Solemnidad de Pentecostés, 20 de mayo de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! Sean
bienvenidos a nuestra celebración eucarística de este Domingo de Pentecostés.
Hoy,
como en aquel entonces «Al llegar el día
de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar». También los
discípulos de Cristo se disponían a conmemorar esa fiesta que celebraba tanto
la primera cosecha recogida como la entrega de la Ley en el Monte Sinaí y de la
Alianza. Podríamos, pues, concluir que si el Espíritu Santo vino sobre la
Iglesia precisamente el día en que se celebraba la fiesta de la Ley y de la
Alianza, es evidente que el Espíritu Santo se constituye en la ley nueva, la
ley espiritual con que Dios sella la Nueva y Eterna Alianza. Ayer como hoy,
esta Ley debe ser sellada en el corazón de cada hombre y de cada mujer, cual si
fueran tablas de carne.
Dispongámonos, ahora, puestos de pie y
cantando, a iniciar nuestra Fiesta Eucarística. Recibamos al celebrante y
dejémonos transformar por el espíritu de Dios.
PENITENCIAL
•
Porque nos encerramos en nosotros mismos y no Te permitimos actuar en nuestras
vidas, en nuestras situaciones de cada día. ¡Señor, ten piedad!
•
Porque buscamos fuerzas y energías
que nos resuelvan los problemas. Nos olvidamos que Tú estás disponible siempre porque
Tú sí quieres nuestra verdadera felicidad. ¡Cristo,
ten piedad!
•
Porque no nos asociamos a la alegría de tu Resurrección y vivimos tristes y
malhumorados, negando tu presencia gloriosa con gran pesar por nuestra
existencia. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA.- Ocultos
por el miedo a los judíos, los Apóstoles fueron sorprendidos por el Espíritu de
Jesús que les visitó y animó a no tener miedo, a salir de su escondite, para contar
a todo el mundo el mensaje de la Resurrección desde el Lenguaje del Amor. Pero
hemos de estar conscientes de algo: “Aquella efusión, si bien extraordinaria, no
permaneció única y limitada a aquel momento, sino que es un evento que se ha
renovado y se renueva todavía.” (Papa
Francisco, homilía de Pentecostés del 8/6/2014).
SALMO.- Muy extenso, el salmo
103 canta un himno jubiloso a la fuerza creadora de Dios, quien ha creado y
sostiene cuanto existe y no cesa de crear. Nos corresponde a nosotros responder
favoreciendo la vida, colaborando con su Creador.
SEGUNDA.- En su
Primera Carta a los fieles de Corinto, san Pablo nos recuerda que somos
miembros de un único Cuerpo, bautizados en un mismo Espíritu y responsables de nuestras
obras. Debemos vivir nuestro propio Pentecostés cada día.
SECUENCIA.-
Seguidamente se proclamará la Secuencia del Espíritu, texto litúrgico compuesto
en los primeros años de la Iglesia y que define la obra y la presencia del
Espíritu Santo en nuestras vidas. ¡Permitámosle obrar según Su voluntad!
EVANGELIO.- El
Evangelio de hoy corresponde a san Juan y nos refiere cómo Jesús resucitado nos
da su Espíritu para completar a través de nosotros su obra en el mundo. Siendo
una misma realidad, Resurrección y Pentecostés glorifican al Señor, nuestro
Salvador, creador de una nueva humanidad con el amor como nueva Alianza,.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia, que pregona y anuncia a
Cristo muerto y resucitado. Para que sea un recinto de paz, de justicia, un
espacio donde los hombres descubran la Presencia de Dios. Roguemos al Señor.
2. Oramos por quienes consagran sus vidas a
Ti, desde el Papa Francisco hasta los obispos, sacerdotes, religiosos o
religiosas. Que haya muchas vocaciones
auténticas y que sean verdaderos amigos y amigas que sepan guiar, corregir y dar
amor del tuyo, Señor. Roguemos al Señor.
3. Característica singular del Amor de Jesús
es su Paz. Que nos configuremos a la Paz de Cristo. Que, distinguiendo lo que
nos ofrece el mundo como ‘paz’, hagamos viral vivir la Paz del Señor. Roguemos al Señor.
4. Que nos dejemos iluminar por la Luz del
Espíritu de Dios para que vayamos resolviendo nuestras situaciones de vida,
especialmente las más duras, las que nos trascienden y nos hacen sentir
incapaces. Roguemos al Señor.
5. Hay muchas personas que conocemos que
están sufriendo enfermedades fuertes o situaciones difíciles, Señor. Hoy
queremos pedirte que les envíes tu Espíritu para que sus realidades sean
transformadas y reciban de ti mismo la capacidad de salir adelante. Roguemos
al Señor.
6. Te suplicamos, Señor, por quienes enseñan
sobre Ti, por los catequistas; para que atiendas sus necesidades y les
instruyas en la fe. Para que les animes a formarse y vivir según tu voluntad. Roguemos al Señor.
7. Señor, bendice a los niños, niñas y
adolescentes que Te conocerán en algún sacramento en estos días y a quienes ya
lo han hecho. Pedimos para ellos tu bendición. ¡Que no puedan ya vivir sin Ti! Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Señor,
queremos presentarte estas ofrendas que son expresión de nuestras vidas, para
que obres prodigios y señales en nuestras vidas, transformándonos en Ti mismo:
1. Como nada hay que salga de nosotros, Te
entregamos, Señor, nuestro deseo de ser luz
donde nos encontremos. Que dejemos actuar tu Espíritu. (7 cirios encendidos)
2. Por cuanto en Ti ha sido recreada la vida,
por cuanto tu Palabra es creadora, Te entregamos la ‘nueva lengua’ que queremos hablar: el lenguaje del amor. (Letreros: Te amo, Te perdono,
¿Para qué me necesitas?
3. Señor, al entregarte el pan y el vino, deseamos anhelar tu Alimento y que Tú seas
prioridad en nuestros Domingos. ¡Señor, te agradecemos por todo esto!
ACCIÓN DE GRACIAS
Desde
la existencia -que nos has dado en tu amor- hasta el más pequeño detalle –una
vista hermosa, una sonrisa, un apretón de manos-, todo nos habla de tu
constante entrega y tu voluntad de cuidarnos y sostenernos en el tránsito de la
vida. Hoy nos vuelves a entregar tu Espíritu, el cual nos fortalecerá e
iluminará, nos sensibilizará e impulsará. ¡Gracias, Señor, por tu inmenso amor
y paciencia!
Comentarios
Publicar un comentario