Eucaristía de la Natividad del Señor, Misa de Gallo, 24 diciembre de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a
los hombres y mujeres que ama el Señor! Llenos de gozo, les damos a ustedes la
más cordial bienvenida a esta Eucaristía donde daremos gracias a Dios en la
vigilia de la Navidad. El ser humano perdió conciencia de cómo llegar a Dios
Padre. (Se apagan las luces)
Por eso, el Señor supo que debía venir Él mismo
al mundo para enseñarnos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, cuál
era el camino. Así, Dios envió a Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida,
(entran tres niños con tres velitas) Aquél que nos habría de rescatar de la
muerte y restablecer nuestra amistad con Él, en la fragilidad de un pequeño
Niño.
Esta promesa se renueva cada día y, muy
particularmente hoy, a través de todo aquello que nos llena de paz, esperanza y
compasión hacia los más necesitados y que mueve nuestra fe en el Dios-con-
nosotros, de la mano de María, la primera adoradora y servidora del Dios
Redentor.
Dispongámonos, pues, a celebrar con profunda
alegría. Recibamos al
celebrante. (Se terminan de encender
las luces y el coro canta)
PENITENCIAL
1. Vino a los suyos y los suyos no Le
recibieron. Pedimos perdón porque cerramos al Señor nuestro corazón,
despreciando su Presencia. Señor que has
nacido, ¡ten piedad!
2. El Verbo se hizo carne. Hoy pedimos perdón
porque nuestras palabras no siempre hablan como nuestras obras y nos quedamos
en palabras muy bonitas, pero nada más. Señor
que has nacido, ¡ten piedad!
3. Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su
Hijo único en Navidad. Pedimos perdón porque nosotros también nos fijamos en lo
que luce, en lo que se ve, en la apariencia, corriendo el riesgo de olvidarnos
del amor que Dios derramó sobre todas y todos en la primera Navidad. Señor que has nacido, ¡ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Pertenece a Isaías nuestra Primera Lectura.
Causa asombro lo que el Príncipe de la paz logrará, aunque también nos
asombrará la enorme carga que habrá de soportar sobre sus hombros. ¡Un Niño nos
ha nacido! Descendiente de David, en el Emmanuel reside la plenitud, la
justicia y la paz.
SALMO.- El salmo 95 es un canto de
alegría: Dios reina sobre toda la Tierra, sobre todas sus criaturas. Todo y
todos hemos de alegrarnos ante este acontecimiento: El Señor llega y nos trae
justicia y verdad.
SEGUNDA.- La Carta del apóstol san Pablo
a Tito nos animará a estar conscientes que la gracia de Dios que nos ha llegado
en Jesucristo -Hijo único del Padre, nuestro Salvador- nos debe llevar a actuar
de manera diferente, según la Voluntad de Dios. Es la mejor manera de aguardar
su segunda venida.
EVANGELIO.- El Evangelio de Lucas
nos refiere cómo nació Jesús, en condiciones difíciles, pero colmado de amor. Jesús
no tuvo –como se acostumbra ahora- ‘baby shower’. Tampoco José o María lo
pusieron a la orden de los vecinos. Jesús tuvo ángeles como mensajeros para
hacer este anuncio, sólo que se hizo –primeramente- a los pobres y excluidos, a
los pastores. ¡Tenemos mucho que aprender!
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Para que la Iglesia transmita a las futuras
generaciones el gran Misterio de la Navidad, un Misterio que es Dios en medio
de nosotros. Para que sepa expresar en palabras nuestras lo que encierra. Roguemos al Señor.
2. Por nuestro Papa Francisco para que,
fortalecido por el Espíritu Santo, sea fiel cumplidor de la particular y
comprometedora misión de ser ejemplo de Misericordia.
Roguemos al Señor.
3. Clamamos tu Misericordia, Señor, para
nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas. Queremos que experimenten un
encuentro vivificante con el Emmanuel y su mirada sane sus vidas. Que sean
colmados de ternura, esperanza y fe contagiosas. Particular intención por
Rubén, Severiano y José Manuel. Roguemos
al Señor.
4. Recordemos a los cristianos de Tierra Santa,
a los habitantes de Belén, primeros receptores del amor tierno y sencillo del
Dios-con- nosotros. Roguemos al Señor.
5. Por las familias que se han reunido para
celebrar, para que reine la alegría y la reconciliación y se gocen adorando al
Niño Dios. Así recibirán el don precioso de la Paz. Roguemos al Señor.
6. Por las familias que se han destruido o
están próximas a serlo, para que descubran en el Belén las posibilidades de
recuperarse, e intenten vivir unidos y en amor. Roguemos al Señor.
7. Por todos quienes lloran la ausencia de un
ser querido. Para que descubran cuán pequeña puede ser su soledad al contemplar
al que fue dado a luz, en total humildad, pero que nos trajo a todos la
Salvación. Roguemos al Señor.
8. Por nosotros, para que nos convirtamos en
testigos vivientes del más grande milagro que podamos presenciar: la
transformación del pan y el vino en tu Cuerpo y Sangre, Señor, y Te adoremos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
En este momento tan significativo de la
Nochebuena, Señor, te presentamos estas ofrendas para alabar tu grandeza:
1.
LUCES
Por cuanto tú, Señor, eres la Luz del mundo, te
entregamos nuestro deseo y nuestro compromiso de que nuestras vidas siempre
estén bañadas por tu Luz.
2.
(PAPÁ Y MAMÁ PORTANDO LAS FIGURITAS DEL NACIMIENTO, LOS HIJOS PORTANDO LA
BANDEJA CON LA COMIDA: PAN DE JAMÓN Y HALLACA)
Te presentamos, Señor, nuestras tradiciones más
auténticas de Navidad: por una parte, la representación del primer Belén
–expresión de nuestra voluntad de ser, también, Sagradas Familias; y, por la
otra, la comida que se comerá hoy en muchas mesas venezolanas –expresión del
más profundo anhelo de unidad y prosperidad para la familia venezolana.
3.
(LUCES custodiando al PAN, CÁLIZ, NIÑO, VINAJERAS, UVAS)
Cada niño o niña que nace nos recuerda la
grandeza del amor de Dios, que quiso hacerse uno de nosotros para poder
entregársenos como el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación. Por eso, en esta
ofrenda, te entregamos nuestra gratitud por Tu sacrificio, así como nuestro
deseo y nuestro compromiso para que nuestras vidas sean, también, fuente de
Misericordia, pues nos alimentamos de Ti.
Por todo esto, ¡GRACIAS, Señor!
ORACIÓN FINAL
¡Gracias, Padre, por darnos a Jesús, tu Hijo
amado!
¡Gracias, Jesús, por querer compartir nuestra
pobre humanidad para enaltecerla con tu nacimiento en medio de nosotros, para
nuestra Salvación!
¡Gracias, Espíritu Santo, por cubrir con tu
sombra a María y engendrar en su vientre virginal el Amor nuevo para la
humanidad nueva!
¡Gracias, María Santísima, por colaborar con
Dios en el cumplimiento de su Plan de Salvación! ¡Gracias por hacerlo sin
intentar ser Dios, sino humilde Sierva!
¡Gracias, José, esposo justo de María, padre
adoptivo de Jesús, obediente y
dispuesto para el Señor!
¡Gracias, Pastores, por tener oídos abiertos y
corazón de adoradores del Dios-con-nosotros!
¡Gracias, Reyes Magos, por distinguir cuál es
la verdadera manifestación de Dios entre nosotros! ¡Gracias por entrar al
Camino de Salvación!
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