IV Domingo de Cuaresma, 22 de marzo de 2020
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días para todos! Sean bienvenidas y bienvenidos a la Eucaristía de este
Cuarto Domingo de Cuaresma.
Como
seres en relación que somos, cuando esta relación no se da se establece sobre
nosotros una enorme limitación. La Palabra nos invita hoy a liberarnos con la
Presencia del Señor Jesús, de manera que podamos ver más allá de lo aparente -por cuanto somos Luz en Cristo- y a
dejar que Él mismo nos abra los ojos para que podamos descubrir a Dios en
nuestras vidas y mirar los corazones.
PENITENCIAL
1.
Vivimos aparentando y pretendemos que Dios nos trate según esas apariencias. ¡Señor, ten piedad!
2.
Porque nos da vergüenza declararnos cristianos católicos ante nuestros amigos y
relacionados. ¡Cristo, ten piedad!
3.
Porque para quedar bien con las personas terminamos negando nuestro bautismo y actuando
como ciegos. ¡Señor, ten piedad
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El Libro Primero de Samuel, nos presenta cómo
Dios, al elegir rey para su pueblo, se fija en aquel que ni siquiera se
menciona -porque no cuenta para otros. Así, David es sacado de entre las ovejas
y ungido para pastorear al Pueblo de Dios. Porque el Señor pasa de lo aparente
y se queda en los corazones.
SALMO.- El
salmo 22 es de sencilla hermosura. Un lugar lleno de verdes pastos y de cuanto
se requiere: seguridad, protección, alimento, bebida y cuidados tiernos de ese
Pastor que conduce a sus pequeños con cuanto puedan necesitar. ¡Así actúa Dios
con nosotros!
SEGUNDA.- Todo bautizado ha recibido la Luz de Cristo
para llevarla por el mundo y poder transformar, así, toda oscuridad. Esto es de
lo que san Pablo escribió a la comunidad de Éfeso y que escucharemos como
segunda lectura. Hemos de producir frutos de vida hasta donde encontremos
oscuridad, pues iluminamos con Su Luz.
EVANGELIO.- Del evangelista
san Juan escucharemos un precioso fragmento lleno de renovación de vida en un
ciego de nacimiento que se encuentra con Jesús y comienza a ver. A pesar de la
persecución que sufre, termina abriendo también sus ojos espirituales. Ante la
oscuridad del mundo, se abraza a la Luz de Cristo, a quien reconoce como
Mesías.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Tu Iglesia ha de ser luz, capaz de
iluminar. Oremos por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes,
religiosas, religiosos y diáconos, así como por cada bautizado. Oremos.
2. Muchas veces rechazamos o aceptamos a otros
por las apariencias. Para que aprendamos a ser dóciles a la voluntad de
Dios y a ver los corazones. Oremos.
3.
El mundo vive constantes persecuciones,
violencia y guerras, opresión y discriminación, familias refugiadas o afectadas
por grandes calamidades. Oremos para que encuentren cristianos que les
ayuden a ver el camino para salir adelante. Oremos.
4.
La humanidad se aleja de Dios y cae en
situaciones de confusión y deterioro personal y social. Oremos por quienes
están ciegos a nivel físico, moral o espiritual para que se dejen tocar por el
misterio transformador del amor de Dios. Oremos.
5.
Quisiéramos que todos los que amamos
pudieran ver con los ojos de la fe y conducir sus vidas bajo la Luz de Cristo.
Oremos por los que andan en tinieblas. Oremos.
6.
Muchos de nosotros viviremos el
sacramento de la reconciliación y haremos la Primera Comunión. Supliquemos
al Padre para que Jesús sea siempre nuestra gran Luz y nunca dejemos de ser sus
amigos, buscarle y conocerle cada vez más para, así, servirle y transformar
este mundo. Oremos.
7. Recordamos a tantas personas que ya nunca
más estarán entre nosotros. (…) Oremos por los difuntos, para que el Señor
los acoja en su luz y alegría eternas. Oremos.
OFERTORIO
Cada
vez que comemos y bebemos el Cuerpo y la Sangre de Jesús proclamamos nuestra fe
en Ti, Señor, y nuestra decisión de dejarnos tocar por tu Misericordia para que
se nos abran los ojos de la fe, actuemos conforme a tu Voluntad y contagiemos a
todos de Ti. Por eso entregamos el pan y
el vino, llenos de gratitud, porque serán pan de Vida y cáliz de Salvación.
ACCIÓN DE GRACIAS
Gracias,
Señor, por protegernos en nuestras necesidades y no dejarnos andar en
tinieblas, por haberlo dado todo por nosotros, por estar siempre a favor de
nuestra verdadera felicidad. Amén.
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