XVII Domingo del Tiempo Ordinario, 2 de octubre de 2016

Ahora,
centremos nuestro corazón en el Jesucristo y entreguémosle todo lo que hay en nuestra
existencia para que Él tome las riendas u obre con poder. Vivamos este ratico
de visita al Amigo Fiel y celebremos que Él se nos entrega con todo su amor.
Hoy
la Palabra nos recuerda cuán importante es vivir nuestra fe, sin preocuparnos
tanto de su tamaño como de lo que ésta pueda producir: frutos de servicio y
amor. Una fe que nos da seguridad en Aquel que jamás nos desampara, porque Él
actuará en el momento acertado, no cuando lo queramos nosotros. Hemos de tener
confianza en que el Señor sí sabe lo que hace y su amor por nosotros es
permanente.
PENITENCIAL
1.
Nos resulta cómodo culpar a Dios de las situaciones de injusticia propias o
ajenas, en lugar de acudir a Él con total confianza en su Providencia. ¡Señor, ten piedad!
2.
Nos gusta vivir dando lástima a otros, desfigurando la imagen del cristiano,
que vive la alegría de fortalecerse en el Espíritu Santo por la fe. ¡Cristo, ten piedad!
3.
Tomamos al pie de la letra lo de la
espectacular fe que mueve montañas y dejamos de lado vivirla como la
pequeña semilla que crece día a día. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Con
frecuencia observamos injusticias, algunas atroces. El creyente puede asumir
dos posiciones: una, decir que Dios no existe o que no le importamos para nada:
otra, confiarse obstinadamente a Dios, esperar todo lo bueno de Él. La Primera
lectura de este día nos presenta al profeta Habacuc en momentos de gran dolor
por la injusticia que se vive. Dios lo tranquiliza: el injusto recibirá su
castigo.
SALMO.- Deberíamos
orar pidiendo la voluntad de Dios en nuestras vidas. Sin embargo, no nos gusta
escuchar su voz porque no queremos conocer su voluntad que, muchas veces, es
diferente de la nuestra. Hoy oraremos con el Salmo 94 que nos invita a escuchar
al Señor, postrar nuestras vidas ante Él, salir de nuestro ensimismamiento y
encontrarlo. Es la mejor manera de descubrir la verdad liberadora.
SEGUNDA: Continuamos
leyendo la segunda Carta del apóstol san Pablo a Timoteo, su discípulo. Tal y
como le aconseja, requerimos la ayuda del Espíritu Santo para obrar en sintonía
cristiana, manteniendo y engrandeciendo nuestra fe. Por lo tanto, debemos
llenarnos de su fuerza para vivir con fe y amor en Cristo Jesús. Este consejo
nos resulta de gran utilidad a nosotros hoy.
EVANGELIO.- Con
San Lucas se insistirá en el tema de la fe, que nunca es demasiado grande. Para
Jesús la verdadera fe tiene que estar al servicio de la comunidad;
lamentablemente, muchas veces queremos dar razón de nuestra fe con hechos
extraordinarios, pero es en lo ordinario, en lo común, donde podremos hacerlo.
No siendo cosa de magia, la fe ha de ser vivida en los pequeños hechos del cada
día, que la descubren porque transmite la vida en nuestros corazones.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Por la Iglesia, para que se sepa vivir la fe en el servicio a quien lo necesite
y para que comprenda que es en el humilde esfuerzo de cada día donde ésta mejor
crece. Roguemos al Señor.
2.
Por todos nosotros, bautizados, que tenemos que dar testimonio de nuestra fe,
para que aprendamos a hacerlo desde el servicio. Roguemos al Señor.
3.
Por quienes no tienen fe como para esperar el auxilio divino en sus situaciones
diarias de dolor, para que vivan experiencias a la luz del Espíritu que les
capaciten para confiar en Dios. Roguemos
al Señor.
4.
Por todos los que rezan el rosario con devoción, para que se constituyan en portadores
de confianza en esta oración de amor a María y de esperanza en el amor de Dios,
que escucha nuestras oraciones. Roguemos
al Señor.
5.
Muchos niños y jóvenes han perdido su fe en Dios y se proclaman ateos por
enseñanzas recibidas en páginas de la Web. Por sus padres y demás responsables,
para que encuentren el camino que lleva a Dios. Roguemos al Señor.
6.
Oremos por los enfermos, los que no tienen trabajo digno o vivienda, los que
están o se sienten solos y los que han perdido su libertad física o espiritual.
Roguemos al Señor.
8.
Por todos los difuntos, especialmente los que vivieron alejados de su fe. Roguemos al Señor.
OFERTORIO (Tres familias)
1.
La fe implica confianza. María confió sin medida. En el mes del Rosario hacemos
nuestras sus palabras, ‘Hágase en mí según tu palabra’, como una manera de
aceptar la voluntad divina en nosotros. (Se porta el cartel ‘Hágase
en mí según tu Palabra’ y se reza un Avemaría).
2.
Hemos plegado estas palomitas para recordar
la acción del Espíritu Santo como impulsor de nuestra fe, como motivador de
nuestro servicio en atención a Aquel en quien creemos. Al hacerlo, nos
comprometemos a servir porque creemos en Dios. (Cada miembro de esta familia lleva y ofrenda una
palomita plegada).
3.
Ofrendamos el pan y el vino porque
estamos convencidos de tu Presencia Eucarística por la acción sacerdotal.
¡Gracias, Señor, por nunca dejarnos solos!
ORACIÓN FINAL
Padre
amado, Tú nos lo has dado todo y esperas de nosotros, simplemente, que nos
abramos al misterio de tu amor. Danos la capacidad para vivir fuera del templo tu
Palabra y el Sacramento que hemos recibido. Amén.
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