XXII Domingo Ordinario, Misa Familiar, 1 de septiembre de 2019
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Somos invitados del Señor a su
Banquete y nos colma de sus bendiciones.
Comencemos, pues, bendiciendo a quienes nos acompañan a celebrar este XXII
Domingo del Tiempo Ordinario (…)
(animar a hacerlo)
Hoy el Señor quiere que entendamos que hacernos los
importantes solo nos podría poner en evidencia ante todos. El humilde puede ser
honrado –y eso será agradable- pero el orgulloso tomado a menos se sentirá muy
mal.
También quiere Jesús que entendamos que el Reino de Dios no
toma en cuenta la riqueza y el honor social, político o cultural que podamos lograr;
eso es pasajero. Al contrario, quiere que seamos mansos y humildes de corazón
–como es Él- para que encontremos felicidad, paz y sosiego, dando sin esperar
pagos o recompensas.
PENITENCIAL
1. Como soy profesional muy respetado, me cuido mucho de
revelar que vivo en un sector humilde de la ciudad. Me gusta aparentar. ¡Señor, ten piedad! (¡No
veo el día en que no tenga que vivir en este barrio de miseria!)
2. Admiramos lo grandioso y espectacular y olvidamos que lo
más importante está en lo pequeño y sencillo, como en la Eucaristía. ¡Cristo, ten piedad! (Lo
más grande siempre es mejor, más vistoso…)
3. Saludo con entusiasmo al que se arregla bien o tiene un título
y bienes materiales, pero volteo para no saludar a los pobres o marginados. ¡Señor, ten piedad! (Mi
tío es un don nadie, mejor no lo invitamos…)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Desde las lecturas de este día
recibimos una consistente invitación a vivir el valor precioso de la humildad,
el cual nos llevará a obtener el favor de Dios, quien ama a los pequeños y les
revela los grandes secretos. Por eso el salmista Lo alaba y Le agradece. Cristo
mismo se manifiesta en lo común y sencillo; y desde su humildad también hay que
descubrirlo en su grandeza. Recordemos
que solo por el camino de la humillación podemos llegar a la humildad e imitar
y encontrar a Cristo.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por quienes sirven en la Iglesia para que lo hagan con
sencillez y generosidad. Oremos.
2. Por los humildes y despreciados. Por los ricos y
poderosos. Oremos.
3. Por quienes se hunden en el egoísmo y la prepotencia. Oremos.
4. Por quienes se llenan de rencor desde su pobreza. Oremos.
5. Por quienes sufren muy cerca de nosotros, en nuestros
hogares y ambientes: los ancianos, los enfermos, los débiles y los solitarios o
alejados. Oremos.
6. Por quienes no tienen vivienda o sueldo seguro. Oremos.
7. Por los niños y jóvenes que tienen a Internet como su
formador y guía. Oremos.
8. Por todos los difuntos. Por quienes no se consuelan ante
su partida. Oremos.
OFERTORIO
1. La sencillez de una
flor silvestre, nacida en el jardín de cualquiera de nuestras casas, sea
expresión de nuestro deseo de ser gente sencilla, que valora a las personas
simplemente por ser eso.
2. A una pequeña de Nazaret el Señor escogió como Madre y
la ensalzó como ‘bendita entre todas las mujeres’. De Ella recibimos esta oración, el rosario, que solo pide un corazón
atento a Dios y, sin embargo, su práctica nos obtiene muchas gracias. Nos
disponemos a orar con corazón sencillo para estar cerca de Ti, Jesús.
3. El pan y el vino
expresan la sencillez y la humildad de quien nos obtuvo la Salvación, en el
misterio que se actualiza sobre el altar, misterio de amor y entrega.
ACCIÓN
DE GRACIAS
Te agradecemos, Señor, este encuentro de amor con que nos
has nutrido y Te suplicamos nos acompañes en el camino de la sinceridad y la humildad
para que Te podamos agradecer tanto amor. ¡Solo Tú eres grande, Señor! ¡Sólo Tú
mereces la honra y la alabanza! Amén.
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