I Domingo de Adviento, Misa familiar, 1 de diciembre de 2019



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanas y hermanos! Concluido el Tiempo Ordinario y el Año Litúrgico del ciclo C, hoy iniciamos el Año Litúrgico del Ciclo A con el Tiempo de Adviento, especialmente dedicado a preparar la venida de nuestro Señor. Durante 4 semanas nos prepararemos para celebrar juntos el cumpleaños de Jesús que, como todos sabemos, será el 25 de Diciembre y nos servirá para profundizar la esperanza y la alegría que nos produce. Sin rezar el Gloria y reducida la música con instrumentos y los adornos festivos, el sacerdote usará vestiduras moradas.
Por otra parte, usaremos la Corona de Adviento como invitación y ayuda para profundizar en el misterio de la llegada de nuestro Salvador. Cada Domingo se encenderá un cirio  que nos animará a tener una adecuada actitud.  Para este I Domingo, la Palabra se centra en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión.
Procedamos, pues, a recibir al Celebrante y a bendecir la Corona de Adviento. El cirio simboliza la luz de Cristo que viene a nuestro encuentro y que se impone sobre cualquier oscuridad, pues todos necesitamos a Jesucristo.

PRIMER DOMINGO (BENDICIÓN)
Bendice, Señor y Dios nuestro, este Misterio preparatorio del Adviento, reflejo de nuestra vida orientada hacia Ti, en quien esperamos.
Bendice, Señor y Padre nuestro, este cirio que significará tu presencia en medio de nosotros, así como nuestra fe en el misterio de la Natividad de Jesucristo, tu Hijo amado. Por Jesucristo, Nuestro Señor.  Amén.

ENCENDIDO DEL PRIMER CIRIO / ORACIÓN DE ADVIENTO DE LA FAMILIA
(La familia designada de encender el primer cirio camina lentamente hacia el lugar de la Corona)
Señor, vivimos tiempos de desánimo. ¡Ven a nuestros corazones, a nuestros hogares, para que se restablezcan los valores perdidos!
Señor, vivimos nuestra fe con mucha comodidad. ¡Ayúdanos a crecer en el amor y vivir mejor nuestra fe, para que venga tu Reino!
Señor, el mundo no cree en Dios. ¡Toca nuestras vidas para que sintamos la necesidad de amar de verdad, de orar vigilantes y hacerte presente en nuestro entorno! Amén.
 (Se acerca un adulto y enciende el primer cirio (morado, como signo de vigilancia y deseos de conversión).

PENITENCIAL
·         Porque olvidamos que la Navidad es la celebración del Nacimiento de Jesús para salvarnos, pero nos afanamos en gastar, en comprar más. ¡Señor, ten piedad! (¿Gastar dinero o servir a quien nos necesite?)
·         Aunque Jesús nos enseñó cómo vivir, pareciera que solo nos importan las fiestas, regalos y reuniones; olvidamos socorrer el sufrimiento ajeno y nos centramos en el gozo momentáneo. ¡Cristo, ten piedad! (¿Y por qué no llevamos a Jesús Niño a nuestras celebraciones?)
·        El mundo no acoge al Niño Dios, quien solo nos interesa cuando tenemos grandes problemas. Hemos olvidado que Tú, Señor, eres nuestra esperanza, nuestra liberación. ¡Señor, ten piedad! (¡Alegrémonos, pues Jesús nace para darnos la eternidad!)

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
Es una promesa que un día el Señor nos reunirá a todos en la paz eterna de su Reino. ¡Tengamos esperanza y dispongámonos a su cumplimiento! Dejemos que la alegría transforme el cansancio y lo renueve todo: capacidades, entusiasmo, la misma fe. Y, porque los múltiples problemas de la vida nos cansan, ‘es hora de despertar’, de salir de la noche y abrazar el día, haciendo lo que es propio para quien ha conocido a Jesús. ¡Dejémosle nacer en nuestros corazones! Forjemos hábitos nuevos para tratar de hacerlo todo mejor, pues Jesús llegará. Él, naciendo en la más absoluta pobreza, nos ha traído la mayor riqueza: la eternidad.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. El mundo vive momentos difíciles. Roguemos por la Iglesia, para que mantenga nuestra fe centrada en la Palabra de Dios, con esperanza y caridad fraterna, oremos.
2. Hay mucho sufrimiento en el mundo. Por quienes gobiernan el mundo, para que estén atentos a las necesidades reales de los ciudadanos y se dispongan a vivir en fraternidad, pues Jesús nos trae la paz, oremos.
3. Muchas familias ven el futuro demasiado incierto y se deprimen. Para que el Señor envíe su Espíritu para iluminar nuestros horizontes y hacernos descubrir que podemos salir adelante, con gozo y en unidad, oremos.
4. Encomendemos nuestra comunidad parroquial al Señor, para que en su seno nazca nuevamente el bendito Niño de Belén y reavive nuestra fe en el amor y la esperanza ante cualquier dificultad, oremos.
5. Oremos por las familias de nuestra comunidad, para que la Navidad no se constituya en preocupación material sino en la razón para estar auténticamente alegres y unidos, descubriendo al Dios-con-nosotros cerca, muy cerca, oremos.
6. Queremos presentar los niños del mundo al Señor, para que todos puedan tener la vivencia de ese Dios que se hizo Niño para llegar a nuestros corazones y transformarlos. ¡Que sean felices y te conozcan, Señor! Oremos.
7. Oremos por los que sufren, por los que han tenido que dejar sus hogares para hacerse uno nuevo donde poder desarrollarse. Por lo que han dejado atrás y por quienes les han acogido. Roguemos al Señor.
8. Dios nos ha prometido la eternidad. Suplicamos por la paz y el eterno descanso de nuestros difuntos, así como la paz y la esperanza para quienes todavía les extrañan, oremos.

OFERTORIO
1.    Señor, Tú naciste para entregarlo todo, hasta la última gota de tu Sangre, hasta tu propia Madre. Hoy queremos imitarte entregando estos juguetes con los cuales hemos jugado, para que otros niños también puedan usarlos. Que sean felices jugando con ellos. Queremos decir con esto… ¡que Tú nos amas demasiado!
2.    Nada mejor podemos ofrecer que este pan y este vino que, acompañados de nuestras propias vidas, serán transformados en tu Cuerpo y en tu Sangre, Señor, y en testimonio de tu amor en medio de nosotros mismos. ¡Gracias, Señor!

ACCIÓN DE GRACIAS
Señor, Tú nos prometiste la Salvación y nos la diste, sin importar el costo que te implicaría. Tu nos prometes hacerte presente en nuestras necesidades y podemos comprobarla en nuestro cada día. Por eso te damos gracias, Señor. Porque eres bueno y nos amas y nos lo das todo. Amén.

 





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