La Natividad del Señor, Misa del Día 25 diciembre de 2017
MONICIÓN DE
ENTRADA
Nuestro
saludo es diferente en este día, hermanos y hermanas. ¡Feliz Navidad, hermanos
y hermanas! Sean bienvenidos a la celebración solemne del Nacimiento del Hijo
de Dios.
El
mensajero ha hablado. Nos ha anunciado que podremos encontrar la paz verdadera.
Aquel que es el Verbo de Dios ha comenzado a actuar en medio de nosotros. Aquel
que, también, es la Palabra de Dios, ha comenzado a expresarse en medio de
nosotros. ¡Nos ha nacido EL REDENTOR! ¿Será que le reconoceremos? Vivamos
gozosos la manifestación de Dios hecha Eucaristía y recordemos llevar su
mensaje, cual ángeles o pastores lo hicieran, a donde quiera que nos
encontremos.
PENITENCIAL
1.
Vino a los suyos y los suyos no Le recibieron. Pedimos perdón porque cerramos al Señor nuestro corazón,
despreciando su Presencia. Señor que has
nacido, ¡ten piedad!
2.
El Verbo se hizo carne. Hoy pedimos perdón porque nuestras palabras no siempre
hablan como nuestras obras y nos quedamos en palabras muy bonitas, pero nada
más. Señor que has nacido, ¡ten piedad!
3.
Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su Hijo único en Navidad. Pedimos
perdón porque nosotros también nos fijamos en lo que luce, en lo que se ve, en
la apariencia, corriendo el riesgo de olvidarnos del amor que Dios derramó
sobre todas y todos en la primera
Navidad. Señor que has nacido, ¡ten
piedad!
PRIMERA
LECTURA (Isaías 52,7-10)
Hoy es todo alegría: Tal y
como lo expresa el profeta Isaías, en la primera lectura, ¡qué hermosos son los pies del mensajero...! Es que ha llegado el
Señor que esperábamos. La alegría y el amor por todo y por todos deben
llenarnos hoy, pues ese Niño nos ha traído la liberación.
Lectura del
libro de Isaías
¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona
la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey!» Escucha: tus vigías gritan,
cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a
cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata
a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios. Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL (Salmo
97,1.2-3ab.3cd-4.5-6)
Con el Salmo 97 se
adoraba a Dios cuando se esperaba su venida. Los judíos piadosos creían que un
día el Señor les salvaría. Nosotros sabemos que Dios ha venido junto a nosotros
en la debilidad de un Niño. Sabemos que el Señor está con nosotros para
salvarnos. Pero, ¿creemos realmente? ¡Creamos y alabemos! Dios se ha humanizado
para divinizarnos.
R/.
Los confines de la tierra han
contemplado la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su
justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad / en
favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado / la
victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R/.
Tañed la cítara para el Señor, / suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas, / aclamad al Rey y Señor. R/.
SEGUNDA
LECTURA (Hebreos 1,1-6)
El comienzo de la Carta a los Hebreos, que es
nuestra segunda lectura, nos expone el plan de Dios, trazado desde antiguo, por
medio de los profetas. Hoy, desde hoy, es el Hijo quien nos habla. Él nos trae
nuestra salvación.
Lectura de la carta a los Hebreos
En distintas ocasiones y de muchas
maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en
esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de
todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es
reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su
palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está
sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre
los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué
ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él
un padre, y el será para mí un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el
mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.» Palabra de Dios
EVANGELIO (Juan 1,1-18)
El Evangelio de
San Juan nos presenta un importante texto de la Escritura donde se describe a
Nuestro Señor Jesús, hecho carne, quien ha acampado entre nosotros, nos
descubre al Padre y nos da la Salvación. Él es la Luz en medio de las
tinieblas.
Lectura del
santo Evangelio según san Juan
En el principio ya existía la
Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en
el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin
ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida
era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la
recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía
como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a
la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz
verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el
mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y
los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser
hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor
carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó
entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del
Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí,
porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido,
gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios
Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer. Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Para que la Iglesia transmita a las futuras generaciones el gran Misterio de la
Navidad. Un Misterio que es Dios en medio de nosotros. Para que sepa expresar en
palabras nuestras lo que este Misterio encierra. Roguemos al
Señor.
2.
Por todos los que estamos en esta Eucaristía, atendiendo a nuestras tradiciones
cristianas. Para que tengamos el valor de mostrarnos cristianos ante este mundo
que niega a Dios. Roguemos al Señor.
3.
Hay muchos que no estuvieron en nuestras mesas. Roguemos por quienes ya no se
relacionan. Por los enfermos, los que están hospitalizados. Por los presos. Por
los que no pueden vivir la Navidad en familia. Por los que se encuentran en
dificultades. Por los que están en otro país. Para que el Niño Dios esté
presente en sus corazones. Roguemos al
Señor.
4.
Por nuestras familias. Para que las reuniones de estos días sean signo de nuestra
fe y de nuestra esperanza en Dios. Para que la bendición de la mesa nunca se
olvide, así como el visitar a nuestros familiares y amigos enfermos, cantar
aguinaldos o expresar nuestra fe con un ‘¡Feliz Navidad!’ Roguemos al Señor.
5.
A veces nos cuesta entender tanta alegría. Oramos por las personas que están
tristes por situaciones en sus vidas, especialmente en fechas cercanas a la
Navidad. Que la ternura de Dios -nacido en debilidad y necesidad, como
cualquiera de nosotros- nos enfoque a
superar el dolor. Roguemos al Señor.
6.
Recordamos a nuestros seres queridos ya difuntos, quienes ¡hoy cantan y gozan
ante el Niño Dios en el cielo! Que nuestras oraciones les ayuden a vivir la paz
de Dios, mientras nosotros nos encaminamos al Señor en medio de nuestras
situaciones. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
(Dos
personas o dos familias portan hasta el altar el cáliz y las vinajeras)
¡Oh buen
Jesús, que quisiste nacer pobre y necesitado para enseñarnos el camino a la
Verdad, la Luz, la Vida! Te recordamos en cada niño o niña que nace, pues
constituyen una nueva esperanza para todos. Hoy queremos descubrir la grandeza
del amor de ese Dios que quiso hacerse uno de nosotros para poder entregársenos
como el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación.
Por eso, en esta ofrenda, te entregamos nuestra gratitud por Tu
sacrificio, así como nuestro deseo y nuestro compromiso para que nuestras vidas
siempre estén bañadas por Tu Luz.
ORACIÓN FINAL
¡Señor Dios
nuestro! Te damos gracias por tanto amor. Te damos gracias por enseñarnos a
través de cada personaje de esta Navidad, cómo debemos vivir para descubrirte,
adorarte y servirte.
Que podamos
escucharte y seamos adoradores como los pastores; que dondequiera que estemos
brille tu Luz para todos, cual la estrella; que depongamos las grandezas
humanas para descubrirte en la humildad y sencillez, como los reyes; que
estemos en el lugar donde Tú te manifiestes, como la mula y el buey.
Finalmente, Señor, que seamos humildes, puros y obedientes ante Ti, como José y
María.
Por el
contrario, Señor, que jamás manipulemos interesadamente la Verdad para hacer
uso de tu Presencia Mesiánica y que nunca alcemos la mano contra la vida, como
lo hizo Herodes. Danos ser testimonio vivo de Ti. Y que nuestro convencimiento
nos haga ser cristianos auténticos, como quiere Jesús. Amén.
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