XII Domingo Ordinario, Natividad de San Juan Bautista, 24 de junio de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días,
hermanas y hermanos! La liturgia de este día nos propone celebrar el nacimiento
de san Juan Bautista, el más grande entre los nacidos de mujer, según expresa
la propia Palabra.
Fue a Juan a quien le
correspondió preparar el camino para Jesús. No pidió puestos de importancia,
sino que, por el contrario, tuvo el valor de orientar a quienes le seguían con
admiración que no era él quien les salvaría, sino Aquel que estaba antes que
él.
Puestos de pie, recibamos
al celebrante.
PENITENCIAL
a) Porque representamos
con gusto empresas y personas, pero olvidamos que Dios nos ha enviado al mundo
para llevarlo a Él y hacerlo mejor. ¡Señor,
ten piedad!
b) Porque nos cuesta
dar gloria a Dios cuando ha intervenido en nuestras vidas, aceptando o
desviando los halagos que solo a Él corresponden. ¡Cristo, ten piedad!
c) Porque preferimos
quedar bien con la gente antes que con Dios. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El
Profeta Isaías describe la misión de un hombre de Dios, el cual ha sido elegido
para cumplir una misión específica. El gozo se descubre al trabajar por el
cumplimiento de lo que esa misión implica.
SALMO.- No solo es grande y
poderoso el Señor; además es bueno y está lleno de ternura para con nosotros. A
Él estamos verdaderamente unidos: somos hechura de sus manos, presencia humana
de Dios, enlace entre Él y la humanidad misma. SEGUNDA.- Juan movía conciencias y practicaba un bautismo de
arrepentimiento; pero aclaró que no era él, sino Jesús, descendiente de la
familia davídica, el Salvador prometido desde antiguo. Así lo refiere san Pablo
a su audiencia, moviéndolos a enfocar correctamente su fe.
EVANGELIO.- Dar
nombre a un hijo constituye la asignación de un camino, de una misión. En el
Evangelio de Lucas se nos narra el momento en que Zacarías e Isabel ponen
nombre al hijo nacido tardíamente, hecho que confirma
la elección de Dios sobre ese niño.
ORACIÓN DE LOS FIELES
a) Por la Iglesia. Para
que, como Juan Bautista, sepa centrar a los hombres y mujeres de este milenio
en el camino que los relaciona con Jesús. Oremos.
b) Por todos los
sacerdotes para que, protegidos por el Corazón de Jesús, desarrollen
sentimientos y actitudes propios de quien entregó hasta la sangre y el agua que
guardaba en sí para enriquecer nuestras vidas. Oremos.
c) Por todos los recién
nacidos; para que reciban lo necesario para desarrollar una vida integral,
tanto en lo físico e intelectual como en lo espiritual. Recordamos a quienes
están siendo bautizados en estos días. Oremos.
d) Por tantas parejas
que esperan tener hijos y no lo logran. Para que confíen y descubran una
paternidad/maternidad vivificadora. Oremos.
e) Muchos niños jamás
nacerán porque sus padres así lo decidieron. Para que los clamores de aquellos
ante el Señor muevan a estos a perdonarse y promover siempre la vida. Oremos.
f) Por nuestra
parroquia; por todos los sacerdotes, especialmente por los que son parte de
nuestras historias personales; por nuestros grupos de fe y de servicio; por
todos los que nos ayudan a vivir el Evangelio. Oremos.
g) Recordamos a quienes
ya no están entre nosotros, en la seguridad de que la vivencia del Evangelio
que nos han transmitido constituye hoy, para ellos, señal de su eterno descanso.
Oremos.
OFERTORIO
Te entregamos,
agradecidos, el pan y el vino. Tú
nos los has dado. Tú mismo los recibes. Tú los transformarás esencialmente en
Ti mismo. Con asombro ante el misterio de tu Presencia Eucarística nos
ofrecemos para llevar a este mundo el testimonio de tu amor, que todo lo puede.
ACCIÓN DE GRACIAS
Has querido, Señor, que
tu Palabra llegue a todos. Sabemos que nos alimentas y que, cerca de Ti,
creceremos y nos haremos mejores personas; así, debido a esto, todos creerán en
Ti y muchos se animarán a seguirte. ¡Gracias, Señor, por estar con nosotros
siempre!
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