XXII Domingo Ordinario, 2 de septiembre de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más cordial bienvenida a la
Eucaristía del XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Queda ya poco de vacaciones
para nuestros muchachos. Pidamos al Señor que sea tiempo productivo para
encontrarnos con Él dondequiera que nos encontremos.
Hoy
la pregunta sería si hay fórmulas para encontrarse con Dios, para amarlo. Descubramos
que, aunque todo puede hablarnos de Dios, no todo lo que hacemos nos lleva a
Él, a Su amor. Para eso, debemos amar a Dios con corazón sincero, con
autenticidad; y la mejor manera es dejarnos guiar por las Leyes de Amor que son
Sus Mandamientos, el mejor camino para llegar a Él.
PENITENCIAL
1.
Consideramos poco valiosos y pasados de moda los mandamientos de la Ley de Dios
y creemos que no tenemos por qué cumplirlos. ¡Señor, ten piedad!
2.
Valoramos lo que indican las personas para ser felices, pero despreciamos lo que
nos propone Dios para lograrlo. ¡Cristo,
ten piedad!
3.
Decimos ser muy cristianos porque tenemos un altar en nuestra casa, pero olvidamos
vivir el Mandamiento del amor. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura,
tomada del Libro del Deuteronomio, nos presenta las palabras previas de Moisés
al entregar a los judíos la Ley de Dios, Ley de la cual ellos recibirían
sabiduría e inteligencia, tal y como lo reconocerían otros pueblos. Recordemos,
sin embargo, que debemos autenticarla con la enseñanza de Jesús.
SALMO.- El salmo 14 propone cómo
los fieles humildes y sencillos podrían relacionarse con Dios y las personas,
según la mentalidad de su tiempo. No obstante, cabe preguntarnos cómo podremos
practicar hoy el Mandamiento del Amor.
SEGUNDA.- Hoy comenzamos a
leer la Carta del Apóstol Santiago. Dios Padre nos ha beneficiado con el don
perfecto de Su Palabra, la cual nos guiará a la gloria de Dios, la felicidad y la
salvación propia y de nuestro prójimo.
EVANGELIO.- Hoy retomamos el
Evangelio de San Marcos. Una ‘Ley justa’ había sido transformada en ‘Ley
opresora’, pues se le habían agregado ‘detalles humanos’. Jesús distingue
claramente una de los otros y acusa fuertemente a los fariseos. Aclara, además,
qué es lo puro y qué no lo es.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
La Iglesia necesita de nuestras oraciones, que recordemos que cada uno de
nosotros la formamos, y que debemos vivir nuestra fe coherentemente, así como
nosotros esperamos actitudes y decisiones según el Espíritu. Roguemos al Señor.
2.
También debemos orar por los sacerdotes, ya que vivir y anunciar el Reino de
Jesús es labor difícil, que requiere del esfuerzo de muchos. ¡Que el Señor los
haga santos! Roguemos al Señor.
3.
Recordemos que hay muchos que han visto debilitarse su fe, bien sea por
diversas dificultades y problemas o por la falta de interés y cuidado de la fe.
Encomendemos a los que dicen no creer en Dios. Roguemos al Señor.
4.
También hay muchos que deforman su fe en Cristo Jesús y lo que Él nos enseñó
con doctrinas orientales –como el yoga- que se les ofrecen como muy buenas
estrategias para sanar enfermedades y ‘tener paz’. Roguemos al Señor.
5.
Mucha gente, sabiendo que todos somos Iglesia y que podemos interceder unos por
otros, nos han pedido que oremos por ellos y sus situaciones. Roguemos al Señor.
6.
Queremos orar por quienes muy pronto reiniciarán su proceso formativo en la fe,
nuestros catequizandos. Los encomendamos al Señor, así como a sus familiares. Roguemos al Señor.
7.
Oramos por los enfermos, por quienes les tratan y quienes les cuidan, por los
recursos para su atención. Roguemos al
Señor.
8.
Recordemos a quienes duermen el descanso eterno, para que el Señor vea sus
buenas obras y lo mucho que amaron, así como la fe de Su Iglesia. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
La
Misericordia de nuestro Dios se manifiesta de muchas maneras, pero la más
poderosa es la Eucaristía, misterio del amor de Dios. Entregamos el pan y el vino en actitud agradecida
por Tu Presencia Eucarística, porque en ella permaneces con nosotros, Señor.
Comentarios
Publicar un comentario