V Domingo del Tiempo Ordinario, Misa Familiar, 4 de febrero de 2018
MONICIÓN DE
ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Seamos todos
bienvenidos a nuestra reunión familiar con Jesús en la Eucaristía del V Domingo
del Tiempo Ordinario.
Ciertamente, el sufrimiento es una realidad del
mundo. Pero cuando confiamos en Dios descubrimos que Jesús tiene el compromiso
de redimirnos del dolor, del sufrimiento. Debemos aprender a esperar en Dios,
cuyo amor llevó a Jesús hasta la Cruz. Pero, así como la Resurrección fue la
consecuencia de la Muerte, dejemos que triunfe la vida sobre la muerte, el gozo
sobre el llanto, pues nuestro Dios está con nosotros para escucharnos y
ayudarnos.
PENITENCIAL
1. Aunque sabemos que está mal, muchas veces
olvidamos entregarte nuestras enfermedades, Señor, y se las encomendamos a
brujos y adivinos. ¡Señor, ten piedad!
2. Nuestros corazones son muy sensibles, se
hieren fácilmente y cuesta mucho curarlos. Por el rencor que en ellos guardamos.
¡Cristo, ten piedad!
3. La fortaleza viene del servicio a otros, de
la oración y del silencio para escucharte, Señor. Pero olvidamos hacer todo
esto. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Por muy grande que sea el dolor que nos
destruye, Jesús -la Palabra del Padre- está con nosotros para socorrernos y restablecernos.
Como bautizados, somos mensajeros del Señor y, cercanos a Él, debemos llevarlo
a todos los que sufren junto de nosotros. No quiere que nos quedemos en
encuentros místicos, sino que le llevemos al encuentro de quien lo necesita.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
1.
Oramos por
la Iglesia, por el Papa y cada consagrado; por todos los laicos. Haz que
podamos encontrarnos con las realidades de quienes están sufriendo, llevándoles
la Buena Nueva de Cristo, socorriéndoles en sus necesidades y consolando sus
corazones afligidos. Roguemos al Señor.
2.
Oramos por
quienes dirigen y gobiernan a las naciones. Haz, Señor que puedan
descubrir la dignidad de aquellos a quienes gobiernan, se conviertan en
promotores de la justicia y descubran su compromiso personal de servicio. Roguemos al Señor.
3.
Oramos por
los que sufren en su alma, mente o cuerpo, o por los que, simplemente,
son diferentes, carecen de una vivienda o trabajo dignos o son maltratados por
su condición de vida. Por los que viven en soledad y sin esperanza. Roguemos al Señor.
4.
Oramos por
quienes atienden enfermos o personas en condición de dolor. Haz que Te
descubran, Señor, en cada uno de ellos y Te amen en ellos; que puedan llevarlos
a tu amor mediante tu Palabra hecha caridad. Roguemos al Señor.
5.
Creemos,
Señor, que toda comunidad movida por la fe en Ti ha de ser un lugar de acogida
y de encuentro con quienes están definitivamente enfermos y con quienes pasan
momentos de dolor físico, moral o espiritual. Para que quienes Te buscamos aprendamos a llevarte a
estos hermanos y llenarlos de la esperanza que nace y se sostiene en tu Palabra
de amor y vida. Roguemos al Señor.
6.
Todo resulta
fácil si estamos más o menos sanos, aunque, a veces, necesitamos más paciencia. Así, cuando
nos corresponde ser atendidos, obedecer a otros o cambiar de planes por un
dolor inesperado, necesitamos descubrir, Señor, que Tú eres bálsamo de aliento
ante el sufrimiento. Roguemos al Señor.
7.
Por quienes
van a hacer su Primera Confesión o Comunión dentro de poco. Por quienes
prosiguen en la Comunión de Perseverancia o la Confirmación. Por sus familias. Para que
descubramos cómo cada sacramento sana y restablece nuestra condición de
‘personas’ e ‘hijos de Dios’. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
(Un
matrimonio porta el Cáliz y las Vinajeras, como única ofrenda física. Al llegar
a la ofrenda ‘no visible’ (…) se detienen y continúan caminando hasta el altar
cuando el monitor reanude la lectura.
¡Qué dicha, Señor, si fuéramos conscientes de Tu
Presencia entre nosotros y pudiéramos contarte nuestros sufrimientos físicos,
espirituales, mentales o sociales! ¡Qué dicha si pudiéramos contarte de las
personas que sufren o pasan necesidad, seguro vendrías con nosotros a verlos!
¡Qué dicha cuando descubrimos que el pan
y el vino que portamos hasta el altar se convertirán dentro de poco en Ti
mismo! ¡Es que Tú estás en medio de nosotros, Señor! Es por eso que Te
entregamos nuestros sufrimientos y los
de quienes conocemos, (…) pues
sabemos que ‘una sola Palabra Tuya bastará’ para sanarnos. ¡Recíbenos, Señor, y
sánanos!
ACCIÓN DE
GRACIAS
Señor, he llegado consumido por la pena y creyendo
no poder seguir adelante. El pesimismo me ha impedido descubrirte y contarte lo
que me ocurre. ¡Te doy gracias por el valor que me das para confiar en Ti y
esperarlo todo de tu misericordia, mi buen Jesús!
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