IV Domingo del Tiempo Ordinario, 28 de enero de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días tengamos todos! Sintámonos bienvenidos a esta Eucaristía del IV Domingo del Tiempo Ordinario, donde el
Señor, una vez más, nos sigue sorprendiendo con su Palabra, su Presencia y
–sobre todo- con la autoridad con que lo expresa todo.
Es
que solo Jesús interpretó y anunció la Palabra de Dios con tanto poder,
convicción y sabiduría. ¡Él Tenía y sigue teniendo poder para sanar y liberar!
E interviene en nuestras vidas con poder cuando se lo permitimos -pues somos
libres de hacerlo o no. Por medio de Él podemos hallar la paz y la felicidad
que buscamos, a pesar de todas las dificultades que encontramos cada día.
Jesús,
el Señor, está con nosotros y sigue amándonos con locura de Cruz.
PENITENCIAL
a)
Señor, aunque digo que quiero conocerte, respetarte y aceptarte, en mi cada
día, te dejo de lado y me dedico a conocer ‘las
otras cosas’. ¡Señor, ten piedad!
b)
Somos duros de corazón, Señor, no nos dejamos mover por nuestra fe en Ti, la
acallamos y creemos estar bien así. ¡Cristo,
ten piedad!
c)
Evitamos la oración personal y ni intentamos descubrirte en las personas o tu
Palabra, Señor. Te tratamos como a un desconocido y no reconocemos tus obras. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA:
Nada fácil es ser profeta de Dios. Hablando en su nombre, interpretando su
voluntad, muchas veces dirán lo que el pueblo no quiere oír y se responderá con
el rechazo y la muerte. Así lo anuncia el Señor en el libro del Deuteronomio.
SALMO:
Un corazón humilde que se postre ante el Señor es la mejor respuesta al Dios misericordioso
que hoy nos alerta a no endurecer nuestros corazones ante su Palabra, como
tantas veces lo hemos hecho. ¡Alabémosle con el Salmo 94!
SEGUNDA: Lejos de condenar el
matrimonio, san Pablo anima a los fieles de Corinto, en la I Carta que les dirige,
a desarrollar la vocación a la que han sido llamados para vivir y construir el
Reino de Dios. Sin embargo, destaca lo positivo del celibato para dedicarse plenamente
al Señor y sus asuntos.
EVANGELIO:
Marcos nos presenta la consecuencia de actuar bien y hablar desde el bien. ¡Eso
hacía Jesús! Mostrando lo que es, siendo auténtico, el Señor -todo bien- venció
el mal. Siendo la Palabra viva de Dios, obrando como tal, los demonios le
reconocen y le obedecen.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
Como Iglesia, hemos de ser testimonio
vivo de fe, sembradores de esperanza y practicantes del amor dondequiera que nos
encontremos. Para que el Papa, los consagrados y todos los bautizados,
ejerzamos la misión que el Señor nos ha encomendado. Oremos.
2.-
¿Qué ha de guiar las acciones de un
gobernante? Para que los gobernantes de todos los países, busquen ser justos
y humanos, valoren los principios en que fueron formados y ejerzan sus cargos
con amor, justicia y respeto a todos los ciudadanos. Oremos.
3.-
Diversas intenciones nos han traído a
esta Eucaristía. Que la obligación, el dolor o la necesidad, la alegría de
un éxito o nuestras propias dudas, todas nuestras intenciones, sean atendidas
por el Señor y percibamos Su Presencia y amor por nosotros. Oremos.
4.-
Por todas las personas que sufren momentos
difíciles; por las que están enfermas del cuerpo, la mente o el espíritu;
por las que se sienten rechazadas o son despreciadas; por las que carecen de lo
más necesario; por las que sufren violencia o la partida de un ser querido, Que
no se dejen caer en la tristeza o la depresión y descubran que contigo, Señor,
todo se puede superar. Oremos.
5.-
Hay personas que nos ayudan a descubrir a
Jesús. Oramos por los sacerdotes y catequistas, por sus situaciones
personales, su salud, su fe y su paz. Ayúdalos, Señor, a seguir hablándonos de
Ti. Oremos.
6.-
Hay mucha bondad en el mundo, pero
también hay muchos peligros que nos acechan. Pidamos porque los niños,
niñas y jóvenes de todo el mundo aprendamos a amar y hacer el bien a las
personas, comenzando por nuestros hogares y sitios de estudio o trabajo; que
reconozcamos y evitemos el mal; y que sepamos transmitir el Evangelio por medio
de nuestros gestos y actitudes de cada día. Oremos.
OFERTORIO
1. En este pedazo de
algodón queremos entregarte la suavidad y la sensibilidad que necesitan
nuestros sentidos para escuchar tu voz, Señor, y poderte llevar sin violencia y
con naturalidad a todas las personas en nuestro cada día.
2. Estos signos de interrogación representan
nuestras dudas e inseguridades ante este mundo nuestro. Pero, también, Te
entregamos estos signos de exclamación
y la palabra clave: Jesús, pues
queremos que nuestro mundo se llene de Ti, Señor.
3. Nada mejor, Señor,
para transformar nuestro mundo que tu Presencia Eucarística. Por eso Te
presentamos el pan y el vino, para
que Te manifiestes en medio de nuestras vidas con todo tu poder. ¡Estamos para
servirte, Señor!
ORACIÓN FINAL
Señor,
sabemos que tu Muerte era necesaria para nuestra Salvación; pero no queremos seguir
causándote sufrimientos. Por eso nos presentamos ante Ti dispuestos a cambiar
nuestras vidas, seguirte y servirte. Sabemos que no será fácil, pero lo
lograremos con tu ayuda. Amén.
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