IV Domingo Ordinario, 3 de febrero de 2019
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy
buenos días nos dé el Señor! Sintámonos bienvenidos a esta Eucaristía del IV
Domingo del Tiempo Ordinario.
Seguir a Jesús es aceptar a los demás –con lo
bueno o malo que tengan-, abrir espacios de entendimiento –aunque nos resulte
difícil-, valorar la muy buena creación
que Dios ha hecho de todos nosotros; en fin, es descubrirlo en cada persona.
Llevar su Evangelio es, por lo tanto, ser signo del amor de Dios; porque el Evangelio
de Cristo es una experiencia, más que una palabra. Es asumir con valor una
forma de vida que debe producir frutos de justicia y de paz.
Sin embargo, ante Jesús muchos se asustan
porque temen perder espacios y libertades que, sin ser tal cosa realmente, les
mantienen esclavos de mentiras o de verdades parciales, privilegios o leyes, aunque
estos jamás les den la felicidad verdadera.
PENITENCIAL
1) Porque no cumplimos la voluntad de Dios en
nuestras vidas sino que nos guiamos por patrones sociales dejando de lado
nuestra sensibilidad y capacidades. ¡Señor,
ten piedad!
2) Buscamos fama y poder, pero nos olvidamos de
amar. Regalamos muchas cosas, pero no por amor. Nos esforzamos poco en que
otros sientan nuestro amor. ¡Cristo, ten
piedad!
3) Nos resulta cómodo el Dios que nos enseñaron
como teoría; sin embargo, nos da miedo encontrarnos con ese Dios vivo, que nos
busca siempre. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA: Dios consagra y
capacita a cada persona para una determinada misión. Jeremías expresa de qué
manera Dios lo llamó a ser profeta. No ha de temer, pues el Señor mismo lo
acompañará y será su fortaleza. Tampoco nosotros debemos temer a cumplir
nuestro llamamiento, ya que Dios nos acompañará y socorrerá.
SALMO: Dios siempre está con
nosotros y actuará según sea nuestra confianza en Él. A través del salmo 70
alguien que ha vivido largos años expresa que jamás ha sido defraudado al poner
toda su seguridad en Dios. ¡Confiemos en el Señor!
SEGUNDA: El amor genera vida.
San Pablo, en la primera Carta a los Corintios, nos anima a practicar ese amor
que debe estar por encima de cualquier don de Dios, por preciado que este parezca.
¡Bueno si eres profeta, mejor si sabes amar!
EVANGELIO: Etiquetamos a las
personas ‘porque las conocemos muy bien’. Lo hacemos sobre quienes están cerca
de nosotros. Los paisanos de Jesús no quisieron aceptar que el hijo del carpintero pudiera ser el
enviado de Dios. Rechazaron al Ungido de
Dios porque creían conocerlo.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.- Por
la Iglesia, para que cada bautizado descubra la vocación a la que ha sido
llamado y pueda, así, hacer el aporte que le corresponde. Roguemos al Señor.
2.- Oremos
especialmente por el papa Francisco, por sus intenciones pastorales y sus
necesidades para la corrección, dirección y enriquecimiento espiritual suyos y
de la Iglesia que le ha sido encomendada. Roguemos
al Señor.
3.- Por
los gobernantes de todos los países y regiones. Que aprendan a sentir como
sus ciudadanos y consoliden el servicio, la justicia y la solidaridad como sus
herramientas fundamentales. Roguemos al
Señor.
4.- Oremos
muy especialmente por quienes forman a niños y jóvenes, los padres,
representantes, docentes y catequistas, para que eviten caer en la
tentación de etiquetarlos, dificultándoles su evolución y desarrollo pleno. Roguemos al Señor.
5.- Por
quienes ya viven con una etiqueta para que tengan valor de pedir al ‘hijo
del carpintero’ que les ayude a desprenderse de esos calificativos. Roguemos al Señor.
6.- Por
nosotros y por los que amamos, por quienes nos han pedido orar por sus
situaciones y necesidades; por quienes no saben orar o no creen en el poder de
nuestra intercesión ante Dios. Roguemos
al Señor.
7.- Por
quienes vemos como diferentes de nosotros, para que descubramos aquello en
que somos iguales y enriquezcamos nuestros grupos y experiencias con las
diferencias personales que se aportan. Roguemos
al Señor.
8.- Oremos
por todos los difuntos, para que alcancen prontamente la dicha que nos ha
sido prometida. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1) Hemos decidido, Señor, hacer silencio para poder escucharte cada vez
que nos llames, hacer pausa para que
Tú puedas entrar a acompasar el ritmo de nuestras vidas. (4 niños/as arman 2 rompecabezas: silencio / escuchar a
Dios, pausa/ vivir al ritmo de Jesús)
2) Te presentamos un corazón, Señor, que representa el de cada uno de nosotros. Se
entiende que en él reside el amor. Te entregamos nuestro amor más puro, el cual
trataremos de expresar en gestos de servicio a quienes nos rodean. Ayúdanos a amar.
3) Ahora queremos entregarte el pan y el vino, las ofrendas
auténticas de esta Celebración, por cuanto Tú mismo te entregarás nuevamente a
Dios Padre por nosotros y te nos ofrecerás como el Alimento que nos restaura y
fortalece. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Se nos ha hablado siempre del Señor Jesús;
Padre amado, haz que nuestros corazones no se contenten con conocerlo de oídas,
sino que queramos vivir encuentros personales con tu Hijo para llevar Su amor a
todas las personas. Amén.
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