MISA DE GRADO - XXX, 4 de octubre de 2016, X:XX am-pm
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenas tardes, hermanos y
hermanas! Sintámonos todos bienvenidos a esta Celebración en la que un grupo de
estudiantes de XXXXXXXXXX daremos gracias a Dios, una vez más, por su
misericordiosa presencia en cada momento de nuestras vidas. Reconocemos que Él
nos ha transformado e impulsado a profundizar en conocimientos, habilidades y
destrezas para la vida, así como en el desempeño profesional que hemos de
desplegar en adelante dentro del ejercicio de diversas carreras. En
consecuencia, es oportuno que pidamos al Señor
que bendiga abundantemente a nuestros familiares y amigos, por cuanto
ellos han constituido instrumentos de estímulo y soporte para llegar hasta
aquí.
En este día, la Palabra de Dios nos recuerda que entre
Dios y cada uno de nosotros existe una relación que se origina no en nuestra
voluntad o por intermedio de persona alguna sino, más bien, en el llamado de
amor que Él nos dirige. Es importante cuidar la manera en que respondemos a ese
llamado. Escucharemos lo conveniente que es el activismo religioso alternado
con la escucha y contemplación.
¡Con gozo, demos la bienvenida a los
Graduandos!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: Es bastante claro el apóstol san Pablo, en su
Carta a los Gálatas, al afirmar que su misión no obedeció a decisiones humanas
sino que él fue llamado por el Señor mismo, quien lo escogió para que lo
anunciara a los pueblos que no lo conocían. También nosotros fuimos escogidos
por Dios para conocerlo y darlo a conocer desde el día de nuestro bautismo.
SALMO: La
relación del creyente con Dios ha de ser personal e íntima. Él es quien le ha
dado la existencia y le conoce profunda y totalmente. La contemplación del
misterio divino se encuentra con el misterio humano. ‘El que es’ está ante la
persona humana, que se siente asombrada e invadida de quien es pleno amor,
plena presencia. ¡Buen momento para orar!
EVANGELIO: Del evangelista san Lucas se nos relatará una
escena en que dos hermanas, Marta y María, se relacionan de manera bien
diferente con Jesús, quien les visita. La primera se dedica a preparar todo en
el hogar para atender al Visitante. La segunda, María, decide sentarse a sus
pies para escucharlo. Realmente, ambas actitudes han de alternarse en nuestra
relación con Dios: ni solo activismo religioso, ni solo contemplación.
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