V Domingo de Pascua, Misa Familiar, 29 de abril de 2018
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos!
Los saludamos con alegría, como nos lo pide la Pascua. Sean bienvenidos, en el
Día del Señor, a la V Eucaristía dominical de este Tiempo de gozo, cuando tiene
que notársenos nuestra decisión de cambiar lo que estaba mal para llenar todo
del Amor de Jesús Resucitado, a quien seguimos.
Los frutos que demos han de ser buenos y
abundantes, en unidad de amor auténtico, porque Jesús es la vid, nosotros los
sarmientos y Dios el labrador...
Nos ponemos de pie, cantamos
alegres y recibimos al celebrante.
PENITENCIAL
* Tú
eres la vid, Señor, y nosotros los sarmientos. Pero nos falta amor para nosotros
mismos y para lo que hacemos, lo que es importante en nuestras vidas. ¡Señor, ten piedad!
* Tú
eres la vid, Señor, y nosotros los sarmientos. Pero nos falta amor para nuestro
prójimo, nuestros familiares, amigos y conocidos. ¡Cristo, ten piedad!
* Tú
eres la vid, Señor, y nosotros los sarmientos. Pero no Te permitimos obrar en
nuestros corazones, impidiendo que tu amor redentor nos transforme y nos
comunique tu vida. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN
A LAS LECTURAS
Hemos recibido la Vida verdadera en Cristo
Resucitado; eso es lo que debemos descubrir en este tiempo pascual. Por eso no debemos
actuar por nuestra propia cuenta, sino como parte que somos de Jesús, a quien
estamos unidos como las ramas a la vid. Alguien nos cuida: el Padre. Somos la
Iglesia de Cristo y debemos producir frutos abundantes.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por
la Iglesia. Tú quisiste que fuera una. Que el Papa, los obispos,
sacerdotes, religiosos y laicos entendamos que este deseo Tuyo de unidad debe
ser cumplido en el diario quehacer de cada uno de nosotros. Roguemos al Señor.
2. Por
quienes dirigen. Por sus situaciones personales. Por los conflictos que les
causa el querer mantener la unidad en la diversidad y la justicia entre todos. Roguemos al Señor.
3. Por
nuestra parroquia. Por nuestra
comunidad parroquial. Por nuestras escuelas, colegios y liceos. Por nuestras
familias y lugares de trabajo. Para que permanezcamos unidos a Jesús y
demos los mejores frutos. Roguemos al
Señor.
4. Por
quienes sufren. Por las grandes cantidades de personas que no saben cómo
saldrán adelante luego de una calamidad física o nacional. Que el Señor nos
ayude a dar frutos de buenos cristianos y que, al menos, nuestras oraciones les
acompañen y fortalezcan. Roguemos al
Señor.
5. Por
quienes ya no admiran a Dios y han permitido que su amor por Él se seque.
Para que vuelvan a descubrirte, Señor, y Te permitan abonarlos y podarlos para
que tengan una vida en abundancia. Roguemos
al Señor.
6. Recordamos
muy especialmente a nuestra Mamá del cielo, la Virgen María. ¡Ella sí que
dio muchos frutos, y de los buenos! ¿Saben por qué? Porque estuvo unida a Dios
con la intervención del Espíritu Santo. Pidámosle a Ella que nos ayude a ser
buenos hijos de Dios, buenos prójimos de todos. Roguemos al Señor.
7. Ya se
acerca el final de nuestros cursos de Catequesis. Rogamos, también, a
nuestra Mamá María para que nos enseñe a amar de tal modo a Dios, que nos
atrevamos a vivir de manera más definida nuestra fe, en el amor y el servicio a
las personas y la adoración a Dios. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
1. Señor, queremos ser testimonio de tu
Resurrección dondequiera que nos encontremos. Por eso presentamos estas 7 hojas de parra, sobre las cuales hay
características de todo buen cristiano: caridad,
generosidad, perdón de ofensas, ayuda al necesitado, piedad, oración, Jesús y
María en nuestro corazón. Al hacerlo Te estamos presentando nuestra
disposición para actuar así. Por supuesto, Señor, ‘¡contamos contigo!’.
2. Y para permanecer unidos a Ti, Señor, nada
mejor que la oración. Por eso
presentamos estas manos que se unen para
orar, que se unen, así, a la fuente de la vida, a Cristo Jesús, ‘el
Resucitado’.
3. Tu Iglesia no comenzó a actuar hasta que
recibió la ‘fuerza que viene de lo alto’, el Espíritu de Dios. El PAN y el VINO, convertidos en Cuerpo
y Sangre del Señor nos darán valor y capacidad para ser testigos de Cristo
muerto y resucitado.
ORACIÓN FINAL
Te damos gracias, Señor, por habernos salvado
en esa Cruz tan dolorosa y humillante. Hoy nos has fortalecido con tu Palabra y
el Alimento Eucarístico. Ayúdanos a ser testigos de tu Resurrección y llevarte
a dondequiera que vayamos. Amén.
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