Solemnidad de la Santísima Trinidad, 7 de junio de 2020
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! ¡Día de bendiciones para todas nuestras
familias!
Podríamos decir que hoy celebramos la
gran fiesta de la familia, por cuanto la Iglesia nos presenta la Solemnidad de
la Santísima Trinidad: misterio del
Dios-Familia, evidenciado en el Padre-Madre -amor creador y protector-, en el
Hijo –tan humano como divino, donación total al Padre-, y en el Espíritu
Santo –amor del Padre y del Hijo que se
desborda hasta nosotros.
Celebramos,
pues, el misterio del Dios-Familia y del Hombre-Familia, donde ésta es parte de
aquélla, y en la que se nutre y fortalece. Hoy debemos descubrir que, la locura
de Jesús, fue meternos en el corazón de Dios y alimentarnos con la fuerza del
Espíritu Santo.
PENITENCIAL
ü Dios
es amor, pero no nos detenemos ante Ti cuando pasas por nuestras vidas. ¡Señor, ten piedad!
ü Jesús
es amor, pero preferimos maldecir en lugar de bendecir… ¡Cristo, ten piedad!
ü También
el Espíritu Santo es amor, pero obramos de manera diferente a lo que expresan
nuestras palabras, por lo que dejamos de amar. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: El
ser humano quiere conocer, saber, especialmente sobre lo divino. Del Libro del
Éxodo, escucharemos como primera lectura que Dios se acerca a Moisés, dándosele
a conocer como Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en perdón
y que va con su Pueblo.
SALMO: Hay
muchos salmos fuera del Salterio. Así, hoy oraremos con la oración de Daniel,
contenida en el capítulo 3 de su Libro y con la cual bendeciremos al Dios
grande e inagotable, a quien corresponden la gloria y la alabanza por los
siglos.
SEGUNDA:
Muchos fragmentos de la Palabra de Dios se utilizan a lo largo de las liturgias
sacramentales. Este es el caso de la elocuente bendición en nombre de las Tres
Divinas Personas que toma palabras de la Segunda Carta a los Corintios.
EVANGELIO: Dios
confirma con hechos sus palabras. El evangelista san Juan nos hablará de ese
Dios que, amándonos a más no poder, nos envió a su Hijo Único para salvarnos, y
no para condenarnos… ¡‘Acciones’ en
lugar de ‘buenas razones’!
ORACIÓN
DE LOS FIELES
Ya pronto Cristo se hará
presente en su Cuerpo y en su Sangre para todos nosotros; pero, antes, elevemos
al Señor Uno y Trino las intenciones que hay en nuestros corazones: (Respondemos: ¡Gracias, Señor!)
1. ¡Padre Bueno! Queremos agradecerte por la Creación toda,
por cada persona que existe, por todo lo que equilibra nuestra Casa Común, la
naturaleza, a pesar de nuestros abusos; te agradecemos por los recursos que nos
sustentan, por las capacidades de las personas, por nuestras posibilidades como
familia; por los padres y por los hijos, por el trabajo y el descanso. Por eso te decimos, … ¡Gracias, Señor!
2. ¡Jesús, Hijo del Padre! Queremos
agradecerte por haber fundado tu Iglesia y hacernos parte de ella; por cada
‘Pedro’ que la ha guiado según tu voluntad; por Francisco y también por
Benedicto; por … y por cada obispo, sacerdote, religioso o religiosa consagrado
a tu servicio; por nosotros, que somos Iglesia dondequiera que estemos; por
nuestras familias, Pequeñas Iglesias Domésticas; Por todo eso te decimos,
… ¡Gracias,
Señor!
3. ¡Dios Espíritu Santo! Te agradecemos
porque renuevas la vida constantemente; por cada nuevo ser que nace o se va a
su descanso; porque renuevas la fe en nuestros corazones; porque nos impulsas a
hacer el bien; por la vida sacramental que nos sostiene a la espera de la
Patria Eterna. Por todo esto te decimos, … ¡Gracias,
Señor!
OFERTORIO
a)
Con estos tres anillos entrelazados queremos representar la UNIDAD Y EL AMOR
que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu. Sólo el amor es capaz de
explicar tan enorme misterio.
b)
Con el pan y el vino queremos anunciar, ya desde ahora, la gran fiesta del
Corpus Christi que celebraremos el próximo Domingo. Damos gracias a Dios
porque, la Eucaristía, nos da la fuerza para vivir en comunión con Dios y, por
tanto, con los demás.
Por
todo esto, ¡GRACIAS, Señor!
ACCIÓN DE GRACIAS
Solo
podemos agradecerte, Dios Uno y Trino, el misterio vivificador de tu amor que
nos ha creado y nos cuida y sostiene hasta conducirnos al Reino del Amor y de
la Vida. Amén.
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