Inicio del Tiempo de Cuaresma, Eucaristía del Miércoles de Ceniza, 14 de febrero de 2018
¡Muy buenas noches, hermanos!
Nuestra Madre, la Iglesia, ha dispuesto un tiempo
de gracia para la preparación al misterio de sacrificio y entrega de Cristo que
culmina en su Muerte y Resurrección gloriosa.
Se abren ante nosotros cuarenta días de
particular importancia, durante los cuales se nos acompañará para
reencontrarnos con nosotros en nuestro prójimo y caminar juntos hacia el Señor
y la Salvación que Jesús nos ha ganado.
¡Es momento de comenzar de nuevo!
Antífona de entrada:
Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus
criaturas; borras los pecados de los hombres que se arrepientes y los perdonas,
porque tú, Señor, eres nuestro Dios. (Sab 11, 24-25.27).
(Se omite el acto penitencial,
que es sustituido por el rito de la imposición de la Ceniza).
Oración Colecta:
Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta
Cuaresma, sea el principio de una verdadera conversión a ti y que nuestros
actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera Lectura: (Jl 2, 12-18)
Lo interior ante lo exterior, eso es lo que hemos
de observar; ya que el arrepentimiento sincero por el mal y el pecado cometidos
y la favorable disposición del corazón nos reencuentran y aproximan a Dios y al
hermano
Lectura
del Libro del Profeta Joel
Esto dice el
Señor: “Todavía es tiempo. Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayunos, con
lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos.
Vuélvanse al
Señor Dios nuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera,
rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia.
Quizá se
arrepienta, se compadezca de nosotros y nos deje una bendición que haga
posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios.
Toquen la
trompeta en Sión, promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo,
santifiquen la reunión, junten a los ancianos, convoquen a los niños, aún a los
niños de pecho. Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién
casada.
Entre el vestíbulo
y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: ‘Perdona,
Señor, perdona a tu pueblo. No entregues tu heredad a la burla de las naciones.
Que no digan los paganos: ¿Dónde está el Dios de Israel?’ ”.
Y el Señor se llenó de celo por su tierra y
tuvo piedad de su pueblo. Palabra de Dios.
Salmo 50
(al Salmo respondemos)
/R Misericordia, Señor, hemos pecado.
L. Por tu inmensa
compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame
bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados /R
L. Puesto que
reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo
pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo /R
L. Crea en mí,
Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me
arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu /R
L. Devuélveme tu
salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis
labios y cantará mi boca tu alabanza /R
Segunda Lectura: (2Co 5,20—6,2)
La enemistad establecida por el pecado ha sido
restaurada por el sacrificio de Cristo. Y es ahora cuando debemos
reconciliarnos con Dios.
Lectura de la Segunda
Carta del apóstol san Pablo a los Corintios
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por
nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo
les pedimos que se reconcilien con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo
hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de
Dios y nos volvamos justos y santos.
Como colaboradores que somos de Dios, los
exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el
tiempo favorable te escuché; en el día de la salvación te socorrí. Pues bien,
ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. Palabra de Dios.
Aclamación antes del Evangelio:
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor que nos dice: “No endurezcan su
corazón”.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio: (Mt 6,1-6.16-18)
Ayudar al prójimo, orar y hacer ayuno o
penitencia es muy bueno cuando sale desde el corazón, porque la apariencia no
tiene valor ante Dios.
Lectura del
santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para
que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando den limosna, no lo anuncien
con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para
que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, en cambio, cuando des limosna que no sepa tu
mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y
tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los
hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas
de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su
recompensa.
Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto,
cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre,
que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como
esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente
note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en
cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa
la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre,
que ve lo secreto, te recompensará”. Palabra
del Señor
Bendición de la Ceniza:
(Después de la homilía, el
sacerdote, de pie y con las manos juntas dice:
Hermanos, pidamos humildemente a Dios Padre que bendiga con
su gracia esta ceniza que, en señal de penitencia, vamos a imponer sobre
nuestras cabezas.
Y después de un breve momento
de oración en silencio, prosigue…)
Oración:
Señor Dios, que te apiadas de quienes se humillan y
concedes tu paz a los que se arrepienten, escucha con bondad nuestras súplicas
y derrama la gracia (hace la señal de la Cruz) de tu bendición sobre estos
siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas
cuaresmales puedan llegar, con un alma purificada, a celebrar la Pascua de tu
Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
(Y rocía la ceniza con agua bendita sin decir
nada).
Imposición de la Ceniza
En seguida, el sacerdote
impone la ceniza a todos los presentes que se acercan a él, y dice a cada uno:
Arrepiéntete y cree en el Evangelio. (Mc 1,15)
(Se puede entonar un canto
apropiado).
Antífona:
Renovemos nuestra vida con un espíritu de humildad y
penitencia; ayunemos y lloremos delante del Señor, porque la misericordia de
nuestro Dios está siempre dispuesta a perdonar nuestros pecados (Cfr Joel 2,13)
(Esta antífona puede repetirse
después de cada verso del Salmo 50, por su inmensa compasión y misericordia).
Responsorio
Renovémonos y reparemos los males
que por ignorancia hemos cometido; no sea que, sorprendidos por el día de la
muerte, busquemos, sin poder encontrarlo, el tiempo de hacer penitencia (Cfr
Bar 3,2)
Escúchanos, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti. (sal 78,9)
Ven en nuestra ayuda, Dios
salvador nuestro; por el honor de tu nombre, líbranos Señor.
Escúchanos, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti. (sal 78,9)
(Terminada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava
las manos. La ceremonia termina con la oración universal de los fieles).
Oración de los fieles
S.
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él nos escucha en este tiempo de gracia; nos
ayuda en este día de salvación.
L. Por
la Iglesia; para que, escuchando la Palabra de Dios y perseverando en la
oración, llegue a celebrar con sinceridad la Pascua, roguemos al Señor.
L. Por
los que sufren hambre; para que nuestro ayuno de este día les procure el
alimento necesario, roguemos al Señor.
L. Por
los que viven sin fe; para que abran su corazón estel don,
roguemos al Señor.
L. Por
quienes se sienten abrumados por las preocupaciones y el sufrimiento, para que se
fortalezcan en Jesús y tomen su cruz hasta donde corresponda, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio con el que iniciamos
solemnemente la Cuaresma, y concédenos que por medio de las obras de caridad y
penitencia, venzamos nuestros vicios, y libres de pecado, podamos unirnos mejor
a la pasión de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión
El que medita la ley del Señor día y noche, dará fruto de
su tiempo (Sal 1,2-3).
Oración después de la Comunión
Que esta comunión abra, Señor, nuestro corazón a la
justicia y a la caridad, para que observemos el único ayuno que tú quieres y
que conduce a nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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