IV Domingo de Pascua, 7 de mayo de 2017


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Seguimos
celebrando con gran alegría la Pascua del Señor. Hoy, el Resucitado, se nos
presenta como el Buen Pastor que nos invita a vivir, creer y confiar en Él, que
siempre va delante de nosotros, dispuesto a ayudarnos a alcanzar la vida
eterna. Jesús mismo se definirá también como la Puerta de entrada al cielo.
Conoce a cada persona particularmente y está dispuesto a todo por llevarnos a salvo
con su Padre.
PENITENCIAL
·
Porque
olvidamos vivir según el bautismo recibido, en constante camino de conversión a
Dios. ¡Señor, ten piedad!
·
Porque
creemos que, salvados por Jesús, podemos hacer lo que sea, sin consecuencias. ¡Cristo, ten piedad!
·
Porque
creemos que da lo mismo seguir a cualquiera que nos llame. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- En la primera
lectura, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, Pedro convoca y anima a los
judíos, a quienes ofrece la Salvación según el camino de vida del Señor Jesús. Allí
y entonces aceptaron la Palabra de Dios y se convirtieron y bautizaron tres mil
personas. ¿Aceptamos nosotros, aquí y ahora, el mensaje de Cristo?
SALMO.- El Salmo 22 ha
sido muy difundido por su belleza. Nos lleva a alabar a Aquel que es nuestro Buen
Pastor, que nos guía a la eterna felicidad. Lo hace describiendo situaciones comunes
de alegría, tristeza, seguridad o preocupación de la vida de cualquier persona.
SEGUNDA.- La segunda
lectura, tomada de la Primera Carta del Apóstol San Pedro, refiere cómo la
muerte de Jesús buscaba nuestra muerte al pecado y nuestro vivir para la
justicia. Siendo su sacrificio intachable y perfecto, en sus heridas hemos sido
sanados para que nos convirtiéramos a quien nos guarda y pastorea para
llevarnos a la Patria Celestial.
EVANGELIO.- El Evangelio de San
Juan nos revela al Señor Jesús como pastor
bueno –que conoce, cuida y guía a sus ovejas- y como puerta –por la cual entramos a la vida perfecta. Y, por cuanto no
es el único que nos llama, conviene estar atentos para seguirlo solo a Él, que
nos llama por nuestro propio nombre, pues nos conoce bien.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Por la Iglesia. Para que nunca falten hombres y mujeres, chicos y chicas
dispuestos a dar su vida por el Evangelio. Pidamos al Señor para que no nos
falten sacerdotes. Roguemos al Señor.
2.
Por los que actúan como si fueran dioses. Por aquellos que tienen la mano
excesivamente dura para mandar o imponer sus ideas. Para que sean más
comprensivos con los que les rodean. Roguemos
al Señor.
3.
Por los que se han marchado lejos del camino de la fe. Para que vuelvan al
encuentro con el Señor. Pidamos por tantos padres que se preocupan de que sus
hijos hagan la comunión pero, luego, olvidan educarlos en la fe. Roguemos al Señor.
4.
Pidamos por los sacerdotes de nuestras parroquias. Para que escuchen y
prediquen a Jesús, Buen Pastor. Para que seamos sus colaboradores. Para que el
Señor les dé fuerzas para seguir adelante en el anuncio del Reino de Dios. Roguemos al Señor.
5.
Por todas las madres, para que el Señor les conceda amor, paciencia, capacidad
de perdón y de servicio inagotables, de modo que nos sintamos amados por Dios a
través de ellas. Roguemos al Señor.
6.
Por las madres que ya no están. Roguemos
al Señor.
7.
Por los niños y jóvenes que recibirán el Cuerpo de Cristo por primera vez durante
estos Domingos, para que dispongan sus corazones y sus vidas para recibir al
Señor Jesús. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Señor, con este cayado queremos
darte gracias por nuestros sacerdotes, quienes nos invitan a escuchar tu
Palabra y a seguir tus caminos. Protégelos y fortalécelos para que su presencia
y ejemplo nos animen a creer más en Ti.
2.
Señor, con esta lana, queremos
simbolizar nuestro deseo de seguirte. Si Tú eres el Buen Pastor, nosotros somos
ovejas que queremos ser felices con aquello que Tú nos das y Tú nos prometes. Queremos
recibir con ansias tu Palabra y ponerla por obra.
3.
Presentamos este pan y este vino para darte gracias por alimentarnos
con la Eucaristía, que nos capacita para relacionarnos contigo en nuestro cada
día y con los hermanos.
ACCIÓN DE GRACIAS
Gracias,
Señor, por estar siempre dispuesto a conducirnos por caminos de amor y de paz
auténticas hasta llegar a la eterna morada. Amen.
Comentarios
Publicar un comentario