XXI Domingo Ordinario, 26 de agosto de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
Queremos darles la más cordial
bienvenida a esta, nuestra Eucaristía del Domingo XXI del Tiempo Ordinario.
Hoy
conviene que respondamos una pregunta: ¿Pensamos dejar a Jesús? Porque, muchas
veces, no dejamos que nuestro círculo de amigos o compañeros conozca nuestra
condición de ‘cristianos católicos’ y participamos en cualquier chat, tratando
a la ligera cualquier tema delicado, usando argumentos contra Dios y contra la
Iglesia.
Ahora, cuando vamos a vivir nuevamente el sacrificio
de Amor que Cristo ofreció a su Padre –y que ofrece en cada Eucaristía-,
trayéndonos la alegría de la Salvación, hemos de estar dispuestos a ser valientes
y mostrar, sin pena, en quién creemos,
no importa qué perdamos por hacerlo.
Alegres y agradecidos por la Misericordia de
Dios, vivamos este encuentro con el Señor, Su Palabra, Su tierno amor
vivificador.
PENITENCIAL
1. Nos importa tanto lo que piensen de nosotros que llegamos hasta a
callar o negar nuestra fe. Es que no valoramos la amistad con Dios. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque hemos dejado atrás valores como la unión de los esposos, nuestra
vida de fe, nuestro ‘ser Iglesia’. ¡Cristo,
ten piedad!
3. Pensamos que todo lo que se anuncia como paz, serenidad o
bienestar tiene que ver con Dios y asumimos medias verdades, doctrinas y
posturas que nos colocan muy lejos de Dios. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La
primera lectura es del Libro de Josué, y nos presenta la valentía del profeta
que, ante la posibilidad de servir a otros dioses en lugar del Dios verdadero,
anuncia que tanto él como su familia servirán solo a Dios. Su ejemplo es,
entonces, imitado por el pueblo allí reunido. ¿Somos valientes para decir en
quién creemos y seguirlo? ¿Qué respondemos a Dios?
SALMO.- Nuevamente
alabaremos a Dios con el Salmo 33. ¡Dios es bueno! Su bondad lo alcanza todo.
Pero tenemos que afinar sentidos para descubrirlo en las innumerables y
pequeñas obras de Su poder y Su amor hacia nosotros.
SEGUNDA.- Es
de la Carta a los Efesios nuestra segunda lectura, la cual compara la relación
entre los esposos con la que existe entre Cristo y Su Iglesia. Obediencia y
respeto, por una parte; amor como a sí mismo, por la otra. Hombre y mujer son
una sola carne, así como Cristo y Su Iglesia son una sola cosa.
EVANGELIO.- Hay
momentos en que no podemos ser indiferentes y tenemos que pronunciarnos, así
como hizo Josué ante la asamblea. El seguimiento a Cristo es exigente y no
caben medias tintas. Pedro responderá aquella frase que bien conocemos: “Señor, ¿a quién iríamos? Solo Tú tienes
palabras de vida eterna.”
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Oremos por la Iglesia que Cristo fundó, por la piedra sobre la que está
fundada, por los ministros responsables de administrar la gracia, por cada bautizado.
Que el Señor anime a todos a vivir en plenitud de servicio. Oremos.
2.
Oremos por los líderes de este mundo, por quienes dirigen a las naciones, por
los gobernantes de nuestro país, para que se dejen guiar por la Palabra de Dios
y sirvan con recta intención a sus ciudadanos. Oremos.
3.
Encomendemos al Espíritu de Dios a los cristianos confundidos en prácticas
populares aparentemente inofensivas a su fe; para que se dejen iluminar por Él
y descubran que prácticas como el yoga tienen fundamento religioso y
anticristiano. Oremos.
4.
Oremos por nosotros, cristianos de misa dominical, para que recordemos que esta
constituye el inicio de una actividad que dura toda la semana, durante la cual
debemos dejar traslucir nuestra fe y compromiso de perdón y de servicio. Oremos.
5.
Por los medios de comunicación. Para que sean más respetuosos con la figura de
Jesucristo y de Su Iglesia. Oremos.
6.
Por nuestra Parroquia. Por quienes se esfuerzan para que esté bien arreglada,
de acuerdo a la dignidad del que en ella vive, Cristo Jesús, nuestro Señor. Oremos.
7.
Por nuestros familiares o conocidos que han partido de este mundo, para que
gocen de la promesa en la cual creyeron. Oremos.
8.
Por quienes viajan en estas vacaciones, para que puedan disfrutar sanamente y
regresar con bien a sus hogares. Oremos.
OFERTORIO
Señor, hay sufrimientos
y alegrías, carencias y abundancias, incertidumbres y seguridades
constantemente en nuestras vidas… Este cáliz
y estas vinajeras contienen lo
que Tú necesitas para prepararnos el Banquete celestial por el que permaneces
con nosotros. En ellos Te agradecemos y suplicamos la transformación de lo que
así lo requiera en nosotros y en los nuestros, por el poder de tu Presencia
Eucarística. ¡Bendito seas, Señor!
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