Eucaristía última noche del Novenario de Isabel Quintero, 2 de agosto de 2016


 MONICIÓN DE ENTRADA         

¡Muy buenas noches tengan todas y todos! Nos encontrarnos  reunidos hoy en la Casa del Señor para dar gracias a Él por nuestras historias personales, por la vida que se manifiesta de muy diversas maneras.

         La liturgia de este día nos anima a reconocer la Presencia de Dios en nuestras situaciones de cada día, siempre dispuesto a auxiliarnos apenas nos volvamos a Él. Por eso nos encontraremos con unos discípulos asombrados y asustados ante la manifestación poderosa de Jesús -dueño y Señor de cuanto existe-, siempre dispuesto a tendernos su Mano para socorrernos. Y, tal vez, ese momento sea hoy para muchos de nosotros.  
Por otra parte, los familiares y amigos de Isabel Quintero queremos encomendarla en esta Eucaristía, la  gran oración,  al llegar  a la última noche del Novenario por su partida física de en medio de nosotros. Rogamos al Señor por su eterno descanso y la mantenemos presente en nuestros corazones, recordándola como una mujer trabajadora, alegre, honesta y de fe sencilla.  

MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA: La primera lectura  procede del Libro del Profeta Jeremías, concluyendo con una grandiosa afirmación de Dios, a quien creyeron lejano por el pecado cometido: ‘Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.’ Se expresa una promesa de restauración total, de perdón hacia ellos y de castigo hacia sus enemigos. El Señor jamás olvida en su dolor a los que ama; por eso los vuelve a reunir y los restablece.
SALMO: Oraremos con versos del Salmo 101. Ubicado en el tiempo del exilio en Babilonia, cuando Jerusalén y el templo se encuentran en ruinas y se experimenta un gran dolor nacional. La oración por un gran dolor personal se entrejunta con la súplica por la reconstrucción de Jerusalén, de su templo. Sin embargo, no se queda el salmista en la lamentación, sino que se profetiza la reconstrucción del santuario y el retorno de los desterrados. El verso responsorial da por hecho la intervención divina.
EVANGELIO: Jesús es siempre cercanía y presencia en medio de nuestras vidas. Se proclamará un pasaje del evangelista san Mateo que nos anima a mantenernos firmes en toda situación, tanto en las buenas como en las malas. Porque Él está con nosotros para alimentarnos, para darnos seguridad al emprender el camino, para socorrernos y llamarnos a fe, para curarnos, para encontrarnos en la oración, junto al Padre… ¡En todo momento y en todo lugar, Él es!

ORACIÓN DE LOS FIELES

1.   Por la Iglesia de Cristo para que aprenda a descubrirlo en cada necesitado, en los aciertos tanto como en los desaciertos, en los rumbos nuevos, cuando falle la fe, haya enfermedad, en la oración sencilla de cada día y en la Eucaristía.  Roguemos al Señor.
2.   Por nuestro Papa Francisco y por cada consagrado, por sus intenciones y necesidades; para que la Misericordia les caracterice cada vez más.  Roguemos al Señor.
3.   Oremos por los efectos que la Jornada Mundial de la Juventud pueda tener sobre cada joven y cada persona presente en ese evento de oración y amor fraterno.  Roguemos al Señor.
4.   Por las intenciones y necesidades personales de todos los aquí reunidos. Por los que sufren por la ausencia de sus seres queridos, por los que se sienten solos. Por quienes no han encontrado la paz y el perdón que Jesús nos dejó.  Roguemos al Señor.
5.   Oremos muy especialmente por nosotros en los momentos de dudas en la fe, para que invoquemos el Nombre de Jesús y recibamos su auxilio. Roguemos al Señor.
6.   Suplicamos al Señor por todos los difuntos, especialmente por Isabel Quintero, para que el Señor no les tome en cuenta sus faltas sino el amor de su Iglesia y haga que el testimonio de sus vidas mueva a otros a ser, cada día, mejores y más auténticos cristianos.  Roguemos al Señor.
7.   Oremos por quienes estamos recordando a un ser querido difunto. Así también oremos por Alicia, la hija de Isabel; por Pastora, su hermana, y  todos sus familiares, así como por quienes la conocieron y amaron. Que todos entendamos que esta ‘ausencia’ suya es parte de la vida misma y aprendamos a consolarnos y fortalecernos en el Señor.  Roguemos al Señor.

MONICIONES DEL OFERTORIO
Queremos alabarte, Señor, pues tu amor es grande:
1.  LUCES: ¡Tú eres la Luz del mundo! Llénanos de esa, tu Luz, Jesús.
2. FLORES: ¡Gracias, Señor, porque Tú eres la vida misma! Transforma nuestras vidas con el rocío de tu Espíritu.
3.  DEVOCIÓN: ¡Una plegaria jamás se pierde! Entregamos las oraciones de padres y madres, de abuelos y abuelas por quienes amamos y queremos que vivan siempre en Ti, Señor.
4.  ALIMENTOS: ¡Tú quieres que demos de comer al que no tiene! Como expresión de sacrificio y donación personal entregamos estos alimentos que hoy hemos tomado de lo nuestro para compartirlos.
5.  CÁLIZ Y VINAJERAS: Presentamos y recibimos el pan y el vino donde creemos que Tú, Señor, te nos entregarás como alimento para el alma y fortaleza en nuestro caminar.
Por todo esto,   ¡GRACIAS, Señor!

ORACIÓN FINAL

¡Gracias, Señor, por el amor entregado desde Aquel que se nos dio íntegramente en la Cruz. Ayúdanos a ser mejores personas cada día. Amén.

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