar sino, más bien, a iluminar con Su
Palabra nuestras situaciones y conseguir, así, el éxito aún en medio de la
oscuridad que, muchas veces, nos presenta el mundo.
El Señor, camino de prudencia y caridad.
¡Dios te
bendiga!
Simplemente,
Isabel
Comentarios
Publicar un comentario