XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, 30 de octubre de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días para todas y todos! Hemos llegado al penúltimo día del mes de
octubre y al XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, que nos invita a descubrir el
gran amor de Dios por la creación toda y, de manera muy especial, por cada
persona. Y por eso está dispuesto hasta a hacerse encontradizo, para que
podamos gozar de su Misericordia infinita.
Ante
el creciente relativismo religioso, que va debilitando nuestra fe y nuestra
vida cristiana, hemos de alabar la ternura de nuestro Dios y buscarle con mayor
interés y entusiasmo. No se nos invita a descubrir un ‘más allá’ lleno de
oscuridad sino a una Persona, Jesucristo, que se acerca especialmente a los más
pequeños para entrar en sus vidas y transformarlas. Tal y como ocurrió con
Zaqueo, hombre inquieto pero alejado de Dios en su pecado, a quien Jesús se
acercó y le tendió su mano para que dejara atrás esa vida causante de tanto
dolor. Y Zaqueo cambió.
PENITENCIAL
1.
Porque consideramos lo creado como propiedad nuestra y nos sentimos en libertad
de destruirlo. ¡Señor, ten piedad!
2.
Porque nos alejamos de Dios y de las personas; evitamos actuar como Jesús
actuaría. ¡Cristo, ten piedad!
3.
Porque condenamos a quien se equivoca y le negamos la oportunidad de mejorar y
cambiar, de convertirse a Dios. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El
autor sagrado no entiende muchas cosas. Sin embargo, el Libro de la Sabiduría trata
de expresar que cuanto existe es obra del amor del Dios de la vida, que ama el
orden y es compasivo y vivificador y está lleno de ternura por cuanto ha
creado. Luego Jesús nos descubriría que Dios es ‘Padre’.
SALMO.- El salmista
reconoce a Dios por su justicia, fidelidad y bondad, fortaleza, ternura y
verdad, el que obra prodigios. Descubramos, al orar seguidamente con el Salmo
144, la inmensa riqueza de sus obras, reveladas a todos en Jesucristo, nuestro
Señor, expresión viva de la ternura de Dios.
SEGUNDA.- Comenzamos
la lectura continuada de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses. ¿Qué
debe cambiar para un cristiano ante el eventual anuncio de un inminente fin del
mundo? ¡Nada! Porque éste debe tener la tranquilidad de vivir según Cristo
Jesús lo enseñó, glorificando el nombre de Dios, haciendo el bien, dando
testimonio y aceptando la divina Voluntad.
EVANGELIO.- San
Lucas nos presenta el sensible y transformador encuentro entre Jesús y Zaqueo,
hombre con sed de Dios que deja atrás su vida de pecado por ganar al Señor,
quien lo visita. Nos contentamos con encontrarnos con Cristo en el templo, pero
Él también quiere que lo encuentren los que están afuera, un poco lejos, pero
que saben de su existencia. Si actuamos cristianamente y hablamos más de Él ayudaremos
a estos encuentros.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
La Iglesia ha de ser fuerte, visible a todos y cercana. Para que en ella todos tengamos
acogida y encontremos respuesta al estilo de Jesús. Roguemos al Señor.
2.
Los gobernantes llegan a creer que tienen más derechos y menos deberes. Para
que entiendan que deben ser palabra y mano abierta para ayudar a los pueblos. Roguemos al Señor.
3.
A veces nos sentimos tan malos que llegamos a creer que no recibiremos la
Misericordia divina. Para que todos descubramos y sintamos el amor de Dios que
nos anima a cambiar. Roguemos al Señor.
4.
Muchos niños aprenderán que hay días permitidos para hacer el mal o que el
Maligno es una caricatura irreal. Por quienes participarán en celebraciones de
Halloween para que descubran que allí no está Dios, el que los ama en verdad. Roguemos al Señor.
5.
Muchos niños necesitan que sus mayores les comuniquen su experiencia del mundo,
de su fe. Para que los padres se den tiempo para hablar de esas realidades que
los medios de comunicación prefieren ignorar, como la fe. Roguemos al Señor.
6.
Por los niños y jóvenes que participan en las catequesis parroquiales para que
descubran la mano amiga de Jesús, nuestro Señor. Roguemos al Señor.
7.
¡Tantos que amamos ya no están! Para que el Señor conceda el gozo eterno a los
difuntos y paz y entusiasmo a sus seres queridos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Es día de sentidos para ver, escuchar, sentir y actuar. Por eso queremos
entregarte nuestra mirada (Un
niño/a mirando hacia abajo y que cambia su mirada para descubrir a Dios) para encontrar la de Jesús,
nuestras manos (Un
niño/a da la mano a alguna persona y la anima a acercarse al altar, como lugar
de Dios) y nuestro corazón
(Un niño/a camina al encuentro de su familia y todos se
unen en un abrazo).
2.
Para vivir esa experiencia de encuentro, de sentidos y de amor; para actuar
como quien recibe a Jesús en su casa, entregamos el pan y el vino que serán nuestro Alimento en el camino de la
vida. ¡Gracias, Señor, por hacerte presente en este altar y en nuestras
realidades personales!
ORACIÓN FINAL
Señor,
soy pequeño y me faltan fuerzas para sobreponerme a lo que el mundo me ofrece,
para buscar lo esencial e importante. ¡Ayúdame, Señor, a salir adelante y
dejarte hospedar en mi corazón! Amén.
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