Misa de Grado, 24 de abril de 2017, X:XX am-pm
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenas tardes, hermanos y hermanas! Les damos la más
cordial bienvenida a esta Celebración en la que un grupo de estudiantes de
XXXXXXX queremos agradecer nuevamente a Dios su Presencia misericordiosa en
cada momento de nuestras vidas. Por lo demás, confiamos en que su auxilio se
hará presente en nuestro desempeño profesional en diversas carreras, a saber:
XXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXX. Hoy agradecemos a tantos
familiares y amigos que constituyeron impulso para que pudiéramos llegar hasta
aquí, sosteniendo nuestra decisión y empeño personales. ¡El Dios de la infinita
Misericordia los bendiga a todos!
Lejos
se encuentra la dolorosa Pasión porque hemos descubierto que el Mesías ha
resucitado, hecho que la primera comunidad cristiana anunciará con audacia y
valentía. Era preciso que nacieran de nuevo para que pudieran trascender del
miedo y el dolor físico para que percibieran y reflejaran la realidad de la
Resurrección, que libera y da valor para actuar ‘según el Espíritu’. ¡Seamos
causa de bendición! Dejemos que la misericordia nos ayude a hacer más humano
este mundo y demos, así, los mejores frutos.
¡Llenémonos de gozo y demos la bienvenida a
los Graduandos!
PRIMERA LECTURA
El testimonio de la experiencia de Dios es
importante para incentivar la fe de
otros; sin embargo, es nuestra actitud diferente, convertida a Dios, la que
arrastra a otros a seguir al Señor. De los Hechos de los Apóstoles se nos
narran momentos de fuerte persecución, confianza en el Señor y su actuar a
favor de los suyos, que testimonian su vivencia con alegría.
SALMO
En Jesucristo todos somos hijos del Padre. El
proyecto de Dios se hace patente en esta hermosa alabanza que nos anima a
trascender de lo físico, material o histórico y a descubrir la realidad
espiritual a la que se refiere el salmo 2: humana y físicamente despreciado,
nuestro Señor reina y nos ha obtenido la Salvación.
EVANGELIO
Dos realidades coexisten en el ser humano:
una material, física, y otra espiritual. San Juan nos plantea el singular
encuentro del fariseo Nicodemo con Jesús, ocurrido en la oscuridad de la noche,
porque aquel tenía miedo. Sorprendido por lo que Jesús le dice, Nicodemo se ubica
solo en la realidad física, sin poder comprender la existencia de su ser
espiritual, que necesita ‘nacer de nuevo’ del agua y del Espíritu.
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