I Domingo de Adviento, Misa Familiar, 3 de diciembre de 2017,
LA CORONA DE ADVIENTO
Ha llegado un tiempo
especial de preparación para la Navidad; tiene una duración de cuatro semanas y
lo conocemos como Adviento.
Iniciaremos recibiendo
al Celebrante, quien bendecirá la Corona de Adviento. Tanto el pesebre -que nos hablará de la esperanza, de la vida que
hemos de tener todos los creyentes que anhelamos la llegada del Salvador- como el cirio, que encenderemos cada domingo -simbolizando la
luz de Cristo que viene a nuestro encuentro y que se impone sobre cualquier
oscuridad- nos recordarán que todos necesitamos a Jesucristo. Encenderemos
cuatro velas de diferentes colores, una cada semana. Cada color nos invita a
fijarnos en aspectos de interés para favorecer nuestro encuentro con el Niño de
Belén.
Hoy
iniciaremos encendiendo la vela morada.
La invitación es a estar vigilantes (Al estar el portal vacío, la primera colocación será la del pesebre –la cunita—vacía. Más
adelante, en el segundo, se completará con los animales. El tercero, con los
pastores y San José. En el cuarto, colocaremos la imagen orante de la Virgen
María, manteniendo el pesebre vacío, hasta el Nacimiento del Señor).
PRIMER DOMINGO
(BENDICIÓN)
Bendice, Señor y Dios nuestro, este Misterio preparatorio del Adviento,
reflejo de nuestra vida orientada hacia Ti, en quien esperamos.
Bendice, Señor y Padre nuestro, este cirio que significará tu presencia en
medio de nosotros. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
(Se
acercan un adulto y un niño/a; aquel enciende el primer cirio (morado,
como signo de vigilancia y deseos de conversión.)
MONICIÓN DE ENTRADA
Ya hemos llegado al I
Domingo de Adviento. La invitación es a llenarnos de alegría profunda porque
hemos conocido el mensaje de la Salvación que nos trajo Jesucristo y todavía
tenemos tiempo para cambiar. Por lo tanto, tenemos que recobrar fuerzas en el
Señor para salir a su encuentro y latir al compás de ese Niño que, naciendo en
la más absoluta pobreza, nos trae la mayor riqueza: la eternidad.
PENITENCIAL
1.- Necesitamos
cambiar, Jesús, porque olvidamos hacia dónde vamos y perdemos la esperanza. ¡Señor, ten piedad!
2.- Necesitamos
despertar, Jesús, porque preferimos seguir viviendo siempre igual, evitando el
esfuerzo de parecernos a lo que nos enseñas. ¡Cristo, ten piedad!
3.- Necesitamos estar
alerta, Jesús, porque no sabemos cuántas oportunidades tendremos para ser
mejores personas. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
Aunque no sabemos cuándo
volverá Cristo, debemos estar atentos y bien preparados para cuando lo haga. Ciertamente,
debemos cambiar muchas actitudes y conductas nuestras, para lo cual contamos
con la fuerza del mismo Dios, siempre dispuesto a ayudarnos.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia –
formada por todos los bautizados-
para que dejemos que la esperanza nos impulse a mejorar nuestras actitudes de
cada día. Oremos.
2. Por los pueblos que
viven dificultades, para que se abran
caminos nuevos y puedan superarlos con vistas a la paz y la unidad de todos. Oremos.
3. Mucha gente sufre en el
mundo. Para que ayudemos a los que
sufren y están cerca de nosotros. Que seamos conscientes del gran amor de Dios
al hacerlo. Oremos.
4. Por todos nosotros aquí
reunidos, para que demos cabida al amor
de Dios para transformarnos y podamos llevar al mundo que está ahí afuera la
esperanza del Dios hecho hombre. Oremos.
5.
Por nuestra parroquia,
para que la alegría y la esperanza ante el nacimiento de Jesús nos impulsen a
la unidad y la fraternidad, al perdón y la entrega, a la Misericordia. Oremos.
6. Por los que ya duermen
el eterno descanso, para que reciban
aquello que creemos. Oremos.
OFERTORIO
Señor, queremos
ofrecerte esta cunita donde queremos
que Tú descanses. Ella representa nuestros
corazones, que te ofrecemos llenos de esperanza.
Con este pan y este vino queremos alabarte,
Señor, y declarar ante todos que creemos que Tú estarás realmente presente en
ellos al ser consagrados, constituyéndote en nuestro alimento.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Señor, por
venir a despertarnos con tu llamado a estar vigilantes para recibir a quien Tú
enviaste y llevarlo a todos. Amén.
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