MISA DE GRADO - XXX, 1 de octubre de 2016, X:XX am-pm
¡Muy buenas tardes, hermanos y
hermanas! Reciban la más cordial bienvenida a esta Celebración en la que un
grupo de estudiantes de XXXXXXXXXX daremos gracias a Dios, una vez más,
por su misericordiosa presencia en cada momento de nuestras vidas. Y lo hacemos
porque es Él quien nos ha transformado e impulsado a profundizar en conocimientos,
habilidades y destrezas para la vida, así como en el desempeño profesional que
hemos de desplegar en adelante dentro del ejercicio de diversas
carreras. Por otra parte, es oportuno que pidamos al Señor sus abundantes bendiciones para nuestros
familiares y amigos, por cuanto ellos han constituido instrumentos de estímulo
y soporte para llegar hasta aquí.
En este día, la Palabra de Dios nos lleva a reconocer la
importancia real de todo lo que vivimos. Nuestra fe está llamada a madurar para
que no sea relativizada a ritos y creencias sino redimensionada al encuentro
personal con Cristo Jesús, Nuestro Señor. Solo así amaremos su Presencia transformadora
en nuestras vidas, tal y como lo experimentó santa Teresita del Niño Jesús, cuya
memoria se celebra hoy. La Patrona de las Misiones supo descubrir personalmente
al Señor y seguir ese ‘caminito de fe’ en el amor, lo cotidiano, los gestos
sencillos, la sonrisa amable.
¡Es momento de estar alegres y dar la
bienvenida a los Graduandos!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: Nos encontraremos hoy con la inevitable
conclusión a que llega Job, un gran creyente, vividas tantas y tan variadas
experiencias de vida. Ya no habla de lo que ha oído, sino de lo que ha
vivenciado; de ese encuentro personal con el Dios en quien siempre creyó, pero
que, ahora conoce personalmente. Ya no es la suya una fe superficial o ritual,
de cumplimientos aprendidos; se trata, al fin, de la fe que se goza en
encontrarse con Dios.
SALMO: Hoy
oraremos con algunos versos del Salmo más extenso del Salterio, el 118, el cual
es una meditación sapiencial sobre las bondades de la Ley del Señor. Una y otra
vez, el salmista expresará su amor y fidelidad por ella, consciente de que el
Señor lo iluminará y consolará en medio de los dolores de la vida. Para él, la
Palabra de Dios es fuente de alegría y esperanza.
EVANGELIO: Muchas veces nos afanamos toda una vida en
conseguir un lugar de honor en la sociedad, porque nuestra mirada está puesta
sobre lo espectacular. Hoy, san Lucas nos recordará lo que Jesús le dijo a los
Setenta y Dos cuando volvieron encandilados
de su misión, en la que hasta los demonios se les habían sometido. Ellos
también estaban equivocados. Esas cosas ocurrirán, pero lo verdaderamente
importante es lo que se construye para la eternidad: sus nombres estaban
inscritos en el corazón
de Dios.
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