II Domingo de Cuaresma, 25 de febrero de 2018
MONICIÓN DE
ENTRADA
¡Muy buenos días,
queridas familias, queridos niños, niñas y jóvenes! Sean todas y todos
bienvenidos a la Eucaristía de este II Domingo de Cuaresma.
Recordando
el Domingo anterior, Dios deja atrás su disgusto por las innumerables faltas de
la humanidad y daba señal de su compromiso mediante un arcoíris.
Hoy veremos que el
Señor llega más allá para salvarnos del error, de la muerte y del pecado y nos ofrecer
a su propio Hijo Único, Jesucristo, como la víctima que nos habría de traer la
Salvación. Veremos que Jesús escoge a Pedro, Santiago y Juan para que sean
testigos de Su Transfiguración. En medio de tal trascendencia, los discípulos
se resistían a aceptar el dolor de la muerte -que ya se les había anunciado- e
intentan permanecer en la manifestación gloriosa de Jesús. No comprendían que
sólo por el dolor podemos llegar a la gloria.
PENITENCIAL
1. Porque nuestra confianza en el Señor es muy
débil y exigimos pruebas; confiamos más en las personas que en Él. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque no entendemos tu entrega total por
amor a nosotros y preferimos pensar que ‘lo
de Jesús’ no fue tan duro, así que nosotros no tenemos que dar tanto. ¡Cristo, ten piedad!
3. Buscamos tu Presencia, Señor, donde ocurren
portentos y fenómenos asombrosos; y Te negamos en el dolor de cada día. ¡Sólo
buscamos milagros y alegrías! ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES A
LAS LECTURAS
PRIMERA.- Dios ha
hecho alianza de vida con nosotros. En la primera lectura de hoy, Dios prueba a
Abraham pidiéndole que sacrifique a su único hijo para agradarle. Abraham
supera la prueba y Dios bendice en él a toda su descendencia. Lo que Dios
realmente quería probar era la confianza de Abraham en Dios. ¿Cómo está nuestra
confianza en el Señor?
SALMO.- Al creyente le cuesta caminar en la presencia
del Señor, acordándose de Él y cambiando el sentir del corazón, especialmente
cuando vivimos situaciones difíciles, que llamamos pruebas –aunque sean simple consecuencia de nuestra forma de vivir. Oremos con el Salmo 115 para elevar
una alabanza de gran confianza en Dios, en su apoyo y en su justicia.
SEGUNDA.- Dios,
nuestro Padre, nos ama y nos protege. San Pablo explica a los Romanos la
grandeza del amor de Dios por nosotros: fue capaz de entregar a su Único Hijo
por nuestra Salvación y el perdón de nuestros pecados. Su amor nos cuida y
protege.
EVANGELIO.- San Marcos
nos presenta el relato de la Transfiguración del Señor. Para Pedro, Santiago y
Juan carecían de significatividad los términos dolor, muerte o resurrección. Ellos conocían bien el gran poder del
Señor y no podían unirlo a la Pasión y Muerte que el mismo Jesús les anunciaba;
así que Dios acude en auxilio de su fe mostrándoles la Gloria de Jesús por unos
instantes.
ORACIÓN DE
FIELES
1.- A
veces parece que, quienes conformamos tu Iglesia, hemos olvidado tu
manifestación gloriosa en el Tabor. Pedimos que infundas tu Santo Espíritu
en el Papa, los obispos y cada sacerdote, religioso o religiosa, así como en
cada bautizado, de manera que veamos tu Luz y caminemos seguros de tu compañía y
protección. Oremos.
2.- Los
problemas que vivimos cada día nos abaten y desestabilizan. Creemos que
nada podemos hacer. Oramos para que nos restablezcas en tu amor y queramos
permanecer contigo sin importar cuántas dificultades tengamos que superar. Oremos.
3.- Hay
personas que dan la espalda al dolor y se dejan convencer de que sólo tienen
que gozar la vida. Haz, Señor, que nos transformemos y que seamos sensibles
al dolor y, con nuestras oraciones y esfuerzos, podamos ser mejores personas y
ayudar a otras. Oremos.
4.- A
veces pensamos que ser buenos ciudadanos es distinto de ser buenos cristianos.
Oramos por quienes conformamos nuestra historia nacional y regional, para que
aportemos esfuerzos por dejar atrás las dificultades que hoy nos afectan y
gocemos en su transformación. Oremos.
5.- Nuestros
hogares viven grandes dolores, pero tienen grandes potencialidades. Danos tu
Luz, Señor, para que podamos fijarnos en todos los valores que los unen y los
construyen y vivamos la realidad de tu amor y de tu paz. Oremos.
6.- Recordamos
a muchas personas que fueron parte de nuestras historias personales, pero que
ya se han ido de manera definitiva. No les tomes en cuenta, Señor, sus
faltas, sino el gran amor que tienes a tu Iglesia. Oremos.
6. Muchos
niños y jóvenes están creciendo privados de lo que necesitan, material social o
espiritualmente hablando. Oramos por ellos para que, pareciéndose más
nuestros corazones al de Jesús, poco a poco se vayan cambiando estas duras
realidades de nuestro mundo. Oremos.
7. Por los niños, niñas y jóvenes de la
Catequesis, para que vayan más allá de hacer su Primera Confesión o
Comunión y descubran que tienen un verdadero Amigo en Jesús, el mejor modelo
para sus vidas. Oremos.
OFERTORIO
Creemos, muchas veces, que Tú estás con
nosotros sólo cuando Te manifiestas de manera espectacular, como en la
Transfiguración. Llevamos hasta tu altar las especies del pan y del vino, convencidos
de que Tú actuarás con el mismo amor y poder de siempre. Que al celebrar tu
Presencia Eucarística nos abramos a Ti y lo esperemos todo de Ti. Que creamos
que sobre el altar ocurrirá el más grande de los milagros. Nuestros sentidos no
lo percibirán, pero nuestros corazones lo experimentarán. ¡Gracias, Señor!
ACCIÓN DE
GRACIAS
Señor, sabemos que estás con nosotros en las
buenas y en las malas. Sabemos que eres incomparablemente misericordioso y que
actúas con poder en nuestras vidas. Que podamos vivir la experiencia del Tabor
en los momentos duros que, seguro, nos tocará experimentar. ¡Gracias, Señor de
nuestro Tabor!
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