III Domingo de Cuaresma, 15 de marzo de 2020
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Seamos
bienvenidos a la Casa del Señor. Hemos llegado al III Domingo de Cuaresma,
cuando Jesús se nos manifiesta como Agua Viva, vivificante y vivificadora, para
toda persona que la quiera recibir. La da para todos por igual, sin calificar a
nadie, porque Él nos acepta tal cual somos. Hemos de desear recibirla. Hemos de
buscarla en el Único que nos la puede dar; el que se aproxima para entregarse
plenamente y liberar; no pide pruebas, ni condiciona: respeta y ama sin medida…
Hablamos de Jesús.
PENITENCIAL
1. Porque culpamos a Dios de todo lo que nos
ocurre, en lugar de decirle que lo necesitamos. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque esperamos hacer el bien solamente a
quienes creemos merecedores y, no, a quienes sabemos necesitados. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque olvidamos hablar con Jesús de
nuestros problemas, quien siempre viene en nuestro auxilio. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
Agua
y vida están plenamente asociados para los seres vivos. Moisés intervendrá para
que Dios le dé agua al Pueblo que él estaba guiando. Dios responde generoso.
Siempre lo hace. Él es la fuente de agua vivificante y vivificadora.
SALMO.- Muy
elocuente, el Salmo 94 nos lleva a alabar, bendecir y adorar a Aquél que es
nuestro Creador y Salvador y que siempre cumple Sus promesas. Ante el Poderoso,
hemos de cumplir la Alianza pactada y ser obedientes. Él quiere que hagamos
dóciles nuestros corazones para que podamos escuchar Su voz.
SEGUNDA.- En su
Carta a los Romanos, san Pablo refiere que el Espíritu de Dios se nos ha dado -cual
corrientes de agua viva- por medio del sacrificio de Cristo en la Cruz. Habiendo
sido invalidados por el pecado, Dios mismo sale adelante por nosotros y derrama
su amor liberador. Sin pedir nada a cambio.
EVANGELIO.- Jesús
es el Agua Viva, capaz de calmar definitivamente toda sed. San Juan da muchos
detalles sobre la conversación que ocurrió entre Jesús y una mujer samaritana,
quien toda su vida había tenido sed, la cual no había saciado. Por lo ocurrido
muchos creen y ansían beber de esa Agua.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.
La Iglesia ha de ser cercana. Para
que actúe como tal, así como cada cristiano consciente de su bautismo y sepan
hacerse cercanos a quien los necesite. Oremos.
2.
Los gobernantes deben conocer y amar a su
pueblo. Para que, cercanos a su pueblo, se preocupen y ocupen de la
sed que este tiene. Oremos.
3.
La Palabra de Dios, la Eucaristía y la oración pueden calmar nuestra preocupación,
nuestra sed y nuestro sufrimiento. Para
que aprendamos a encontrarte, Señor. Oremos.
4.
Nuestras sociedades sufren sed de
justicia, paz, amor que se entregue, comprensión, respeto e igualdad real. Para
que nos acerquemos a Ti, Señor, y seamos saciados. Oremos.
5.
Además de esas necesidades, muchos sufren
hambre y están cerca de nosotros. Para que aprendamos a
acercarnos y ayudarlos como seres dignos que son. Oremos.
6.
Muchas personas nos ofrecen técnicas y
actividades que nos llenan de paz, armonía y equilibrio. Para
que busquemos saciarnos solo con tu Agua sanadora y vivificadora que pacifica,
armoniza y equilibra. Oremos.
7.
Todo cristiano espera ver el Rostro del
Dios de la gloria en el día eterno. Que los difuntos de nuestra
historia lo hayan logrado. Oremos.
OFERTORIO
Queremos darte culto en espíritu y verdad y
saciar nuestra hambre y nuestra sed con tu Cuerpo y Sangre. Presentamos el pan y el vino, en los que sabemos
que Tú vendrás a nosotros para restablecernos. Creemos en este memorial y te
damos gracias.
ACCIÓN DE GRACIAS
Señor, que nos das cuanto necesitamos para que
alcancemos la santidad y la felicidad, haznos conscientes de Tu Gracia que sacia
la sed que tiene nuestro corazón por unirse definitivamente a Ti. Que podamos
testimoniar, cual la Samaritana, las grandezas de Tu Amor en nuestras propias
vidas. Así sea.
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