XVI Domingo del Tiempo Ordinario, 17 de julio de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días para todas y todos! (…)
Reciban nuestro más afectuoso saludo en el inicio de la Eucaristía del
Domingo Décimo Sexto del Tiempo Ordinario, día en que se nos invita a reflexionar
sobre nuestra actitud ante el que nos visita. Así, por ejemplo, las actitudes
de María y Marta nos traen la idea de trabajar para el Reino de Dios desde la
acción o la contemplación. La hospitalidad debe de ser distintivo de una casa
cristiana. Como Abraham, en la primera lectura, y a pesar de los sufrimientos
–como nos dice San Pablo en la segunda- o como la acogida que Marta y María
hacen a Jesús en su hogar, también nosotros hemos de testimoniar que en nuestra
cercanía y brazos abiertos es donde expresamos nuestra vida de fe. Porque acoger
al Señor y al prójimo, ser hospitalarios, son formas de manifestar y ejercitar
el amor.
PENITENCIAL
a) Porque no nos
importan los demás con tal de estar nosotros bien o tener lo necesario. ¡Señor, ten piedad!
b) Porque muchas veces nos acercamos solo a
quien la está pasando bien pero evitamos hacerlo a quien tiene dificultades. ¡Cristo, ten piedad!
c) Porque nos cuesta
intimar con el Señor en la oración y,
muchas veces, preferimos afanarnos en actos litúrgicos. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- En
la primera lectura, tomada del capítulo 18 del libro del Génesis, descubriremos
la respuesta de Dios ante nuestra generosidad. En efecto, el Señor visita a
Abraham, quien tiene excelentes gestos de hospitalidad para con quien le
visita. Dios le premia con el tan anhelado hijo, Isaac.
SALMO: Dios
quiere que quienes le siguen tengan actitudes de acercamiento y amor profundo,
expresadas según la mentalidad de su tiempo en los versos del Salmo 14 con que
oraremos. Una casa, un hogar, debe ser aquel en que se viva el amor, la armonía
y el respeto mutuo, contribuyendo todos con su ejemplo y esfuerzo a construir
un ambiente de paz, tal y como sabemos que será la casa de Dios.
SEGUNDA.- La
frase ‘en las buenas y en las malas’
define muy bien la experiencia que se nos relata en la Carta a los Colosenses
de san Pablo. Solo comprendemos a cabalidad el dolor de otros cuando también
nosotros lo vivimos. Por eso el Apóstol se alegra por sus penas y sufrimientos,
con los cuales acompaña a Cristo en su Pasión, de quien, en consecuencia,
espera la gloria prometida. Hoy nos anima a hacerlo.
EVANGELIO.- Del
Evangelio de san Lucas se nos proclamará un pasaje muy aleccionador. Marta
pensó que el Señor quería una comida exquisita. María, en cambio, pensó que
Jesús quería comunicarles algo. La una, trabaja preparando todo. La otra recibe
al Visitante. Si bien la actitud de Marta era necesaria, la de María era la
mejor de todas. Activismo religioso y adoración al Señor. ¿Cuál elegimos?
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1) Por la Iglesia, casa
de acogida, con sede en cada uno de nuestros hogares y ambientes de trabajo o
actividad. Para que nos alimentemos de tu Gracia, Señor, y seamos fuente de
vida. Roguemos al Señor.
2) Por el Papa
Francisco, los obispos, sacerdotes religiosos y diáconos, para que primero
procuren las cosas del Señor y las enseñen así a los fieles. Roguemos al Señor.
3) Por los
gobernantes, que creen que el mundo se puede conducir sin Dios. Que ante el
sinsentido que esto genera lo busquen para que les ayude en las tareas que les
han sido confiadas. Roguemos al Señor.
4) Para que hombres y
mujeres entendamos que a todos nos corresponde ser Martas y Marías en nuestros
hogares, haciéndolos activos y orantes. Roguemos
al Señor.
5) Cuando el Señor
llama a nuestras puertas hemos de responder generosamente y dar auxilio a quien
lo necesite. Por eso entregamos al Señor las intenciones que nos han sido
confiadas y las nuestras, seguros de su escucha y respuesta. Roguemos al Señor.
6) Hay enfermos que
ya no visitan a sus amistades o familiares. Para que recordemos acercarnos a
ellos, escucharles, contarles cómo va el mundo y llenarlos de esperanza. Roguemos al Señor.
7) Rogamos al Señor
por quienes no tienen un techo propio. Roguemos
al Señor.
8) Finalmente, oramos por todos los difuntos. Agradecemos al
Señor por habernos enriquecido con la presencia en nuestras vidas de aquellos
que ya no están. Le suplicamos a Dios los colme de amor en la eternidad. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
·
Nuestra
casa representa un espacio de seguridad donde normalmente cubrimos nuestras más
elementales necesidades. Esta casa representa ‘el hogar’, lugar de acogida para
nosotros mismos y para quienes se acercan. Sabemos, Señor, de tus bendiciones.
·
Gracias,
Señor, por ser nuestro Alimento. Al disponernos para Ti, en acogida y
necesidad, te entregamos las especies en que te harás presente para colmarnos
de tu amor.
ORACIÓN FINAL
Padre Bueno, que te haces presente en nuestras vidas
de tantas maneras, danos un corazón sensible y disponible para recibirte
siempre, en quienquiera que te hagas presente. Amén.
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