XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Misa Familiar. 15 de octubre de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Buenos días para todos los invitados al
Banquete del Señor! Sí, porque la
Eucaristía es un banquete al cual somos invitados del Señor para comer su
Cuerpo y beber su Sangre, verdadero manjar que nos anticipa el banquete
celestial.
Ya hemos llegado al XXVIII Domingo del Tiempo
Ordinario. Es buen momento de decidirnos a disfrutar de la alegría del amor de
Dios, sin importar cuántas dificultades debamos superar. El Señor se gozará,
además, en nuestros esfuerzos por hacer el mundo un poquito mejor.
PENITENCIAL
1. Porque preferimos la alegría del mundo, aunque sea pasajera, antes
que la alegría que nos da el Señor. ¡Señor,
ten piedad!
2. Porque pareciera que pensamos que el dolor y la necesidad de otros es
‘contagiosa’, al punto que nos alejamos de quienes sufren. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque no nos damos por enterados y nos excusamos hasta por las
debilidades ajenas para no asistir a la Fiesta del Señor. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El Reino de Dios es una eterna fiesta, tal
y como leeremos en la primera lectura correspondiente a una visión que tuvo el
profeta Isaías. La alegría de la salvación es para "todos los
pueblos", anticipándose a la promesa del banquete eucarístico, verdadera
fiesta a la que todos estamos invitados.
SALMO.- El salmo 22, de singular belleza y
ampliamente conocido, nos explica la experiencia del Reino desde nuestra
realidad. Habrá momentos y lugares de oscuridad, pero nada tememos porque el
mismo Buen Pastor está con nosotros, dándonos su protección, compañía y
providencia.
SEGUNDA.- En la segunda lectura, un breve trozo de la
Carta de san Pablo a los Filipenses, nos anima a confiar siempre en Dios, que
nos fortalece. Haya mucho o poco, haya alegría o tristeza, con el Señor seguro
que triunfaremos, más aún si hay gente dispuesta a apoyarnos, para gloria de
Dios.
EVANGELIO.- San Mateo nos presenta al Dios de todos los
pueblos que constantemente nos invita a vivir la alegría de su amor, esta vez
bajo la imagen de un gran banquete. Como escucharemos, muchos rechazan su
invitación. ¿Qué hacemos nosotros, invitados a su banquete?
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia. Por el Papa,
los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Para que descubramos la
manera de llegar a los que están lejos o se sienten poco importantes. Para que
les sepamos transmitir la alegría del Señor. Roguemos al Señor.
2. Por los países que la están
pasando mal por la fuerza de la naturaleza o las decisiones erradas de sus
dirigentes o gobernantes. Para que descubran que el plan de Dios para todos
los pueblos es de felicidad y responsabilidad y se aboquen a lograrlo. Roguemos al Señor.
3. Por las familias a las que
falta el alimento o cubrir sus más elementales necesidades. Para que
encuentren manos amigas que les auxilien y descubran la manera correcta de
superarse. Roguemos al Señor.
4. Por las personas que ya no
saben reír. Por las que solo saben burlarse de otros. Para que sientan la
esperanza de Cristo latir en sus corazones y puedan reencontrarse con la
alegría verdadera. Roguemos al Señor.
5. Por quienes piensan que Dios
quiere nuestras caras serias y nuestros cuerpos rígidos para alabarlo. Para
que descubramos que nuestro amigo Jesús es alegría gozo y respeto, que canta y
ríe con nosotros. Roguemos al Señor.
6. Por quienes desconocen que en
templo es la casa de Dios, donde Él nos espera para conversar, enseñarnos,
sanarnos, alimentarnos. Para que vengamos aquí con respeto, bien dispuestos
para encontrarnos con Él. Roguemos al
Señor.
7. Por quienes han partido de
este mundo. Para que descubran el gozo de la eternidad con el Señor. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Te entregamos el pan y el vino
junto con nuestras vidas. Sabemos
que Tú transformarás todo por la acción sacerdotal: alimento celestial, Cuerpo
y Sangre de tu amor, Jesús; vidas de festín, de alegría y compromiso porque Tú
estás con nosotros.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!
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