XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, 22 de octubre de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Buenos días para todas y todos! Sean bienvenidos a esta
celebración del Domingo XXIX del Tiempo Ordinario.
Los cristianos estamos llamados a ser buenos ciudadanos tanto
del Reino celestial como de nuestras patrias. Esa es una manera en que todos
podemos llamar la atención del mundo sobre la Palabra y, en consecuencia, de
misionar donde nos encontremos.
Hoy la Iglesia nos propone celebrar el Domingo Mundial de
las Misiones, el DOMUND. Apoyemos a los misioneros y misioneras que están en
otros países anunciando el Evangelio de Jesús. Comprometámonos, como
bautizados, a ser valientes misioneros.
PETICIONES DE PERDÓN
1.-
Porque tenemos otros dioses, a los cuales consagramos nuestras vidas. ¡Señor, ten piedad!
2.-
Porque vivimos nuestra fe como una carga y no como alegre experiencia del amor
de Dios. ¡Cristo, ten piedad!
3.-
Porque nos identificamos como cristianos en lo privado pero, públicamente, nos
acomodamos a cualquier creencia. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Dios
se vale hasta de los más insospechados recursos para lograr nuestro bien. Esto
lo confirmaremos en la lectura del profeta Isaías, cuando Dios suscita una obra
buena a través de alguien que no le conoce, el rey Ciro, quien habría de
liberar a los judíos del exilio.
SALMO.- Dios
solo es Dios; y, aunque nos presenten tantos diosecillos para su adoración,
estos no son más que criaturas. El salmo 95 alaba a Dios como rey; y, en
efecto, Cristo es Rey. Adorémosle también nosotros, con corazón alegre y
comprometido.
SEGUNDA.- Comenzamos
a leer la Carta de san Pablo a los Tesalonicenses. Abunda en elogios por la
fidelidad que esta comunidad ha tenido a la Palabra que les fuera entregada con
la fuerza del Espíritu y con obras. Agradece a Dios por la fe, la esperanza y el amor que les
caracteriza.
EVANGELIO.-
San Mateo nos presenta el célebre Evangelio
del denario, donde el mismo Jesús nos invita a ser buenos cristianos y
buenos ciudadanos. El cristiano cabal ha de ser, además, un ciudadano
responsable y comprometido con el bienestar de todos, convirtiéndose en signo
de la Presencia del Resucitado.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.- Por todos la Iglesia, por cada bautizado.
Para que mostremos el rostro alegre de quien sirve a Dios, sin importar dónde
se encuentre. Roguemos al Señor.
2.- Por los niños, niñas y jóvenes que han
empezado un nuevo curso de Catequesis. Para que aprendan a comunicar a
otros la Buena Noticia de Jesucristo, nuestro Señor. Roguemos al Señor.
3.- Por los gobernantes y dirigentes de todos
los países. Para que se hagan instrumentos útiles al Señor para llevar al
mundo paz, igualdad, justicia y desarrollo. Roguemos al Señor.
4.- Por los misioneros y misioneras en todo el
mundo. Ellos necesitan de nosotros el apoyo económico y nuestras oraciones.
Roguemos al Señor.
5.- Por nosotros, misioneros de cada día,
para que descubramos la manera y el momento oportuno para hablar de Cristo y de
su Reino, llenos de alegría, valentía y confianza en que es su Espíritu el que
obrará. Roguemos al Señor.
6.- El
ejemplo de vida que demos es muy importante. Para que aprendamos a llevar a
Dios a todas partes respetando, compartiendo, siendo honestos, responsables y
colaboradores. Roguemos al Señor.
7.- Oremos por los Claretianos y las
Concepcionistas, los Carmelitas, Franciscanos, Jesuitas y todos los misioneros
y misioneras. Para que su labor, valiente y sostenida en el tiempo, dé
frutos de santidad, hermandad y crecimiento en quienes la reciben. Roguemos al Señor.
8.- Oremos por todos los difuntos. Para que
celebren la paz de Cristo en el cielo. Roguemos
al Señor.
OFRENDAS
1. Hacemos
presentes a todos los misioneros del mundo en estos niños que portan el cartel
del DOMUND, “Sé valiente, la misión
te espera”, mensajeros de paz y esperanza en un mundo tan debilitado y
necesitado de Dios.
2. La
Familia es Pequeña Iglesia Doméstica. De ahí lo importante que resulta la
correcta transmisión de la fe. Ofrendamos en estas tres generaciones, las familias de cada uno de estos niños y
jóvenes que necesitan recibir la
Palabra de Salvación, vivir esa fe
recibida en el bautismo y comprometerse
a seguir siendo Iglesia tanto en el
templo como en cualquier lugar. (Abuela/o
da la Palabra y la camándula a la hija y esposo, y ésta a los hijos. Luego
avanzan hacia el sacerdote e inclinan la cabeza, en señal de ofrecimiento)
3. En
alegre gratitud por el Misterio Eucarístico, ofrendamos el pan y el vino, la humilde ofrenda que se ha de convertir en
Cuerpo y Sangre del único Salvador nuestro, Jesucristo.
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