XXV Domingo del Tiempo Ordinario, 24 de septiembre de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Buenos
días a todas y todos! Les damos la bienvenida a la Eucaristía del Domingo XXV del Tiempo
Ordinario, que nos trae profundas enseñanzas.
Por
una parte, hemos de aceptar que, porque Dios es Dios, sus pensamientos y
acciones son diferentes de los nuestros, tan limitados y -muchas veces-
alejados de la verdad. Por otra parte, conviene que nos alegremos por la
generosidad del Señor, ya que muchas veces somos sus beneficiarios. La envidia
por aquel que recibe lo que quisiéramos para nosotros nos aleja de la gracia
divina -que reparte para todos con el mismo amor.
Conviene,
pues, dejarnos llenar de Cristo, vivir su cercanía y confiar en su bondad y amor.
PENITENCIAL
1. Porque
queremos que Dios piense y se comporte como nosotros. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque pensamos
que seguir a Cristo es cumplir cultos y hacer largas oraciones, aunque vivamos
de espaldas a su Palabra. ¡Cristo, ten
piedad!
3. Porque pensamos
que Dios está obligado a darnos lo que queremos y nos molestamos con Él hasta
buscarnos ‘otros dioses’ que sí respondan. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA. - En la primera
lectura de este día, Isaías nos reitera una realidad: Dios no actúa como
nosotros lo hacemos, ni piensa como nosotros. La diferencia viene establecida
en su inmenso amor, el cual dirige sus actos. Hemos, pues, de buscar y
descubrir al Señor para convertirnos.
SALMO. - ¿Cómo no
alabar, bendecir y agradecer a Dios cuando descubrimos su cercanía y su poder
en favor de nosotros? El salmo 144 es un salmo alfabético, en el cual el
salmista deja estallar el gozo por su Señor, cuya grandeza y ternura bien
podríamos dejar que alegraran nuestras tristezas e impulsaran nuestros actos, a
pesar de las dificultades.
SEGUNDA. – Comenzamos la
lectura de la Carta de san Pablo a los Filipenses. Para el Apóstol la vida es
Cristo y todo está sujeto en él a esta realidad. De manera que vida y muerte implican
servir a Cristo o estar con Cristo. Pero, mientras viva seguirá llevándolo a
todos, para su bien.
EVANGELIO.- El Reino de
Dios siempre será un regalo, un don que Él nos concede porque es bueno y
generoso. Dispuesto siempre a entregársenos, el Señor nos busca; siempre está dispuesto
a darnos una oportunidad. Él, que sabe lo que nos ocurre, siempre tiende su
mano para que podamos acercarnos.
PETICIONES
1. Por la
Iglesia. Por el Papa Francisco. Por los consagrados al servicio del Señor. Por cada
bautizado. Por todos los que creen en Dios. Por quienes no han recibido el don
de la fe. Roguemos al Señor.
2. Por quienes esperan
que Dios sea como ellos, para que entiendan que esto no es posible y, entonces,
traten de descubrirlo e imitarlo. Roguemos
al Señor.
3. Por quienes se
han alejado de Dios, para que le descubran y se dejen guiar y cuidar por Él. Roguemos al Señor.
4. Por los niños,
jóvenes y adultos que participarán en los distintos niveles de la Catequesis; y
por sus grupos familiares. Roguemos al
Señor.
5. Por nosotros, aquí reunidos, para que nos
aproximemos al pensamiento de Dios y descubramos el gozo de la generosidad y la
fuerza transformadora del perdón. Roguemos
al Señor.
7. Por quienes
sufren la violencia de una naturaleza desequilibrada por nuestros abusos, para
que sean ayudados oportuna y adecuadamente y puedan recuperarse del dolor
sufrido. Roguemos al Señor.
8. Por quienes ya
no están físicamente presentes, para que celebren con el Señor el banquete de
la Vida. Por quienes sufren su partida, para que descubran el consuelo divino. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
LUZ: ¡Cristo, Luz del mundo, ilumina
nuestro caminar!
FLORES: ¡Padre, Creador
de la vida, haznos perfume y complacencia tuyos!
ROSARIO: ¡María,
Sagrario viviente de Cristo, enséñanos a conocer, alabar y servir a Dios!
FRUTOS: ¡Jesucristo,
Cordero de Dios, que seamos fruto que se transforma en más vida!
ALIMENTOS: ¡Señor, Tú que
eres nuestro alimento, muévenos a alimentar al necesitado!
PAN Y VINO: ¡Jesús,
Presencia eucarística, transfórmanos en Ti!
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