XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, 1 de octubre de 2017

MONICIÓN DE ENTRADA
Con alegría profunda comenzamos este mes de octubre reunidos como familia de fe. Estamos ya en el XXVI Domingo Ordinario, iniciando el mes dedicado a realzar la importancia de la Biblia, la cual ha de ser Luz en nuestro camino.
Hoy el Señor nos revela una realidad: somos responsables de nuestros actos, que tienen consecuencias. Si estos no coinciden con nuestras palabras podríamos estar actuando poco sinceramente. Sin firmeza y propósitos claros, estaríamos dejándonos llevar por criterios nada cristianos. ¡Jesús, siendo el Señor, llegó hasta el final, a pesar de la humillación de la Cruz!

 PENITENCIAL
1. Porque creemos que no hace falta seguir haciendo el bien hasta el final. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque olvidamos que seguir a Cristo no es saber mucho o tener cargos importantes sino, más bien, servir con humildad a quien nos necesite, al estilo suyo. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque prometemos hacer el bien, pero no nos disponemos a hacerlo. ¡Señor, ten piedad!

ENTRONIZACIÓN DE LA SANTA BIBLIA
Ha comenzado el mes de la Biblia. Hoy nos hemos reunido para dar gracias al Señor por todo, particularmente por su Palabra que nos anima, renueva y orienta cada día para descubrirlo en todas las circunstancias de nuestra existencia.
(Entra una familia con la Palabra de Dios. Les anteceden el crucifijo y los dos ciriales llevados por tres parroquianos. Luego de la reverencia ante el altar, se voltean y la presentan a la asamblea. El celebrante invita a decir la oración, todos a una voz).
Oración (todos juntos):
¡Oh Dios, que has instruido a tus fieles con tu Palabra, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo, concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y perseverar en tus enseñanzas!
¡Oh Espíritu Santo: guíanos para encontrar en la Biblia reflexiones que nos remitan a nuestra propia existencia, nos permitan encontrarnos con el Señor y ser sus verdaderos discípulos!
Se coloca la Biblia en el lugar preparado para este fin.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- En la primera lectura, al estilo del profeta Ezequiel, escucharemos una invitación a cambiar lo que no está bien hecho en nuestra vida, haciendo alusión al criterio de justicia, cual si fuera un reclamo divino, ante nuestro egoísmo.
SALMO.- El salmo 24 es alfabético y constituye una súplica del hombre que se sabe pequeño, de ese que confía en su Señor para guiarle y conducirle por el camino del bien. Más que pedir una acción particular de Dios, le confía su vida de fe ante el dolor de la existencia misma.
SEGUNDA.- Continuamos la lectura de la Carta de san Pablo a los Filipenses. Ante Jesús, que se hizo siervo, se dejó humillar hasta la Cruz, se hizo nada, ¡todo por salvarnos!, el apóstol anima a los miembros de la Iglesia a imitar a Cristo, buscando siempre el bienestar de los demás.
EVANGELIO.- San Mateo nos recuerda que la conversión es un camino a seguir cada día de nuestra existencia y no una teoría; siendo así que nos corresponde esforzarnos cada vez por ser mejores personas -mejores cristianos- que hasta el momento. Recordemos que otros seguirán a Cristo si nos esforzamos por hacer el bien y no si decimos palabras bonitas.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia. Para que, con la predicación y el ejemplo, trabaje con humildad y responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa y sincera. Roguemos al Señor.
2. Por las naciones. Por sus gobernantes y responsables. Por sus ciudadanos. Para que se trabaje por el bien de los otros con humildad y compromiso auténtico. Roguemos al Señor.
3. Por nosotros. Para que seamos sinceros, responsables y creíbles. Para que llevemos a Cristo a cada ambiente que frecuentamos. Roguemos al Señor.
3. Muchos han sido maltratados cuando hacían el bien. Muchas otros han aprendido el arte de mentir. Para que unos y otros descubran que siempre se gana haciendo el bien, diciendo la verdad. Roguemos al Señor.
4. Por quienes tienen la Biblia en sus casas, pero no la leen. Por quienes la leen, pero no la aplican en sus vidas. Para que demos a la Palabra de Dios la importancia que tiene. Roguemos al Señor.
5. Por los encargados de formar conciencias: padres, docentes, catequistas. Para que se sepan amados por Dios, responsables de hacer lo que hacen, hacerlo bien y hacerlo por Dios, como un aporte personal a la creación toda. Roguemos al Señor.

OFERTORIO

Señor, te presentamos el pan y el vino, con los cuales sabemos se unirán nuestras vidas a la de Jesús y, así unidas, Él nos entregará al Padre. Que sepamos glorificarte, Señor, con nuestra vida humilde y en sincera donación a quien necesite de nosotros. ¡Gracias, Señor!

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