XXIV Domingo Ordinario, Misa Familiar, 17 de septiembre de 2017

MONICIÓN DE ENTRADA

¡Damos la bienvenida a todos los hermanos en este XXIV Domingo del Tiempo Ordinario! Y, ¿cómo no hacerlo si cada vez descubrimos un poco más cuál ha de ser nuestra actitud ante cada persona de nuestra historia personal de Salvación?
Hoy somos invitados a perdonar; no de palabra, sino de corazón; porque tenemos todos un mismo Señor -Jesucristo- que murió perdonando la incomprensión a su mensaje de amor y el furor y la humillación de una cruenta muerte, soportada para nuestra Salvación.

PENITENCIAL
ü Porque esperamos ser perdonados, pero nos gusta ‘perdonar sin olvidar’. ¡Señor, ten piedad!
ü Porque nos buscamos ‘otros señores’, dejando de lado al único Señor nuestro, Jesucristo, quien murió y resucitó por nuestra Salvación. ¡Cristo, ten piedad!
ü Esperamos ser tratados compasivamente; pero somos duros y rígidos ante las debilidades ajenas. ¡Señor, ten piedad!

MONICIÓN A LAS LECTURAS
Las lecturas de hoy nos presentan el tema del perdón. Enferma nuestra alma por el pecado, se requiere del perdón para sanar. Y, porque el Señor murió y resucitó para nuestra Salvación, debemos disponernos a perdonar a los demás tanto como esperamos ser perdonados.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.           Porque necesitamos que nuestra Madre, la Iglesia, sea lugar propicio al perdón por cuanto ella ha recibido la misericordia de Dios, oremos.
2.           Porque nuestra Madre Tierra ha sido herida por nuestros abusos y egoísmo, que necesitamos corregir, oremos.
3.           Porque se hace necesaria la reconciliación de todas las naciones, de sus ciudadanos, de sus gobernantes y responsables, oremos.
4.           Porque hay muchos ‘pequeños’ necesitando nuestra sensibilidad hacia ellos y nuestra atención a sus necesidades, oremos.
5.           Porque arrastramos perdones retenidos y ofensas no olvidadas, oremos.
6.           Porque necesitamos vivir en armonía, sin cuentas que llevar a los demás, sin temor por las deudas que no se nos han perdonado, oremos.
7.           Porque muchos han sido verdaderamente ofendidos o dañados por algunos y no logran perdonar y olvidar su dolor, oremos.

OFERTORIO
Presentamos lo que el hombre puede dar, el fruto de su trabajo, el pan y el vino. Esperamos lo que Dios nos ha de dar, el pan de Vida, el cáliz de Salvación. Por tanta generosidad, ¡gracias, Señor!


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