II Domingo de Cuaresma, 8 de marzo de 2020
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Hemos
llegado al II Domingo de Cuaresma, Domingo de cara a la Gloria de Dios, la cual
puede manifestarse más allá de todo dolor. Hoy nos encontramos con ese Jesús
que, consciente del dolor que ya experimenta por el rechazo y la incomprensión
de su mensaje y que crecerá hasta más no poder –hasta la muerte-, visualiza el
momento del triunfo, de la glorificación y la exaltación que recibirá tras ese
magno sufrimiento.
Sin embargo, Jesús no se quedará en el Tabor;
bajará a enfrentar sus situaciones de dolor y transformarlas en Gloria de Dios.
Y lo hará con la ayuda del Padre, siempre dispuesto a fortalecernos a todos.
PENITENCIAL
1. Porque no le creemos a Dios. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque nos conformamos con la fe pequeña
recibida en catequesis, olvidando alimentarla y cultivarla para que crezca y dé
frutos de amor. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque nos vamos a los extremos: o nos la
pasamos solo orando y adorando al Señor, o nos quedamos en la comodidad de
quien ha sido salvado, sin hacer nada por el prójimo. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El
relato del Génesis nos habla del encuentro de Dios y Abraham, a quien la
tradición bíblica considera nuestro padre
en la fe. Descubriremos cómo este hombre -uno cualquiera- respondió al
llamado de Dios con plena confianza. Él le creyó a Dios, quien cumplió sus
promesas, transformando, así, su historia y su vida. SALMO.- Lleno de esperanza, el salmista proclama la grandeza y la
bondad de quien siempre le protege y defiende de sus enemigos –externos e
internos- y le lleva a vivir la plenitud de la vida. El Dios de la Misericordia
actuará en nuestras vidas en el momento justo, en la forma correcta, por más
grande que sea nuestro dolor.
SEGUNDA.- La II
Carta de san Pablo a Timoteo contiene muchos y buenos consejos. Exhorta al
joven a vivir la doctrina que Jesús nos enseñó, por cuanto constituye vida y
luz para nosotros, la fuerza de Dios que nos ayudará.
EVANGELIO.- De
San Mateo, se proclamará el pasaje sobre la Transfiguración de Jesús. Por si
hubiera dudas y para que la memoria viniera en su auxilio cuando llegara el
momento de la entrega plena al Padre, Jesús se presenta a tres de sus apóstoles
en su majestad. ¡Provoca quedarse! ¡No, hay que dar testimonio de vida!
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Evangelizar es un duro trabajo, en el
cual se manifiesta la fuerza de Dios. Oremos por la Iglesia, el Papa
Francisco, nuestros Obispos y nuestros sacerdotes, así como por cada bautizado.
Oremos.
2. Gobernar naciones, dirigir grupos de
personas grandes o pequeños eficazmente requiere cualidades y valores.
Oremos por los gobernantes del mundo para que promuevan la paz y la justicia
entre los hombres. Oremos.
3. Hoy se habla mucho del amor, pero este no
va con la confianza. Oremos para que descubramos que Dios es fiel y nos
fiemos de sus promesas, que siempre se cumplen. Oremos.
4. Por nuestros formadores: padres,
docentes, sacerdote, catequistas, familiares. Para que nos animen a
descubrir los valores de Dios, del amor que sirve y comparte, de la fidelidad a
Dios y la confianza en Él. Oremos.
5. Nuestro Dios está vivo pero, muchas
veces, tenemos cara de tristeza y oscuridad. Oremos para que la oración haga
fructificar los esfuerzos por atender a las personas que nos necesitan. Oremos.
6. La enfermedad, los problemas laborales,
familiares y económicos, nos llenan de oscuridad y pesimismo. Oremos para
que todos podamos subir al Tabor. descubrir el Rostro de Jesús y dibujarlo en
los suyos. Oremos.
7. Oremos por todos los difuntos,
especialmente por aquellos que no tienen quién ore por ellos. Oremos.
OFERTORIO
La Eucaristía es la gran demostración de tu
promesa que se cumple, Señor: ‘Estaré con ustedes todos los días hasta el fin
del mundo.’ Al entregar las ofrendas de pan
y vino estamos proclamando nuestra fe en tu fidelidad y nuestra decisión de
seguirte siempre. Sabemos que eres la fuerza que nos ayuda a superar las
pruebas y dificultades de cada día. ¡Gracias, Señor!
ACCIÓN
DE GRACIAS
Gracias, Señor, porque nos entregas tu amor
fiel y siempre estás bien dispuesto para ayudarnos a salir de la oscuridad y
encontrarnos con tu Luz. Amén.
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