Domingo XVIII Ordinario, Misa Familiar, 4 de agosto de 2019
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! ¡Les deseamos un día pleno de
bendiciones! Podríamos comenzar saludando a quienes están sentados cerca de
nosotros. (…)
Al llegar al XVIII Domingo Ordinario el Señor nos alerta
sobre lo que nos afana y nos impide disfrutar de Su creación… Todo está ahí,
pero nunca debemos dejar que nuestros bienes nos roben la paz o que se constituyan
en la razón de nuestra existencia, no siendo lo fundamental. La vida, el
trabajo, la prosperidad y los proyectos que tenemos entre manos no dependen
exclusivamente de nosotros y, por eso, conviene ponerlo todo al servicio del
Reino de Dios para lograr un mundo y una sociedad mejores.
PENITENCIAL
1. Porque vivimos anhelando tantos bienes y luego tenemos
que cuidar constantemente de ellos. ¡Señor,
ten piedad! (¡Qué agobio! No pudimos viajar porque
hay que cuidar todo lo que tenemos de asaltantes, …)
2. Porque lo que hacemos se parece poco a lo que Dios nos
pide y nos ponemos excusas para no dejar de hacerlo. ¡Cristo, ten piedad! (¡Cuando tenga suficiente
dinero ayudaré a los pobres y compartiré con mi familia)
3. Porque confundimos la felicidad con tener muchas cosas;
olvidamos que Dios regó por toda la naturaleza señales de su amor para hacernos
felices. ¡Señor, ten piedad! (Un
día seré rico y podré ser feliz, ayudar a otros, …)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Aunque los logros son buenos, las
esclavitudes nos hacen desvivir. El que se acoge al poder de Dios no requiere
afanarse en lograr más y más cada día, pues todo lo confía y agradece a Aquel
que le ha ayudado a obtenerlo. Porque, aunque el dinero es
útil y necesario, no ha de centrar nuestra existencia, puesto que en nuestro
bautismo comenzó nuestra vida en Cristo para vivir en la libertad de los hijos
de Dios; en fin, hacer presente la bondad de Jesús en nuestro cada día. La
codicia y la ambición nos destruyen.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Oremos por la Iglesia para que sepa hacer de los
pequeños del Señor su propio centro de referencia, socorriendo y acogiendo a
quienes la necesiten, llevando a todos hacia el Señor Jesús. Oremos.
2. Por quienes sueñan con un mundo de iguales en lo
material pero crean diferencias en otros aspectos. Para que se respete y
apuntale la capacidad de desarrollo de los menos favorecidos. Roguemos al Señor.
3. Por quienes ejercen cargos de servicio y manejan los
fondos públicos. Para que comprendan que sus propias capacidades deben
llevarlos a servir a todos los ciudadanos, favoreciendo el desarrollo personal
y comunitario. Roguemos al Señor.
4. Oramos por nuestra comunidad parroquial para que
crezca en la unidad y el servicio y descubra en esto su razón de ser. Roguemos al Señor.
5. Oramos por nuestras familias, nuestros vecinos,
compañeros de estudio, trabajo y actividades. Que tus bendiciones, Señor,
se derramen sobre todos en salud, amor y prosperidad. Roguemos al Señor.
6. Por quienes hoy nos hemos reunido en torno a Jesús
Eucaristía, para que sepamos establecer los valores que rijan nuestras
vidas según su voluntad. Roguemos al
Señor.
7. Para que aprendamos a valorar y disfrutar lo que no
tiene precio: amistad, fraternidad, misericordia, los
buenos ejemplos, amor sincero que alcance a nuestros enemigos, el encuentro y
la amistad con Dios. Oremos.
8. Oremos por todos los difuntos, para que reciban
el premio al amor y al sacrificio que practicaron con su prójimo.
Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Señor, queremos ser ricos, pero a tu estilo. Por eso
hacemos nuestras las consignas de alegría,
diálogo, compartir, amor y paz; y rechazamos la riqueza que viene con peleas, rencor, orgullo, odio y guerra. (Se
portan los dos letreros, el primero se ofrenda y el segundo se rompe.).
2. También queremos ofrendarte nuestra disposición para
ayudar a otros, por cuanto es la mejor forma de ser verdaderamente ricos.
Ofrendamos nuestra colaboración para
ayudar al mantenimiento de nuestra Parroquia y este alimento para ayudar a los hermanos más necesitados. (Dos niños con
implementos de limpieza y dos con los alimentos).
3. Entregamos las especies de pan y vino porque creemos en la Presencia Real de Jesucristo
-muerto y resucitado por amor a nosotros- una vez celebrada la consagración.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre
bueno, en cuyo Hijo amado hemos recibido toda suerte de riquezas reales,
bendice nuestra disposición a ser mejores cada día y a valorar en su justa
medida la riqueza y la pobreza material. Amén.
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