V Domingo del Tiempo Ordinario, Misa Familiar, 5 de febrero de 2017
MONICIÓN
DE ENTRADA (Se puede tomar una opción; la segunda
la pueden hacer los niños)
¡Muy buenos días, hermanos! Sed todos
bienvenidos a la Eucaristía de este Quinto Domingo del Tiempo Ordinario. El
Señor nos llama a dar testimonio de vida con nuestras actitudes sencillas,
confiadas, dispuestas para que el mismo Dios obre y transforme cada corazón,
como habrá hecho con el nuestro. Jesús quiere que llevemos su Luz, su mensaje,
su ejemplo de vida con alegría y entusiasmo a todos.
V
Domingo Ordinario
La luz
del justo brillará en las tinieblas
No
temerá, pues confía en el Señor
Él
deja actuar al Espíritu
Quien
lo ve, se alegra e ilumina
PENITENCIAL
1. Porque no nos esforzamos por amar y servir
al prójimo, ni siquiera al que vive con nosotros. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque pretendemos servirte cuando sepamos
mucho de la Biblia, la tradición de la Iglesia o sus grandes maestros,
olvidando que nos pides básicamente amar. ¡Cristo,
ten piedad!
3. Porque nos contentamos con medio evangelizar
separando la fe y la evangelización de nuestra forma de ser, con lo cual perdemos
las riquezas con que nos dotaste para ser luz y sal de la tierra. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Invitados hoy a ser sal de la tierra y luz para
las personas, la Palabra expresa lo que debe causar la enseñanza de Jesús en
nosotros: viviendo alegres, seguros y confiados en el Señor, al llevar su
mensaje seremos auténticos y creíbles y podremos contagiar a todos.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por el Papa Francisco y por todos los
bautizados. Para que vivamos el compromiso de experimentar una fe vivificadora
y llevar la Luz de Cristo a todos los corazones. Roguemos al Señor.
2. Mucha gente pasa necesidad porque son pobres,
tienen hambre o cualquier tipo de
necesidad básica. Para que les ayudemos con alegría y respeto Para que,
humildes y esperanzados, ellos reciban el auxilio que se les ofrece. Roguemos al Señor.
3. Por los que creyeron que tener fe y seguir a
Jesucristo era poner una cara larga y negarse a las alegrías de la vida. Para
que aprendan a llevar a Cristo con alegría y entusiasmo. Roguemos al Señor.
4. Por quienes viven su fe sin profundizarla;
por quienes se conforman con lo aprendido en el catecismo; por quienes enseñan
una fe distorsionada. Roguemos al Señor.
5. Por todas aquellas personas que nos ayudan a
crecer en la fe y se esfuerzan en educarnos: nuestros padres, hermanos y demás
familiares, nuestros docentes, catequistas y sacerdotes. Roguemos al Señor.
6.- Por nosotros, y por los niños, niñas y
jóvenes de todo el mundo, para que, haciendo caso de Jesús, descubramos la sal que
se nos ha confiado y la luz que nos ha dado Cristo y las entreguemos allí donde
estemos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Cumplimiento
de nuestras obligaciones personales, testimonios
de la acción de Jesús en nuestras vidas, convicción
de Él, disposición a practicar la
misericordia y, ¿por qué no?, hasta contar
chistes buenos: Esa es la sal que te
ofrecemos, Señor. (Niño/a con cartel con los verbos y
sustantivos destacados.)
2. La fe verdadera es auténtica luz que muestra el camino correcto,
alerta de peligros y nos aclara la mirada espiritual para poder ver a Dios en
cada persona, en los hechos de nuestra vida y sobre la mesa eucarística. La
entregamos con este cirio encendido y bien cuidado. (Un/a niño/a porta el
cirio que han encendido la catequista y los padres; le acompañan dos más –uno a
cada lado- cuidando que no se apague. La entregan los tres).
3. Alegría y seguridad para el alma, esperanza
en medio del dolor, fortaleza para seguir adelante, siempre adelante, confiando
en el Señor… Esto es lo que nos ofrece la Eucaristía en el mismo Jesús,
presente en estas especies de pan y vino
que entregamos, como quien entrega su propia vida.
¡Gracias, Señor!
ACCIÓN
DE GRACIAS
Gracias, Padre Bueno, que nos has dado en Jesucristo
cuanto necesitamos para se bienaventurados y llevar su Reino a todas las
personas. Amén.
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