I Domingo de Cuaresma, 1 de marzo de 2020
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días a todos los hermanos y
hermanas!
El Tiempo Ordinario abre un espacio sensible de
40 días para prepararnos al encuentro con la Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesús, nuestro Señor. Se trata del Tiempo de Cuaresma –iniciado ya el Miércoles
de Ceniza-, cuyo Primer Domingo celebramos hoy.
La historia de pecado iniciada en el Paraíso
con la libre decisión de escuchar y aceptar la palabra de engaño del Tentador
nos ha causado dolores muy grandes. Pero a mucho dolor Dios ha entregado mayor
gracia en Jesucristo, quien no pudo ser vencido por ese mismo que intervino
contra la humanidad en el Edén. Jesús nos liberó con su dolor y su entrega.
PENITENCIAL
1. Porque nos arriesgamos hasta niveles de gran
peligro por descubrir lo oculto. ¡Señor,
ten piedad!
2. Porque despreciamos la gracia divina como
fuente para superar las debilidades personales y las de los otros. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque nuestras ansias de bienestar crecen y
crecen, mientras las necesidades en torno nuestro se agudizan. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Del
libro del Génesis se nos relata el primer pecado, el cual altera el proyecto de
Dios cuando el hombre libremente decide desobedecerle ante las tentaciones. Libres
de decidir lo que hacemos, siempre habrá consecuencias.
SALMO.- Al
pecador corresponde pedir perdón. Con hondo sentido de pesar, el Salmo 50
reconoce la frágil condición humana que le lleva a abrazarse al pecado, aunque
le dañe a él mismo o a otros. Pero el arrepentimiento ante la falta cometida
recibe siempre y prontamente la única respuesta de Dios: el perdón, la
restauración.
SEGUNDA.- En la Carta a los Romanos, san Pablo nos presenta dos realidades bien opuestas que se derivan de la actuación de dos hombres, Adán –por quien llega el pecado- y Jesús –por quien llega la Salvación. Recordemos que la última palabra es de Dios, quien siempre busca para nosotros lo mejor.
SEGUNDA.- En la Carta a los Romanos, san Pablo nos presenta dos realidades bien opuestas que se derivan de la actuación de dos hombres, Adán –por quien llega el pecado- y Jesús –por quien llega la Salvación. Recordemos que la última palabra es de Dios, quien siempre busca para nosotros lo mejor.
EVANGELIO.- Del
Evangelio de san Mateo escucharemos que las palabras hábiles ante el ser humano
y ante el Hijo del Hombre causan resultados diferentes. Hoy la Palabra de Dios
es presentada como una herramienta poderosa para vencer la tentación. Jesús
vence al mismo Tentador que originó el pecado de la humanidad.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Oremos
por la Iglesia. Que cada bautizado se renueve ante el misterio que implica
la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Oremos.
2. Oremos
por las naciones del mundo, por sus gobernantes. Para que no caigan en la
tentación de hacer negociaciones que les beneficien personalmente, sino a la
comunidad. Oremos.
3. Oremos
por los que hoy conformamos esta asamblea. Para que reflexionemos lo que el
Señor nos dice y tratemos de ponerlo por obra en el día a día. Oremos.
4. Oremos
por los que sufren constantemente soledad, abandono, pobreza, enfermedad,
exclusión… Para que la actitud de nosotros –la Iglesia de Cristo- les ayude
a sentir menos su dolor y descubrir el Rostro de Cristo. Oremos.
5. Oremos
por los niños, niñas y jóvenes de todo el mundo. Para que sepan dar
testimonio de su fe en la escuela, colegio o instituto, en la catequesis,
cuando juegan con los amigos, en sus vecindarios y con sus familias. Oremos.
6. Oremos por quienes se ven muy tentados.
Para que nuestra oración y nuestros pequeños y grandes sacrificios les
fortalezcan, y puedan vencer. Oremos.
7. Oremos por quienes no creen en Dios. Oremos.
OFERTORIO
Cuanto te ofrecemos, Señor, Tú mismo nos lo has
dado. Y porque sobre el altar renovarás el misterio de tu Muerte y Resurrección
gloriosa hoy te entregamos ese pan y ese
vino que serán para nosotros Vida y Salvación por la acción de tu Espíritu
Santo que los transformará en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ¡Te damos
gracias, Señor!
ACCIÓN
DE GRACIAS
Señor, que no te cansas de ser bueno con
nosotros, tus pequeños, recibe nuestra gratitud por lo que has hecho y sigues
haciendo cada día por tus hijos amados. Amén.
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