La caridad

                                                                                                                        




La caridad es un don divino a través del cual logramos amar más de lo que en forma natural podríamos hacer. Así, siendo imperfectos como somos, --y a pesar de ello--, llegamos a amar al estilo de Dios. Sin embargo, esto no es posible por nuestras solas fuerzas humanas: necesitamos la ayuda de Dios.

 Jesucristo, el Señor, nos mandó amar como Él nos ama. El corazón que ama a Dios sinceramente desarrolla ese amor puro, que traspasa barreras y mueve montañas sociales.

Cuando dejas que tu corazón te dirija para hacer el bien a otros, este debe haberte conmovido, te debe haber llevado a sentir: ¿Qué pasaría si fuera yo?, ¿qué me gustaría que hicieran por mí?, ¿qué necesita realmente esta persona de mí?

Sin embargo, hay personas que hacen el bien, pero, a la primera ocasión que encuentran, cuentan a otros lo bueno que han hecho por alguien; y escuchas la letanía: a este, yo…, matando la buena acción a la que su corazón les movió.

Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha (Mateo 6,3), nos refiere que debemos evitar llamar la atención sobre lo bueno que hagamos a otros; si lo hacemos, habremos perdido la recompensa en el cielo porque ya habremos recibido recompensa con la atención que se ha dado a nuestra obra. ¡Debemos hacerlo en secreto! ¡Que nadie lo sepa, a menos que sea absolutamente necesario!

¡Dios te bendiga!

 

Simplemente,

                   Isabel

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