Epifanía del Señor, 6 de enero de 2019
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y amigos! ¡Dichosa
manifestación del Señor!
Hoy podríamos decir que es el día de los
valientes. De aquellos cristianos que se atreven a anunciar su fe. Que no
esconden su encuentro con el Dios-con-nosotros. Que, además, se esfuerzan y
empeñan por adorarlo como el Mesías se lo merece. Que no le dan sobras de
tiempo o recursos.
También podríamos decir que es el día de la
generosidad material para Dios. Y como Él no necesita nada material, hemos de
ser generosos con aquellos que carecen de lo necesario. No estaría nada mal que
nos ofrendáramos al Señor, completos, con todo lo que tenemos, para llevar Sus
acciones a este mundo que tanto Lo necesita, aunque no lo sepa.
PENITENCIAL
1.
Perdona, Señor, nuestra indiferencia hacia Ti. Perdona que no Te adoremos;
perdona que no Te tratemos con la dignidad que mereces. ¡Señor, ten piedad!
2.
Perdona, Señor, que no nos dejemos transformar por Ti y las grandes peleas
familiares ocurran después de la Eucaristía. ¡Así, jamás Te daremos a conocer a
otros! ¡Cristo, ten piedad!
3.
Perdona, Señor, que actuemos como Herodes, diciendo que queremos adorarte, pero
ocultando intenciones oscuras, que nada tienen que ver con amarte o postrar
nuestras vidas ante Ti. ¡Señor, ten
piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Se percibe la alegría
y la esperanza del autor sagrado, Isaías, cuando muestra resplandeciente a la
Jerusalén que se encontraba en sombras y oscuridad. Así, también, nosotros, como
Iglesia, hemos de ser resplandor de la continua manifestación del Señor.
SALMO.- El salmo 71 es totalmente apropiado para
celebrar la Epifanía. Jesús es ese Rey amigo y protector de los pobres,
defensor de los desgraciados, vencedor del mal, que humilla y destruye a
nuestros enemigos reales: ¡el pecado y la muerte! Nos corresponde hacer que
venga Su reino
SEGUNDA.- Como se intuye en la
primera lectura, la Carta de san Pablo a los Efesios, refiere que Dios se ha
manifestado para todos los seres humanos. No vino para unos en particular, sino
para todas las personas, que pueden encontrarlo y entregarlo a todos. La
promesa de Dios a Su Pueblo es universal.
EVANGELIO.- El Evangelio de san Mateo
presenta la manifestación de Dios a todos los pueblos, la cual se da por un
misterio de gracia de Dios y de apertura del corazón que recibe esa gracia. Es
la dinámica de la fe recibida, vivida y comunicada.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Para que nuestra Madre, la Iglesia, sea la
estrella que anima a las personas a acercarse a Dios y adorarlo. Roguemos al Señor.
2.
Por los gobernantes del mundo para que, lejos de asumir actitudes nerviosas,
convoquen a quienes saben para dar a sus naciones y al mundo las mejores
decisiones que construyan y ayuden a todos los ciudadanos. Roguemos al Señor.
3.
Que el perdón, el amor, la paz, la alegría y la fraternidad sean nuestra
respuesta personal al Dios que quiso venir a vivir y permanecer en medio de
nosotros; que Le adoremos con esas actitudes. Roguemos al Señor.
4.
Para que descubramos al Señor en los hechos de la vida, en los gestos
sencillos. Para que valoremos Su Presencia Eucarística y Le adoremos. Para que
vistamos adecuadamente cuando venimos al templo y recordemos que también
nosotros somos templo del Espíritu Santo, respetemos a las personas y nos
respetemos a nosotros mismos. Roguemos
al Señor.
5.
Que aprendamos, como los Magos, a adorar al Señor. Que siempre nos postremos en
el momento de la consagración. Que adoremos a Dios con nuestro espíritu y con
nuestro cuerpo, sin pena. Y que lo disfrutemos. Roguemos al Señor.
6.
Para que los que sufren descubran cómo ofrecerle al Señor la mirra de sus penas
y recuerden que Él conoció el sufrimiento humano hasta llegar a la muerte. Roguemos al Señor.
7.
Por quienes ya no están en medio de nosotros, para que encuentren la Luz
eterna. Por quienes lloran su partida o han decidido vivir en el recuerdo para
que, consolados en Tu Bondad, decidan vivir como testigos del Amor de Dios. Roguemos al Señor.
8.
Por nuestra Parroquia, por su(s) sacerdote(s), por sus feligreses, por todas
las actividades que en ella se planifican y desarrollan. Que recordemos
resplandecer a Jesús, nuestro Señor. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
Se acercan 3 personas con las manos vacías; leída la
monición correspondiente, cada uno se arrodillará ante el altar, bajando su
cabeza como signo de adoración. Finalmente, dos personas traerán el pan y el
vino y también se postrarán. Le ofrecerán:
1.
Te ofrecemos, Señor, el oro de nuestras vidas, nuestras
pequeñas y grandes riquezas, nuestras familias, lo que somos y lo que
quisiéramos ser.
2.
Te ofrecemos, Señor, el incienso de la fe, para adorarte en espíritu y verdad, nuestras
oraciones personales, en familia y en comunidad parroquial.
3.
Te ofrecemos, Señor, la mirra de nuestros más puros sufrimientos y sacrificios, los
dolores por carencias o excesos, la falta de un ser querido.
4.
Te ofrecemos, Señor y Rey nuestro, las especies
de pan y vino donde Tú Te ofrecerás a
Ti mismo al Padre en el más puro y agradable sacrificio, sólo que, ahora, sin
dolor.
ORACIÓN FINAL
Te damos gracias, Señor, por la existencia, por
todas las personas a quienes conocemos y tratamos cada día. Te damos gracias,
Señor, porque a cada instante podemos ponernos en Tu Presencia, pues no cesas
de manifestarte a todos Tus hijos e hijas. Amén
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