XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Misa de la Familia, 19 de noviembre de 2017
MONICIÓN DE
ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! (…) Seamos
bienvenidos, una vez más, a ésta nuestra celebración semanal, donde el Señor
hablará con nosotros y nos servirá su gran Banquete en el XXXIII Domingo del
Tiempo Ordinario. Aunque muchas veces nos podamos sentir poco útiles, simples
observadores de lo que ‘los otros’ deben y pueden hacer, hoy se nos anima a
poner manos a la obra y producir frutos de vida, transformándolo todo con
nuestro pequeño aporte, en la seguridad de que otros muchos harán lo mismo y se
darán cambios interesantes. Por eso el papa Francisco nos invita a celebrar hoy
la ‘I Jornada Mundial de los Pobres’ para que «no amemos de palabra sino con obras», de modo que reaccionemos
ante la cultura del descarte y del derroche -haciendo nuestra la cultura del
encuentro- y promoviendo una caridad que nos lleve a seguir a Cristo pobre, esto
es, a un verdadero encuentro con el pobre.
PENITENCIAL
1. Muchas veces
somos indiferentes a los problemas de quienes están cerca de nosotros. Señor, ten piedad.
(Se cae un niño pero los dos que lo ven prefieren
seguir jugando).
2. Señor, con frecuencia dejamos pasar el tiempo y no respondemos
a tu llamada como Tú esperas. Cristo,
ten piedad. (Un
niño jugando, con un juguete; suena el teléfono –es Dios- pero él observa y
decide seguir jugando).
3. Tú nos has dado tantas cualidades, pero somos cómodos y
dejamos que esos talentos se pierdan. Señor,
ten piedad. (Un
niño con varios carteles –ayudar en casa, estudiar matemática, clase de
natación, explicar química a un compañero-; los va leyendo y los desecha para
sentarse tranquilo).
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
Las bendiciones de Dios llegan para ayudarnos en nuestros
esfuerzos. Pero siempre hay algo que nos corresponde hacer a nosotros, porque
para eso hemos recibido. Dar de lo nuestro para que todos tengan, porque somos
hijos de la Luz.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia toda, por el papa Francisco, por cada
obispo, sacerdote o consagrado. Para que inviten al mundo entero eficazmente,
con la palabra y el ejemplo, a compartir con los pobres a
través de acciones de solidaridad, como signo de fraternidad.
Roguemos al Señor.
2. ¡Tenemos tanto que hacer por nuestra familia y por
quienes nos rodean! Para que ofrezcamos a todos lo mejor de nosotros mismos,
dando frutos de vida, rechazando la cultura del descarte y del
derroche. Roguemos
al Señor.
3. A veces desconfiamos de las capacidades de todos porque
no creemos en nuestras propias capacidades. Para que descubramos que Dios nos
ha dado en abundancia todo lo necesario para ser felices y tener éxito y que,
por eso, Él espera que también nosotros demos de lo que tengamos a los demás. Roguemos al Señor.
4. La fe hay que vivirla, fortalecerla y darla a conocer
con la palabra y con el ejemplo de vida. Hoy, muchos tienen miedo ante la
enfermedad, las dificultades de la vida o el dolor de otros. Para que el
Espíritu Santo nos fortalezca y recobremos
la alegría de la fe. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros,
los niños, niñas y jóvenes de catequesis, para que seamos testigos valientes de
la fe de la Iglesia entre nuestros compañeros y amigos; para que llevemos a
otros la alegría de vivir lo que creemos. Roguemos
al Señor.
6. Cristo vivió pobremente y se encontraba con los pobres,
ayudándolos realmente. Para que identifiquemos de forma clara los nuevos
rostros de la pobreza y descubramos sus “caras
marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y
el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad,
por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de
trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por
la migración forzada”. Roguemos al
Señor.
OFERTORIO
1. Todo es descartable porque tenemos de sobra. Hemos sido
convocados a no amar de palabras, sino con obras, Hoy queremos comprometernos
contigo, Señor, en ser solidarios con quienes necesiten nuestro apoyo fraterno.
(Una
familia porta el cartel de la Jornada)
2. Hay injusticia social porque nuestras conciencias están
dormidas. Esta mantita doblada expresa nuestra
decisión de despertar del letargo en que el consumismo, el derroche y la
ceguera ante el dolor de los demás nos han sumido. ¡Queremos ayudar, Señor! (Una familia presenta
la mantita doblada)
3. Tenemos lo necesario y, a veces, mucho más. Con el
pan y el vino queremos agradecerte lo material y lo espiritual, tantos talentos
que nos has dado en el pensamiento, en el corazón, en el cuerpo y en nuestras
vidas, tantas oportunidades de ayudar a otros. ¡Gracias, Señor!
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